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La Ética material- El utilitarismo


Enviado por   •  12 de Octubre de 2019  •  Examen  •  2.220 Palabras (9 Páginas)  •  232 Visitas

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La Ética material- El utilitarismo

Se considera  a Jeremy Bentham, como el fundador  de la corriente utilitarista y a John Stuart Mill como su principal exponente. Sin embargo, el propio Mill en el primer capítulo de El  Utilitarismo considera  que fue Sócrates el fundador de esta teoría hace más de dos mil años, en su enfrentamiento dialéctico contra el sofista Protágoras (Mill,1984:38).

El utilitarismo es una corriente inglesa, que recibió la  influencia del empirismo inglés, sobre todo de Hume, y de los pensadores de la Ilustración. Al mismo tiempo, es una ética que aparece con el desarrollo del modelo liberal clásico, para el cual  la libertad es el principal fundamento de las acciones del hombre y la razón guía de su libertad.

El utilitarismo es una ética teleológica, del mismo estilo que la ética de Aristóteles y Epicuro que pone el acento en los fines, y por otro lado,  constituye una de las  variantes del consecuencialismo, en tanto que coloca el énfasis en las consecuencias de las acciones más que en las motivaciones por las cuales se llevaron a cabo (Guisán, 1988:459).

Mill considera que las acciones tienden a la realización de un bien: la felicidad, entendida de una forma particular, moderna, material y liberal. Moderna , en tanto que añade a los temas recurrentes de la filosofía moral clásica , los aportes de la Ilustración: Libertad, Igualdad y Fraternidad (Guisán,1984:11); material, puesto que no requiere de demostración, sino de un método de mostración, hay una necesidad del contexto, de materializar en el ethos concreto cuáles son los placeres que se persiguen  y cual es la felicidad a alcanzar; y liberal, en “el Utilitarismo” desarrolla brevemente el concepto de libertad, idea de que todas las personas son libres y autónomas para tomar decisiones, en tanto tengan el compromiso y el carácter de nobleza que requiere hacerle caso al cálculo utilitarista, es decir, que si una acción no beneficia a un individuo, éste tiene que  tener nobleza de carácter y realizarla igual puesto que la acción que conviene en términos de utilidad colectiva es la que dé mayor felicidad, el individuo debe estar comprometido con la acción puesto que para ser feliz no puede haber infelicidad a su alrededor.

Mill define al utilitarismo, en cuanto teoría moral, como “El credo que acepta como fundamento de la moral la Utilidad o el Principio de la mayor Felicidad” (Mill,1984:45), y sostiene  que una acción  es correcta (right) cuando es útil para alcanzar la felicidad, entendida desde el punto de vista hedonista, como placer y ausencia de dolores, y por el contrario, es incorrecta(wrong) cuando promueve la infelicidad, es decir, favorece el  dolor y la ausencia de placer.

Mill introduce en su teoría utilitarista, dos cuestiones que resultan significativas (Guisán, 1988:487-488). En primer lugar,  la noción  de calidad de los placeres, punto en que se diferencia de Bentham, quien consideró que los placeres solo podían distinguirse cuantitativamente. En consecuencia, el principio de mayor utilidad o principio de mayor felicidad es considerado por Mill de dos maneras: en un sentido cualitativo, es decir, en un sentido hedonista que implica disminuir los dolores y maximizar los placeres, considera el carácter cualitativo de estos (físicos, mentales, sociales, etc.) y le atribuye  diferente valor a los mismos;  en un sentido cuantitativo, es decir, en relación a los afectados por la acción (quiénes, cuándo, cómo). Es evidente que el cálculo utilitarista es más fácil, cuando se utiliza un criterio cuantitativo.

En segundo lugar, Mill realiza una distinción entre felicidad y contento afirmando que la primera tiene mayor valor que la segunda. La felicidad tiene que ver con un estado de bienestar de la existencia y no con una intensidad de estar contento todo el tiempo, supone un goce solidario experimentado por las personas respecto de los intereses colectivos de la sociedad. Una vida feliz implica la búsqueda de la propia excelencia, implica la búsqueda y elección  de placeres intelectuales y morales que son superiores a las formas más corporales del placer. Por otra parte, el contento solo exige conformidad, la aceptación de cualquier estado de cosas, que resulte de alguna manera gratificante, aunque pueda ser degradante para alguna persona en particular o para sus semejantes.

Mill sostiene que el principio de utilidad como fuente de la obligatoriedad tiene las mismas sanciones que los demás sistemas éticos. Las sanciones posibles para un criterio moral son internas o externas. Estas sanciones posibles pueden ser aplicadas al utilitarismo en la misma medida en que son aplicadas a otras teorías morales.

Las sanciones externas  tienen fuentes de la obligación heterónomas, en este caso, una sanción que no se impone a sí mismo el ser humano sino que es externa a él. Entonces, el principio de mayor felicidad en tanto sanción externa es lo que los demás esperan de una persona para que ellos consigan su felicidad. Con lo cual, considerando la reciprocidad, supone lo que esa persona espera de ellos. Es decir, la sanción externa tiene que ver con  el vínculo con el otro, ya sea por empatía,  por temor, o por conveniencia.

La sanción interna, en cambio, es el sentimiento del deber, constituido en nuestra propia conciencia, “un dolor más o menos intenso que acompaña a la violación del deber” (Mill,1984:78). Sin embargo, este sentimiento del  deber es extremadamente complejo y se presenta  acompañado por otros sentimientos como la simpatía, el amor, o el temor, pero aun así, es extremadamente útil debido a que presenta una verdadera fuerza vinculante que, aunque no consiga prohibir la acción, aparece posteriormente como remordimiento. Cabe remarcar que el deber únicamente obliga a aquellos que poseen un concepto del deber, es decir, está en su ethos. Ese sentimiento del deber no surge de un principio a priori en la fuente de la obligatoriedad, sino que surge del hábito. Entonces, para que el principio de mayor utilidad sea fuente de obligación, debe hacerse parte del ethos.

 Ahora bien, ¿qué cabe hacer con aquellos individuos que no se ven obligados por su conciencia? Mill sostiene que  aquellos individuos que no tengan concepto del deber, propio o como parte de una teoría trascendental como podría ser la creencia en Dios, únicamente cumplirán con el deber en virtud de las sanciones externas.

Esta idea de la conciencia moral que actúa por un sentimiento de deber también está presente en la ética Kantiana, no tanto en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, pero sí aparece en algunos fragmentos de la Crítica de la razón práctica justamente hace una apelación al deber, y se pregunta por aquello que hace que lo atrape tanto. Es la conciencia moral. La diferencia entre Kant y Mill está en la fundamentación de sus teorías: formal/material, a priori/a posteriori. Sin embargo, en la raíz última, apelan a esta conciencia moral que actúa por respeto al deber, un deber que se determina en la ética kantiana por el imperativo categórico y en Mill por el principio de mayor utilidad midiendo las consecuencias, haciendo cálculos, pero que está puesto ahí.

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