Análisis de la obra clásica de Platón "La República".
Enviado por Carlos León • 22 de Marzo de 2017 • Tarea • 3.055 Palabras (13 Páginas) • 246 Visitas
Análisis de la obra clásica de Platón “La República”.
El escrito La república, del filósofo griego Platón, realizada en el año 380 a.C. expone a través de diálogos entre su maestro Sócrates y otros personajes, sobre la justicia derivada de la organización en las ciudades-Estado. En este caso, Sócrates discute la naturaleza de un Estado justo, con un ciudadano griego llamado Trasímaco.
Trasímaco postula que la justicia es una herramienta para beneficio del más fuerte (quien conforma al Estado) haciendo leyes en ventaja suya. Previamente, Sócrates refutaba la noción popular que define a la justicia como “hacer el bien a los amigos y el mal a los enemigos”, interviniendo Trasímaco al afirmar que lo justo es lo conveniente para el más fuerte, siendo el más fuerte quien gobierna de manera establecida. Con ello, lo justo es lo legal, con lo que el fundamento de justicia yace en la voluntad de quien sustenta el poder obrando en su beneficio. Pareciera que Trasímaco hace “apología” a la injusticia (término que resulta contradictorio para su afirmación, pero sólo es cuestión de semántica), aunque desde mi punto de vista, Trasímaco no estaría defendiendo dicha aseveración, sino criticando lo que solía considerarse justo debido a la aceptación por la sociedad de todas aquellas normas implementadas: La justicia nacía de la tendencia egoísta de quien regía el poder.
Sócrates al escuchar el razonamiento de Trasímaco, argumenta que los gobernantes se pueden equivocar y decretar leyes que vayan en contra de sus propios intereses y a favor de los gobernados. Trasímaco apela afirmando que quien ejerce el poder sabe acerca del arte de gobernar y, en consecuencia, no comete errores. Sócrates, acota, que si se trata de un arte, de un “saber hacer”, entonces, no buscará su propio beneficio sino el de sus gobernados, pues conoce la naturaleza de la justicia, y por lo tanto no puede sino obrar justamente (ambos estaban de acuerdo en que la justicia es un bien, pero discrepan sobre el tipo de bien).
Sócrates entonces objeta que todo hombre que gobierna jamás antepone su interés personal, por el de sus súbditos, siendo “lo justo” aquello que es conveniente para los gobernados; Para ello utiliza una analogía describiendo al gobernante como un médico, y al pueblo, como un enfermo, ergo, el médico (gobernante) sabe qué padece el enfermo (pueblo) y por lo tanto decide qué es lo conveniente para el enfermo, lo que supone una supuesta incapacidad del vulgo para decidir, siendo necesaria la dirección de una clase “superior”, según replica el pensador.
Entonces, Trasímaco considera al Estado (de quien emana la justicia) como una forma estructurada de dominación, y Sócrates, por el contrario, lo define como una sociedad organizada en donde el fuerte ayuda al débil o incapaz: Para Sócrates la dominación no posee una connotación negativa, pues los sometidos reciben más bien que mal.
Trasímaco supone como ideal ético la aspiración a una igualdad sin la imposición del criterio de unos cuantos que legislan en su beneficio. Sócrates, al contrario, propone como ideal ético y político el de un pueblo gobernado por una minoría imperante cuya capacidad deriva del poder que sustentan, obteniendo el gobernado ventajas y beneficios.
Con la República, Platón dio a conocer a través de diálogos escritos las teorías políticas que él creía necesarias para la reforma del Estado, sirviendo a la educación del pueblo y sus gobernantes en una época en la que Atenas estaba teniendo diversos cuestionamientos, como por ejemplo, qué es justicia y qué no lo es, por los sofistas (grupo de pensadores griegos de quien Platón era contrario debido a sus “trampas” dialécticas que pretendían enseñar la virtud al hombre) personificados en Trasímaco1.
Trasímaco expone una realidad social que aún en nuestros días, persiste, haciendo que la premisa de Sócrates parezca una utopía, aunque su concepción de justicia parece ser la ideal, dejando su legado en el pensamiento político de nuestra actualidad.
Perspectiva del Bien, una visión aristotélica Hablar del bien, es hablar del deber ser, Aristóteles nos plantea que el Bien gestiona el camino hacia el conocimiento y la verdad, siendo bueno aquella persona capaz de efectuarla mediante la bondad y la voluntad. Ya que toda acción y elección van enfocadas hacia el bien, existiendo diferencias entre sí de acuerdo sus fines. Por ejemplo, en la ENA el bien sobre la política, debe ser a lo general, mientras que el bien sobre la ética, lo es en lo particular, en este caso, el Estado procura los medios a razón de sus acciones hacia los individuos para que estos cohabiten y obtengan felicidad ó en su caso, satisfacción. La función del hombre es una actividad del alma de acuerdo a sus virtudes, pues bien, para el hombre, según Espinal (2008) existen tres tipos de bienes: los Externos del alma del cuerpo, que son aquellos como la riqueza, la estabilidad política-social y los honores; los de la Virtud, que son aquellos como la sabiduría, lo intelectual, la contemplación; y las del cuerpo, como la salud y el placer. Es por ello que la virtud se enfoca en funciones del alma, es decir, del bien, a través de la dianoética (según el grado de la experiencia para efectuarla en la función racional del alma) y la ética (conducta del hábito), por lo tanto, la virtud siendo una actividad del alma tiene dos directrices, como Aristóteles las plantea: lo racional y lo irracional. Entonces la virtud tiende a la elección, a las decisiones de acuerdo a estas directrices, ya que son la capacidad de dominio originada por lo racional desarrollada por medio del hábito para obtener Daena: International Journal of Good Conscience. 8(1)195-219. Marzo 2013. ISSN 1870-557X 198 posesión de aquello que frena los deseos, temores, emociones y sensaciones que radican en la conducta del individuo. Por otra parte, la virtud moral está relacionada con el placer y con aquello que causa dolor, a medida que las acciones buenas que causan placer, no causan dolor en ellas, siendo que la virtud está relacionada con éstas propias, es decir, con el placer y el dolor. La renuncia al placer es característica de aquel que es virtuoso y le genera placer cuando no se debe tratar, en este aspecto, la virtud dirige a la acción de realizar y elegir cual es lo mejor según el placer y el dolor, de esta forma existe la preferencia entre lo conveniente y lo agradable; mientras que la prevención y la aversión existe en lo vergonzoso y lo penoso. He aquí donde la voluntad del hombre aparece, ya que tiene como fin lo que es el bien al tener acción de acuerdo a la razón; así el que es bueno, califica y analiza bien las cosas adentrándose a lo perfecto y a lo suficiente, sin pedir ó hacer más ó pocas cosas. La elección adquiere un punto de partida fundamental dentro de la virtud, siendo ésta un proceso con genuino a la virtud a través de la razón, el análisis y la reflexión para llegar a un fin, es decir, al deseo y la voluntad, ya que las acciones voluntarias son escogidas por aquél que desea alcanzar un fin en particular, la del Bien; y así en el caso de las involuntarias, son elegidas por la fuerza e ignorancia, sin percatarse de los resultados o consecuencias de las acciones. Por otra parte, la prudencia reflexiona de lo que se puede alcanzar y la acción que va a llevar a cabo; en este aspecto, aquél que es prudente, analiza lo que no está en sus manos y es delimitado a sus propias posibilidades para llegar al bien; en tanto las pasiones y el placer, son deducciones sobre lo bueno y lo malo, a medida que las pasiones no son identificadas como virtudes, por el hecho que no se les juzga aquellos por sus pasiones, sino por sus virtudes, presumiendo que la virtud es un hábito. Para Aristóteles, la felicidad se encuentra dentro del placer, aquellos que buscan una vida de placeres, perciben la felicidad como resultado del placer, procurando no enfrentarse al dolor o por lo menos evitarlo o eliminarlo, mientras eligen aquello que les genere placer y no dolor, por ejemplo, el Libro Daena: International Journal of Good Conscience. 8(1)195-219. Marzo 2013. ISSN 1870-557X 199 décimo, De la felicidad de la ENA nos dice: “Podría pensarse que todos los hombres aspiran al placer, porque todos desean vivir, pues la vida es una especie de actividad y cada uno orienta sus actividades hacia las cosas y con las facultades que prefiere” (Pallí, 1988). Partiendo entonces de la virtud, de la voluntad, de la elección y los placeres; la liberalidad, se encuentra entre la riqueza y la colaboración en la distribución de ésta, ya que la virtud se vuelve propia cuando se hace el bien, que cuando se recibe, siendo aquél que es liberal proporcionando sus bienes en el momento exacto y con aquellos que le requieren. En cambio, aquél que es prodigo, da en exceso a quienes no debe, pues no sabe administrarse y quita a otros en contra de lo razonable, no es generoso, ni mucho menos noble, enriquece sus bienes y a los que no debería, pues le produce placer sus acciones. Por tanto, se vuelve incontinente, dejándose llevar por sus pasiones y placeres, actuando desconocidamente y sin fundamentos, según sus proporciones de acuerdo a lo que desea y se le permite tener. Principios del Estado En el texto de la República, Platón visualizó el modelo ideal del Estado, coadyuvando a lo que sería el camino correcto de éste. Autores como Pabón & Fernández (1949) y Alonso, Elisalde & Vázquez (1999) hacen mención acerca de la Polis como una sociedad del antiguo mundo griego, originada por la autoridad de varios jefes oikos en la creación de un gobierno de la polis ó ciudad-estado, lugar elevado en el cual eran localizados los principales edificios públicos a lo alto de la montaña de la antigua Atenas, su edificación tenía el fin de la virtud sobre la justicia del alma, adjuntándose Platón, si aquello era eficaz de acuerdo al gobierno que los constituía. Dentro de este Estado, todos los intereses plasmados en la organización, deberían ser los mismos hacia la sociedad generando intereses comunes sobre las preferencias particulares del gobernante, es decir, el bienestar Daena: International Journal of Good Conscience. 8(1)195-219. Marzo 2013. ISSN 1870-557X 200 social siendo una necesidad de aquellos individuos que integraban la polis como aquellos que integraban el gobierno. Es por esto que los intereses tanto privados como públicos, generaban a los propios individuos con proyectos, mejores logros, progreso y bienestar dentro de la polis; Fabián Mié (2005) nos menciona que un Estado Justo, es aquél donde sus ciudadanos se desarrollan adecuadamente a través de sus capacidades, talentos e intereses de manera virtuosa, donde la acción comunitaria prevalece con el fin de sostener la vida de los individuos. La propia esencia del Estado sería la satisfacción de las necesidades de los individuos que la integran a través de leyes que la rigen de acuerdo a la naturaleza del hombre. Por su parte, Guerrero (1989) nos menciona que un proyecto de bienestar, puede ser logrado cuando su desarrollo político se encuentra en un nivel elevado dentro del Estado y solo este trabaja mediante la razón y la voluntad de las políticas. Platón pensaba que dentro de estos sistemas, existen dos funciones principales dentro del Estado: la primera es la política, la cual tiene como objetivo, el resguardo de la seguridad de la República a través de las conductas y las acciones de los individuos interna y externamente a ella, así como invasiones extranjeras; y la segunda se refiere a la policía, la cual salvaguarda la felicidad del propio Estado en base a sus propias leyes estableciendo el orden entre los individuos, prevaleciendo su entidad política sobre la sociedad, misma que deberá innovar la forma de llevar bienestar y felicidad a su sociedad. Como podemos observar, se aplica un enfoque de justicia tanto para el Estado, como para sus ciudadanos; la justicia, teniendo como objetivo que todas las relaciones entre el hombre y sus acciones, sobresalga en la conducta de los individuos. En la República, Trasímaco ve al hombre justo humillado y derrotado por el injusto, por lo que Sócrates relaciona al hombre y al Estado de acuerdo a que el primero es feliz por la acción justa del segundo. En este aspecto, se identifica a la justicia como una virtud social y comunitaria donde habrá funciones comunes entre el Estado y los ciudadanos y establece que la justicia política que interviene dentro del Estado, es la construcción a base del Daena: International Journal of Good Conscience. 8(1)195-219. Marzo 2013. ISSN 1870-557X 201 razonamiento de los individuos que lo integran, a fin de obtener funciones favorables hacia estos últimos, entendiendo la importancia que tiene el Estado para mantener una ideología razonable que dependa de un gobierno filosófico (Mié, 2005). Por lo tanto, Platón visualiza una comunidad política justa para poder entablar buenas relaciones racionales entre los individuos, que les permita crear una sociedad política saludable, evitando aquellos que ignoren y rompan las layes, buscando siempre aquellos que las respeten, y por ende exista una sociedad sana a través de la voluntad partiendo de la división de justicia: la justicia universal, la cual busca proteger el bien en general a través de normas y leyes que regulen las acciones de los ciudadanos; y la justicia particular, la cual busca responder a las relaciones de los ciudadanos, lo cual permitiría una sociedad socio política, a la que deberán tener conocimiento de las acciones y de las normas que rigen las leyes, aquellos que se encuentren mejor preparados en el saber y el hacer. En este sentido la Educación se vuelve fundamental, ya que en los orígenes griegos, se conceptualizaba como la formación del individuo a favor del Estado y para el Estado (Pabón & Fernández, 1949); la aparición de los guardianes del Estado emergen, ya que identifican al amigo del enemigo y tienen la necesidad de adquirir conocimientos justos y buenos para poder gobernar el propio Estado, lo cual la idea Platónica toma sentido, ya que para aquellos que se preparan en la filosofía del Bien y de lo Justo, suelen ser los ideales para gobernar, ya que poseen un conocimiento amplio y de ideas que llevan al Bien, el que conoce la virtud, adecúa en su educación, servir al Estado a través de buenos hábitos. Entonces, la educación filosófica de quienes gobiernan, se refiere a la línea formativa virtuosa, de los cargos políticos extensos y hacendosos que permiten servir a la sociedad; sin menospreciar al conocimiento de la administración y de la organización política fundamentada por las leyes y normativas que prevalecen en el Estado; en este sentido, existen seis tipos de regímenes políticos divido en dos sistemas: en primer lugar se encuentra el sistema justo, en el cual interviene la monarquía o la Daena: International Journal of Good Conscience. 8(1)195-219. Marzo 2013. ISSN 1870-557X 202 gubernatura por una sola persona; la aristocracia o donde gobiernan sólo los mejores; y la democracia, que es el un dominio alterno y caprichoso de diversas clases y tendencias. En segundo lugar se encuentra el sistema injusto, en el cual se encuentra la tiranía o la oposición a la monarquía; la oligarquía, oposición a la aristocracia en donde el poder está en manos de aquellos privilegiados que carecen del sentido analítico, y la Demagogia, que es la oposición a la democracia. Viendo las fuerzas que prevalecen tanto en un sistema como en el otro, podemos mencionar que el comunismo participa en las funciones públicas del Estado con el fin de servir a los demás, mientras que la tiranía, afecta al hombre político después de haber obtenido poder y lo ejerce de manera errónea sobre el Estado a través de sus deseos y placeres de forma voluntaria e involuntariamente causando daño en la sociedad, y procurando siempre terminar con todo aquel que le cause dolor, es decir, infelicidad, generando en sí mismo temor y refugiándose siempre de otros para sentirse privilegiado. Es por esto que se es necesario identificar la teoría de la ley estatal con la ley física, donde el individuo puede actuar sobre las voluntades del Estado, anexar, eliminar o reformar leyes y normas sobre su constitución de acuerdo a su conveniencia cuya obligación de acatar éstas mismas; por esta razón Platón se opone a dicha acción, que efectúa la acción y poder de la autoridad sobre el ciudadano, razón por la que la Política debería influir sobre lo anterior, que de acuerdo a la Real Académica Española, RAE (2013), proviene del latín politicus y del griego politikos, que significa "civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o de los asuntos del ciudadano", enfoque basado en los orígenes de Platón, quien nos muestra que es el arte de tratar a los hombres a través de la justicia y la felicidad del Estado por parte de quien la gobierna. Encauzados dichos principios, la República cimenta la construcción de una sociedad política con ayuda de la educación vista desde el Estado, con el fin de ampliar el dialogo sobre la justicia política en contra de los intereses particulares mediante una crítica de carácter coherente y razonable, de acuerdo a cada una de las funciones que se han que Daena: International Journal of Good Conscience. 8(1)195-219. Marzo 2013. ISSN 1870-557X 203 desempeñar aplicando lo moral y el desempeño de las acciones sociales que justifican la justicia, es entonces que aquellos miembros de la comunidad política, podrán fundamentar y justificar sus propias decisiones a partir de sus resultados. Espinal (2008) conceptualiza a la política como la acción, ya que no es el fin de ésta basarla en el conocimiento, sino la puesta en práctica para que los individuos sean virtuosos. Mientras que aquellos gobernantes que desconozcan sobre las acciones y las tareas públicas justas, no serían los más propicios para ejercer las actividades gobernantes, por lo tanto, la política está ligada con la ética, siendo resultante de una cultura intelectual de la prudencia, debiendo regular aquello que es indispensable para el Estado, es decir, sus normativas y leyes basadas en fundamentos, intentando satisfacer las necesidades de los individuos a través del conocimiento de las ciencias en acciones humanas y virtuosas
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