Análisis sobre El Alma de la Toga

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1]

UNIVERSIDAD JOSÉ ANTONIO PÁEZ

 FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

CÁTEDRA DE ORATORIA PARA ABOGADOS

EL ALMA DE LA TOGA

Por Ángel Ossorio y Gallardo

(RESUMEN)

SECCIÓN 203D2

Autor: 

Inojosa, Jean

V–14.262.201

Profesora: Howard De Arismendi, Sheila Carol

San Diego, 7 de octubre de 2015

Esta obra literaria escrita por el abogado y político español Ángel Ossorio, ha sido catalogada por muchos profesionales y estudiantes de Derecho como un <> que no debe faltar en toda biblioteca jurídica. Se puede decir que en ella se esbozan principios éticos invaluables que todo profesional del Derecho debería tener como filosofía de vida y que, por consiguiente, revalorarían nuestra carrera, que ha sido tan vilipendiada por años.

Los tres capítulos iniciales hacen referencia a ¿quién es abogado?, la sensación de la justicia y la fuerza interior;  es decir, quién podría hacer uso de tan honorable título, haciendo diferencia entre ser Abogado y no simplemente un licenciado en Derecho; resaltando que éste último no es más que un académico conocedor de leyes, mientras que aquél es quien verdaderamente vive para defender la justicia por encima de todas las cosas, y que cualquiera puede jactarse de ser todo lo licenciado que quiera, pero si no vive, ama y se apasiona por la abogacía jamás llegará a ser Abogado. En pocas palabras, un Abogado es quien lucha por la justicia, pero para esto, debe tener claras sus convicciones y saber que <> pero lo que <>.

En ese mismo orden de ideas, el autor señala que <>, dando a entender que la moral del Abogado debe ser su piedra angular, razón por la cual dedica varios capítulos a temas enfocados a diversos aspectos éticos y morales. Entre estos valores están el de no revelar el secreto profesional (colocando a nuestro oficio al mismo nivel de la sicología o el sacerdocio), en virtud de la confianza que nos ha sido dada. De igual modo, un Abogado nunca debería recurrir a las reprochables técnicas dilatorias (chicanas) tan acostumbradas en nuestro medio, y con las cuales se retrasan innecesariamente los juicios.

Por otro lado, Ossorio manifiesta que todo abogado debe saber manejar sus emociones, no dejando de lado la pasión por su profesión pero sin caer en la frialdad de espíritu ni en la emotividad extrema. Es decir, quien ejerce la Abogacía debe ser equilibrado, independiente, sin más compromisos que con la justicia y la verdad; que no se deje llevar por presiones de ningún tipo ni compenetrarse con su cliente al punto de llegar a perder la compostura. Para esto es necesario, como indica el autor, recordar que: <>, y en cuanto al cliente: <>.

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