Catedra: Filosofía

Catedra: Filosofía

Profesora: Giraldez Alfonsina

Alumna: Natalia S. Lezcano

Año: 2016

El fin de la vida social es lograr la felicidad de las personas, este fin  está constituido por la justicia, el respeto a la ley, la seguridad, la educación y los valores. La problemática social a desarrollar es el desempleo, el mismo se refiere a la situación del ciudadano que carece de empleo y por ende de salario. Es la parte de la población que, estando en edad de trabajar, condiciones y disposición de trabajar (población activa) carece de un puesto de trabajo. También podemos definirla como la incapacidad de una economía para absorber a toda la fuerza laboral. Además de la población activa, en la cual se incluye tanto a las personas que trabajan como a los desempleados de un país las sociedades cuentan con una población inactiva compuesta por personas que no están en disposición de trabajar (por ejemplo: niños, jubilados, personas con discapacidades o enfermas o con cualquier otra causa legalmente establecida).

Para que exista desempleo se necesita que la persona desempleada desee trabajar y que acepte los salarios actuales que se están pagando en un momento dado. Las causas de esta situación son múltiples, produciendo como consecuencia distintos tipo de desempleo (cíclico, estructural, friccional y monetario), no debemos olvidarnos del desempleo tecnológico el cual se origina cuando hay cambios en los procesos productivos que hacen que las habilidades de los trabajadores no sean útiles, como así también al mecanizar los procesos se requiere una menor cantidad de  personas para realizar iguales tareas.

La tasa de desempleo mide la proporción de personas que buscan trabajo sin encontrarlo con respecto al total de personas que forman la fuerza laboral.

La principal causa del desempleo es el avance tecnológico, las maquinas reemplazan a las personas, esto conlleva a una sobreoferta de la mano de obra, con lo cual el salario baja, a su vez al haber menos gente ocupada baja el consumo y esto conlleva a una baja en la producción por ende entramos en un círculo vicioso que acelera el desempleo. En nuestro el país el desempleo se vio acelerado también por las privatizaciones y concesiones de empresas públicas, especialmente las de servicios.

El desempleo causa tanto un costo económico (dado por los bienes que no se producen y que será imposible de recuperar, esto ocasiona una degradación del capital humano que resulta en la perdida de destrezas y habilidades) como así también un costo social que implica pobreza y miseria humana, las personas sometidas a una ociosidad forzosa padecen frustración, desmoralización y perdida del amor propio, aunque este costo social es muy difícil de medir es objeto de una profunda y general preocupación por el impacto que tiene en la sociedad. Las consecuencias sociales que genera el desempleo son críticas, las personas al no trabajar no tienen ingresos por ende no pueden consumir y esto conlleva  a tener las necesidades básicas insatisfechas, ejemplo de esto son los gravísimos déficit de alimentación que conllevan a la falta de defensas que generan enfermedades, la imposibilidad de enviar a sus hijos a la escuela, a una desintegración familiar continua, abusos y violaciones tanto físicas como morales a los más débiles y a la vinculación con la delincuencia, estas son algunas de las consecuencias más evidentes. Aquí la intervención del estado es fundamental, acompañado de los sectores civiles preocupados e involucrados con las crisis, hay que desarrollar un plan integral de desarrollo del país que den prioridad a los sectores que puedan generar puestos de trabajo, así como también fomentar facilidades crediticias a las pymes, además se debe fomentar un programa nacional de desarrollo con sustitución de importaciones.

El hombre y el trabajo: la libertad económica es solo un elemento de la libertad humana y la economía es solo un aspecto de la compleja actividad humana. El trabajador es esencialmente una persona y por lo tanto el trabajo no puede equipararse a una simple mercancía. No se puede desvincular al hombre del trabajo, debido a que es la actividad y el esfuerzo para proveer a las necesidades de la vida y en concreto a su conservación. El hombre se realiza con su acción: se expresa y se realiza mediante el trabajo. El valor del trabajo humano es el hecho de que quien lo ejecuta es una persona. El trabajo es un bien del hombre, que permite expresar y aumentar su dignidad, ratificando el sentido ético del mismo, así el trabajo está en función del hombre y no viceversa. El trabajo no se puede sustituir con la asistencia financiera, porque el trabajo es perfeccionador del sujeto que lo lleva a cabo. El estado en gerente y garante del bien común, el desempleo es un desequilibrio económico con graves connotaciones sociales y éticas que no son provocadas por los trabajadores, por lo tanto el estado debe afrontar los costos sociales que el funcionamiento del mercado no logra resolver, por ello la política social debe resolver o minimizar los costos de la política económica. La iglesia ofrece como orientación ideal e indispensable la propia doctrina social, en la que sobresale el bien común como causa final del estado. Como experta en humanidad requiere que la dignidad del hombre sea respetada y promovida, su doctrina tiene categoría propia y consiste en una atenta reflexión sobre las complejas realidades del hombre en la sociedad y en el contexto internacional. Por ello la constante preocupación de la iglesia por los pobres, siendo la caridad cristiana una de sus respuestas concretas.

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