El tabaquismo ensayo
Enviado por Anahí Lucas • 6 de Agosto de 2017 • Ensayo • 897 Palabras (4 Páginas) • 525 Visitas
Anahí Lucas Mata
Naturaleza, espacio público y lenguaje
31 de mayo del 2017
Introducción
Cuando fumo ¿Cómo me siento? ¿Por qué lo hago? ¿Qué me hace sentir? ¿Cómo lo relaciono? ¿Qué espacio habito?
El tabaquismo
Dentro del campo de lo sensible el tabaco para mí es un signo, un signo que lo relaciono con la sensibilidad e implica un propio sentido, el sentido que le doy yo al tabaquismo como expresión. Fumar me hace sumergir en algo que no puedo explicar, y cuando fumo me uno al mundo y me confundo en el (como en el ritornelo) Fumar es para mí una acción cotidiana, una dependencia o adicción y su atribución está ligada a mi sentir, a mi estado de ánimo, cuando estoy ansiosa, cuando me frustro o me siento deprimida, incluso algunas veces para verme cool o genial.
Como el niño que canta para tomar fuerza y valor, yo fumo, fumo y vuelvo a fumar para liberarme de mi estrés, para encerrarme en mi burbuja y desde allí expresar mi dolor, liberar mi postura y mi arraigamiento a la adicción que me produce el carburar humo con mi garganta, llevarlo a mis pulmones y liberarlo en cortina de humo. Existe un fuerte valor psicológico a mi adicción ya que el consumo de tabaco implica factores de riesgo muy fuertes y es la principal causa de enfermedades crónicas, hoy en día varias políticas reprimen el consumo de tabaco en lugares públicos, y es a partir de allí que existe la problemática con respecto al espacio. Ya lo dije antes, cuando fumo siento que mi espacio habitual se ensancha, se vuelve otro, no en el campo de lo subjetivo, en realidad me vuelvo otra cuando fumo, cuando soy fumadora pasiva o cuando siento la necesidad de bajar corriendo de mi edificio e ir por ellos a una tienda.
| Desde mi adolescencia me he dedicado a construir mi imagen, mi identidad y mi pensamiento, atravesando mi propia inseguridad que me ha llevado al consumo del tabaco; desde ya el riesgo se ha asumido y he convertido el tabaquismo en algo que dialoga con mi vida, algo que sin lugar a dudas es parte de mi vida. Entre mis hábitos y mi accionar, el fumar tabaco constituye en mí una postura identitaria y a la hora de hablar de identidad nos adentramos en un campo complejo, un tema que está arraigado con lo milénico; esta es una generación que a partir de su propio idealismo ha construido sus características peculiares, que por fuera de la trascendencia ha sido participe de las consecuencias terribles que nos ha llevado la adopción y apropiación de hábitos que nos han definido año tras año.
Hemos aceptado el riesgo como respuesta o signo de nuestra generación, nuestro estilo de vida no solo constituye el ejercicio de conductas para preservar la salud sino que también hemos asumido o elegido nuestra forma de morir, a pesar de conocer los riesgos del tabaquismo, hemos adoptado la postura de elegir lo que nos hace daño, y la verdad es que es muy fácil, porque el tabaco en la actualidad es una droga socialmente aceptada. David Byne nos dice “La verdadera cara del tabaco es la enfermedad, la muerte y el horror, no el glamour y sofisticación que la industria del tabaco intenta retratar”
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