Cómo ser responsable en la más absoluta libertad

¿Cómo ser responsable en la más absoluta libertad?

Por Paulette Reyes

Si bien, bajo la connotación común de los términos ‘libertad’ y ‘responsabilidad’, estos pareciesen ser contrapuestos y excluyentes uno del otro, la verdad de las cosas es que, según la gramática española, esto no es así. La definición de la palabra libertad acuñada por la Real Academia Española, implica explícitamente la condición de que el hombre debe ser responsable, al definirla como: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. No obstante, según el diccionario de Oxford, la palabra ‘freedom’ (libertad, en español) se define como: “El poder o derecho de actuar, hablar o pensar como uno quiera”, esta definición, mucho más general y aceptada, que es homóloga a la de varias culturas, carece (por lo menos explícitamente hablando) del ejercicio de la responsabilidad. Sin embargo, se subentiende que la libertad está inevitablemente subordinada a la responsabilidad, al existir un marco legal que regule las acciones de los individuos.

Entonces, ¿no estaría la ley restringiendo la libertad? Si sólo pensamos en la definición española de libertad, la respuesta es ‘sí’, ya que las normas legales, someten el obrar de las personas. Pero por muy terrible que esto parezca, no hay que olvidar que existe una naturaleza primitiva latente en el ser humano que le impide autorregularse para ser totalmente responsable de sus actos, por lo cual, dependemos de la existencia de organismos que velen de forma coercitiva por el cumplimiento de las responsabilidades del hombre que vive en sociedad, para que éste no abuse de su libertad, ni la confunda con libertinaje.  

Ahora, si nos basamos en la definición genérica de libertad, podemos intuir que la ley no la restringe en su totalidad. Si bien, la ley puede regular las acciones de las personas, y en algunos gobiernos, hasta interferir en lo que dicen públicamente, por medio de la censura a la libertad de expresión, existen tres elementos que ninguna ley impuesta por el hombre puede doblegar: la libertad de pensar, de creer y de sentir.

Si tuviéramos que verbalizar al ser humano en tres aspectos básicos, estos serían ‘hacer’, ‘decir’ y ‘ser’. Dentro del ser podemos englobar todo lo que nos hace ser nosotros mismos, nuestro espíritu, nuestro núcleo más puro y sincero. Este núcleo se compone por lo que pensamos, lo que creemos y lo que sentimos, por lo que los únicos capaces de restringir nuestro ser somos nosotros mismos y nadie más.

Entonces, ¿cómo se puede ser responsable en la más absoluta libertad?

Al considerar que la libertad es sólo un constructo creado para explicar el libre albedrío, pero que en términos prácticos, no es aplicable a los individuos que componen nuestra sociedad actual, podemos concluir que la libertad absoluta no se obtiene de forma externa, sino interna. La libertad absoluta está en nuestra mente, nuestra alma y nuestro corazón. Nuestra libertad está en elegir quién queremos ser. Está en ser tanto el barco como el timón.

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