El verdadero sentido y propósito de nuestra existencia

El verdadero sentido y propósito de nuestra existencia

“Tenés que vivir como pensás porque de lo contrario, corrés el riesgo de terminar pensando como vivís”

Me propongo decir algo sobre José Mujica, mayormente conocido como “Pepe Mujica”, ese gran personaje uruguayo, apasionado por la vida, cuyo carisma, liderazgo, humildad y sentido histórico, lo hicieron resplandecer como estrella solitaria, en un mundo lleno de cínicos y voraz corrupción, brindando un legado inmenso, lleno de un pensamiento filosófico y político para la posteridad, no sólo para su querida Uruguay, sino para todo el mundo. Ese hombre de gran sabiduría popular, de cuna humilde, austero, desparpajado y, sobre todo, consecuente, que se convirtió en ejemplo, en ícono mundialmente reconocido, en aquél que puso, como nadie antes, su pequeño país en el mapa.

Para entender tan magnífica manera de pensar, actuar, ver y vivir la vida en todos sus ámbitos, es necesario retroceder en el tiempo y realizar un recorrido desde sus inicios.

“El presidente más pobre del mundo” como le apodó la BBC en el año 2012, proviene de un barrio pobre de las periferias de Montevideo. Nació hace más de 80 años, en mayo de 1935. Mujica, vive su primera etapa de su vida, su infancia, en relativa pobreza y sacrificio, pues luego de enfrentar la muerte de su padre a los seis años de edad, tuvo que trabajar cultivando y vendiendo flores para apoyar a su madre. Conforme se aligeraba la situación económica de su familia, José cursó sus estudios primarios y secundarios en la escuela y liceo público del barrio, y posterior a terminar el ciclo básico, ingresó al equivalente de la preparatoria, antes de la universidad, pero no la termina.

“Mi historia es la de un muchacho que, como otros, quiso cambiar su época”, dijo Mujica en un discurso ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2013. Y es así, pues desde muy joven se afilia al Partido Blanco, nacionalista y populista; luego, aproximadamente a los 20 años de edad, comienza su militancia, por influencia de su madre y su tío, en un par de agrupaciones más de izquierda, para después por fin hacerse miembro de los Tupamaros, un Movimiento de Liberación Nacional (MLN) de inspiración marxista-leninista-nacionalista.

Como miembro de este grupo subversivo, fue partícipe de las actividades, algunas de orden violento, que tuvieron lugar en el país entre los años sesenta y setentas, junto con quien sería su futura esposa, Lucía Topolasnky (hoy en día senadora de la República uruguaya), por lo cual fue prontamente reseñado como guerrillero y apresado como consecuencia de ello en el año 1973 por los servicios de seguridad del régimen al que combatía.

Su odisea vivida en varias cárceles del país, estuvo llena de sufrimiento, injusticias y penalidades sin fin, siendo inclusive torturado por las autoridades represivas del gobierno de ese entonces, hasta que, al cabo de 12 años, cuando se reinstauró la democracia en 1985, fue liberado. “Nos tocó pelear con la locura”, expresó el expresidente uruguayo en una rueda de prensa en donde se presentaría el film “La noche de los 12 años”, que narra los años en cautiverio junto a dos de sus compañeros: Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro, miembros, a su vez, del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.

Luego de su liberación y reivindicación a la vida en sociedad, Mujica renunció a la lucha y militancia armada, para retomar su carrera política, y pasados unos años, en 1989 fundó junto con otros representantes del Movimiento de Liberación Nacional y sectores de la izquierda, el Movimiento de Participación Popular (MPP) en el seno de la coalición Frente Amplio.

Conforme transcurría el tiempo, también transcurría su vida política y democrática, donde fue ascendiendo progresivamente debido a su meritoria labor, en diversas posiciones y cargos, dentro de los que se destacan: Diputado de la Cámara de Representantes (1995-2000), Senador de la Cámara de Senadores (2000-2005), reelecto para el cargo de Senador en la Cámara de Senadores con el mayor número de votos jamás logrado en la historia del país (2005-2010), Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (2005-2008), hasta ser finalmente electo como Presidente de la República Uruguaya para el periodo 2010-2015.

Ya proclamado como Presidente en el 2010, como no se trata de panorama presidencial utópico, José Mujica tuvo un periodo de claros-oscuros, pero aún así, se presume que su mandato fue bien ejercido, con logros significativos a resaltar, como fueron una histórica reducción en la pobreza en un 12%, disminuyendo la desigualdad como nunca antes y permitiendo así, que el desarrollo económico del país creciera en un 75%, logrando la mayor distribución de riqueza y desarrollo económico de la nación; la diversificación energética, donde hubo significativos avances en materia de políticas tendientes a miliplicar las formas de generación de energía eléctrica, siendo tanto, que convirtió a Uruguay en uno de los máximos referentes de generación de energía renovable a nivel mundial; la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo hasta la duodécima semana de geestación, siendo un enorme avance no sólo en materia de derechos, equidad y reconocimiento, sino también en el propio cuerpo y la salud de las mujeres uruguayas, registrando la tasa de mortalidad materna más baja de América Latina; la regulación del cannabis, como método para concientizar a la población para minimizar los riesgos y daños del consumo, así como para combatir el narcotráfico, el comercio ilegal y el crimen organizado, generando una nueva industria para el país, pues actualmente es tanto el desarrollo en esta materia, que están exportando cannabis al mundo; la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, donde permite a los ciudadanos y ciudadanas del país puedan unirse en matrimonio civil, sin importar sexo, orientación sexual o identidad de género, asegurándose de que todas las personas tengan los mismos derechos ante la ley; la creación del Plan Juntos y la construcción de miles de viviendas, donde enfrentó una situación socioeconómica de una crisis deplorable, tanto así que se había declarado Estado de emergencia sociohabitacional, mejorando significativamente el panorama y la oferta de vivienda del país, así como promover la participación social, inserción laboral y un mayor acceso a las políticas sociales para la población en estado vulnerable; asimismo, consiguió un récord histórico en la baja tasa de desempleo en Uruguay de un 5.6%, y, finalmente, como último punto a destacar, alcanzó un aumento de los ingresos y el salario mínimo en el país, donde el salario real promedio de los trabajadores aumentó por encima del 54%, y, por otra parte, el salario mínimo un 11.6%.

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