El hombre como producto simbólico de la cultura
Enviado por Nathaly Rodriguez Restrepo • 5 de Marzo de 2020 • Ensayo • 1.417 Palabras (6 Páginas) • 221 Visitas
El hombre como producto simbólico de la cultura
Le Breton, David (1992) Las pasiones ordinarias. Antropología de las emociones, Buenos Aires: Ediciones Nuevas Visión.
Por Nathaly Rodríguez Restrepo naty-1698-@hotmail.com
Verónica Rodríguez zapata Verorodriguez9850@gmail.com
Elizabeth Rendón Ramírez Elirendon11@hotmail.com
Laura porras Carmona Laurapcarmona96@gmail.com
Institución universitaria de envigado, Colombia.
El propósito de este trabajo es evidenciar el punto de vista del autor con respecto a la simbólica corporal del ser humano y todos los diferentes factores que intervienen en la construcción de la interacción del mismo con las sociedades. Por ende, se necesita comprender que el sujeto no cuenta con una primacía respecto a lo fisiológico o cultural, sino por el contrario, existe una relación dialógica que se presentan por medio de dos caras de la misma moneda, referentes a la emoción: lo fisiológico y lo socio-cultural, debido a que, para el hombre, las emociones no son netamente biológicas ni simplemente particulares de cada ser humano, por lo cual estas dos discusiones hacen cuestionarse frente a como surgen tales construcciones sociales.
Marcador cultural: Educación
Como lo plantea Le Bretón; el hombre viene con un horizonte infinito , abierto a la cultura, la sociedad y donde prima la importancia del otro en la construcción del cuerpo y su simbología, de tal forma que ese otro es de vital importancia, ya que se debe obtener atención y reconocimiento para su propio desarrollo , sin dejar a un lado la relevancia
que tiene la educación en toda la construcción que hace el individuo, quien finalmente hará que se complemente su orientación genética y permitirá así que el hombre en sus comienzos de vida pueda ir adaptándose a la comunicación a través de la función simbólica, así , el otro deja huellas tanto en nuestra memoria, como en nuestro cuerpo, haciendo así que estos se convierten entonces en un espejo que alimenta y ayuda a mantener la coherencia de la visión de las cosas.
Teniendo en cuenta lo relevante de la interacción y lo arraigado que este está a la educación, el hombre es un ser social que sin el otro puede llegar a perder toda la función simbólica que ha adquirido con el paso del tiempo, debido a que los gestos, las posturas, los espacios y silencios Lo envuelve en una constante comunicación con los demás, pero sin dejar a un lado las construcciones individuales que lo caracterizan y a su vez lo diferencian. El cuerpo es el proyecto sobre el mundo ya que es a través de sus movimientos que se da en la forma física del habla, es decir, El cuerpo producirá una simbología que por el contexto cultural el otro tendrá su forma individual de interpretarlo, porque el mundo se mueve por los signos, y a su vez este mundo simbólico liga al individuo de tal forma que logrará descifrarlo, puesto que el hombre es e intérprete de su mundo. Producirá un juicio de valor donde a su vez estará orientado por nuestra cultura y costumbres, entendiendo que el hombre nunca será solamente consciencia o cuerpo si no que es una forma armónica e integrada en la que día a día realiza su propia construcción compartiendo su vida con otros
El hombre en todo su complemento
Por consiguiente, para poder hacer parte de la convivencia que se tiene con el otro como factor primordial para desenvolverse en sociedad mediante la educación que se va adquiriendo, es importante comprender que esta misma interacción tiene como base la forma en la que constantemente se está colocando en sincronía las emociones vividas por los actores en juego. Es decir, se tiene presente la emoción como la evaluación que el sujeto hace acerca de los acontecimientos que experimenta en su totalidad, y es por eso que esto implica una variación de intensidad constante, pero con significaciones paulatinas determinadas según el grupo de pertenencia del mismo. Puesto que el desencadenamiento de las emociones da inicio a la interacción en su totalidad, debido a que se indica a los demás como ese sujeto está interpretando y significando las diferentes percepciones que tiene de la realidad que vive. Por ende, esta misma es la cúspide de las emanaciones sociales asociadas a las circunstancias morales, siendo organizadas simbólicamente para ser reconocidas por
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