El hombre feliz
Enviado por maocor • 17 de Febrero de 2022 • Resumen • 678 Palabras (3 Páginas) • 86 Visitas
El hombre feliz
Hubo una vez, hace mucho tiempo, un rey que, como todos los reyes, poseía sus palacios, sus caballos, sus criados y daba grandes y fastuosos banquetes vestido con las más ricas galas. Este rey, que vivía muy lejos, allá por donde el desierto le roba el color a las praderas y los valles, era conocido por sus inmensas riquezas y los caprichos estrafalarios que se daba cuando le venía en gana. Pero un día comenzó a desmejorar.
Comenzó a perder kilos y sus orondas mejillas empezaron a perder color, su barriga comenzó a caer fláccida y triste, los ojos le dejaron de brillar y se le cayó gran parte del pelo. Todos estaban aterrorizados, ya que nadie conocía el origen de la extraña enfermedad que estaba acabando con la vida y la juventud de su rey de una forma tan drástica. Así, se hizo llamar a todos los médicos y sabios del reino. Vinieron curanderos, hechiceros, grandes astrónomos y sabios de muchos países, pero tras llenar al soberano de pomadas, ungüentos, bebedizos y pociones, se dieron cuenta que aquella enfermedad era del todo desconocida. El rey seguía cada día más y más desanimado; no disfrutaba de los banquetes, no quería ponerse sus joyas, ni salía a pasear en sus nobles caballos. No cazaba con las águilas ni bailaba con las odaliscas traídas de lejanas tierras. Nada, nada animaba al rey, que cada día se encontraba más y más vacío.
Entonces llegó un gran sabio, conocido por la plebe como un candidato a santo por sus sabios consejos y sus soluciones milagrosas. Lo trajeron a rastras, pues nunca salía de su cueva, donde vivía como ermitaño, pero aún así consintió en ayudar al rey. Tras darse una vuelta por el palacio donde residía en ese momento y echar un vistazo al rey sentenció con voz profunda:
- El rey morirá en un mes a menos que se ponga la camisa de un hombre feliz.
Todos gritaron de alegría. No podía ser tan difícil encontrar un hombre verdaderamente feliz, no? El rey se volvió a los chamberlanes y los pajes, con una sonrisa de súplica en los labios, pero todos le bajaban la cabeza negando tímidamente. Corrió por las habitaciones buscando y buscando pero...
- Mi hijo está enfermo -decía uno.
- Mi perro está cojo -decía otro.
- Mi casa es pequeña -decía otro más
Así, unos tras otro, el rey fue comprobando que NADIE era realmente feliz, porque a todo el mundo le faltaba algo para conseguir la felicidad. Todos necesitaban algo más de lo que tenían. Se desesperó.
El rey mandó a sus soldados a buscar un hombre feliz a como diera lugar. Se removió cielo y tierra buscando a alguien que fuera feliz, ya fuera rico o pobre, alto o bajo... pero a nadie encontraron que lo tuviera todo.
Un día, cuando el rey había perdido toda esperanza y los huesos apuntaban ya bajo su piel amarillenta, camino casi de la muerte, le llegó la noticia esperada. Había un hombre que era
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