Voces de Chernobil.

Instituto de Estudios Superiores de Chiapas. Licenciatura en Psicología. Psicología y su contexto 1º semestre.

Alumna:

Martha Cristel López Aguilar

Catedrático:

Voces de Chernóbil

Y yo me pregunto, ¿a quién de nuestro mundo le importa Chernóbil y lo que ocurrió allí? Si fue hace tanto, y sucedió en otro siglo, en otra cultura y en un país que ni siquiera existe ya. Espero no ser la única que tenga interés, aunque este libro no trata del accidente nuclear en sus aspectos técnicos, sino de otras cuestiones más universales como el desamparo, el amor, la niñez, las familias rotas, el dolor, la resignación, la muerte –sobre todo incide en la muerte, en la que no debió de haberse producido, porque no estaba de pasar, si la chapucería no gobernara allí y aquí, dejando a las víctimas siempre a su suerte-, el mal ejercicio del poder, el pensamiento y el control totalitario, el engaño a un pueblo, el fraude del heroísmo. Comentar todas las vidas que se narran en este libro va a ser imposible; sin embargo, a ver si logro entresacar algunas en las que se refleje algo de lo que he nombrado. 

Es un libro muy denso y cuando lo vas leyendo notas como la historia va entrando dentro de ti es como si te metieras dentro del libro y vivieras tú en primera persona lo que está pasando.

Es un libro basado en una historia real escrito por Svetlana Alexievich donde se cuenta lo que paso en Chernóbil y por su puesto para los que no conocen existe al principio del libro una nota histórica que sintetizo más o menos así: la noche del 25 al 26 de abril de 1986 hubo un error no se sabe si humano o de la misma fabrica, pero todo mundo supone que humano, pero existen teorías y teorías, hubo una gran explosión en el reactor número cuatro y pues por consiguiente murieron cientos de miles de personas incluso hoy en día siguen muriendo a causa de la redacción por cáncer, problemas de huesos o malformaciones.

Como lo dice y recalca la misma autora este nuevo libro no es de Chernóbil si no sobre sus consecuencias las pasadas y las futuras sobre personas a las que les toco una nueva realidad que todavía existe sin comprender, estas personas son los sobrevivientes de la tercera guerra mundial nuclear. En este mundo hostil todo parece normal ya que el mal se esconde en bajo una nueva mascara  sin ser capaces de verla, oírlo, tocarlo ni olerlo ¿Por qué? Porque todo es letal para esas personas el agua, la tierra una manzana o la lluvia. Para describir todas esas voces nuestro diccionario como conclusión es obsoleto ya que no existe todavía la definición de todos esos sentimientos que vivieron los entonces habitantes de Chernóbil.

Como lo veremos más adelante, este libro nos incluye además testimonios inéditos hasta la fecha. Nos cuenta todo lo que ha pasado esa gente, como los desahuciaron de sus casas sin ni siquiera darles 5 minutos para recoger sus pertenencias o como que jamás podrán volver a sus casas porque por culpa de la redacción hasta dentro de unos 25 mil años no volverá a ser habitable la zona del accidente ahora esta zona se le llama mundialmente como la zona muerta. Se están estudiando casos porque la radiación no afecta a todas las personas de la misma manera, un claro ejemplo es las quimioterapias, si porque también esas son radiaciones, hay gente que se les cae el cabello, que les da vómitos o unas que no y citamos esto porque existe gente que pues todavía vive ahí gente mayor que vive en esa zona y que no le ha pasado nada que vive y vivirá toda la vida ahí y no les pasara nada y pues tal vez sea peligroso pero ellos como lo mencionan algunos monólogos las personas ya no tienen miedo de nada tiene más miedo del hombre a morirse o a quedarse sin nada porque realmente después de esta desgracia se han quedado sin nada lo más valioso que tienen en sus casas son almohadas lo menciona una víctima.

Realmente se sentían mal en otras ciudades lo que ellos querían era regresar a sus casa de donde eran su “patria” la llaman ya no saben de donde realmente don porque del lugar de donde ellos creen ese lugar donde ordeñaban donde plantaban sus patatas donde tenían un lugar importante, una familia pero sobre todo su vida misma.

En Bielorrusia nunca hubo una central nuclear, pero es sobre todo allí donde se están pagando, y muy caras, las consecuencias de la tragedia de Chernóbil. Ese pequeño país  de tan solo 10 millones de habitantes fue también uno de los que más sufrieron la II Guerra Mundial, durante la cual los alemanes destruyeron 619 aldeas bielorrusas con sus pobladores. Después de Chernóbil, se perdieron 485 aldeas y pueblos, 70 de los cuales fueron enterrados bajo tierra. Durante la guerra Bielorrusia perdió la cuarta parte de su población; hoy, el 20% de los bielorrusos vive en un territorio contaminado con todo lo que esto conlleva- enfermedades, el incremento de la mortalidad, el descenso demográfico, el sufrimiento de miles de personas.

Este libro en conclusión no habla solo de Chernóbil de cómo fue la explosión o como se produjo como todos los periodistas intentan plasmar en sus noticias sino las voces de aquellos que sufrieron aquellas consecuencias.

Svetlana Alexievich es periodista, escritora y ensayista bielorrusa nacida en 1948 en la Ucrania soviética, pero criada en la república de Bielorrusia (URSS). Se licenció en periodismo por la Universidad de Minsk y participaba en la revista local Neman, para la que escribía ensayos, cuentos y reportajes. Ha cultivado su propio género literario, al que denomina "novelas de voces", en el que el narrador es el hombre, la mujer, los niños corrientes que no son escuchados en ningún lado. Entre los premios recibidos destacan el Premio Ryszard-Kapuscinski de Polonia (1996), el Premio Herder de Austria (1999), el Premio Nacional del Círculo de Críticos de Estados Unidos por Voces de Chernóbil (2006), el Premio Médicis de Ensayo en Francia por Tiempo de segunda mano (2013) y el Premio de la Paz de los libreros alemanes (2013).

Es necesario recordar los antecedentes históricos para ubicar mejor los dramas que se relatan en el libro. En la noche del 26 de abril de 1986, varias explosiones destruyeron parte de la Central Eléctrica Atómica de Chernóbil, situada cerca de la frontera bielorrusa. Para Bielorrusia, con una población de 10 millones de habitantes, y dedicada especialmente a la agricultura, supuso una gran catástrofe, aunque la Central no estaba ubicada en su territorio. La radiactividad llegó hasta parte de Europa central y oriental. En Bielorrusia desaparecieron 485 aldeas y pueblos: 70 de ellos fueron enterrados bajo tierra y una de cada cinco personas ha vivido en un territorio contaminado (2,1 millones de individuos, de los que 700.000 son niños). Se produjo un descenso demográfico y la radiación fue el principal motivo; en algunas regiones la mortalidad superó a la natalidad en un 20%. Los materiales radiactivos y tóxicos que se liberaron fueron superiores a los de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki juntas; inicialmente murieron 31 personas y el gobierno (el país era entonces la Unión Soviética) tuvo que evacuar a 116.000 habitantes. Se mandó al lugar de la catástrofe a 800.000 soldados de reemplazo y «liquidadores» (limpiadores de la zona) y desde 1990 hasta 2003 perdieron la vida 8.553 de estos liquidadores. En el periodo de 1986 a 1998 el número de cánceres se disparó. Según Greenpeace, 270.000 casos fueron consecuencia directa de la radiación de Chernóbil, y de ellos 93.000 han sido mortales. También los problemas en diversos órganos o sistemas del cuerpo causarán muchas pérdidas durante las décadas siguientes.

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