El arco y la lira.

El arco y la lira.

Los orígenes de la sabiduría conducen al dios Apolo y a su manifestación que se produce a través de la manía, entonces es debido considerar  la locura intrínseca a la sabiduría griega desde su aparición en la adivinación.

Heráclito, es quien anuncia esta relación entre la adivinación y la sabiduría griega: ‘La Sibila con boca insensata dice, a través del dios, cosas sin risas, ni ornamento, ni ungüento’; de esta manera se crea una contradicción con lo dicho por Nietzsche.

Desde la perspectiva de Nietzsche no son solo la exaltación y la embriaguez signos de Apolo sino que entre sus características apolíneas ‘sin risas, ni ornamentos’, parecen antónimas a las postuladas por Nietzsche.

La visión apolínea del mundo se basa en el sueño, en el velo multicolor del arte que oculta el horrendo abismo de la vida, es decir, esa magia de intentar olvidar lo malo y tratar de ver solamente las maravillas de esta, pintar todo de rosa para ocultas las partes grises de la habitación.

La palabra es el conducto: Apolo vino de la exaltación y de la locura.

A las palabras de Apolo las representa la mitología griega con dos símbolos: el arco, que designa su acción hostil y la lira, que designa la acción compasiva de él.

La sabiduría griega es una interpretación de la acción hostil de Apolo; los sabios explican la ruptura metafísica en la que se basa este mito griego: nuestro mundo es la apariencia de un mundo oculto, de un mundo de dioses, el mundo donde estos habitan.

La vida en griego tiene el mismo sonido que arco por ello los dioses interpretan la vida como violencia, como instrumento de destrucción, como el arco de Apolo que produce muertes.

En otro fragmento Heráclito une la hostilidad del dios a su acción benévola: ‘armonía en contraste como el arco y la lira’. Heráclito denota la antítesis que juegan dichos símbolos en representación de Apolo y los dioses, la armonía o unión existente entre la destrucción y la belleza, entre el desastre y el arte.

En los tiempos en los que surge tal mito del arco y la lira, ambos eran fabricados con los mismos materiales, cuernos de chivos, madera en curva análoga y con inclinaciones; cabe destacar que las obras del arco y de la lira, de la muerte y la belleza, proceden entonces de un mismo dios, expresan un mismo origen divino, y son simbolizadas por un mismo jeroglífico. Ambos en la perspectiva deformada, ilusoria de nuestro mundo de apariencias, es decir, a los ojos mundanos son presentadas como fragmentaciones contradictorias, casi como agua y aceite.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

• Colli, G. (1977). El nacimiento de la filosofía. (1977). Barcelona, España: Tusquets Editor.

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