Literatura Mexicana del Siglo XX. Los contemporáneos
Enviado por César Israel Fernández Martínez • 28 de Mayo de 2016 • Reseña • 2.675 Palabras (11 Páginas) • 346 Visitas
Morayma Cervantes
Adrián López Borchardt
César Israel Fernández Martínez
Literatura Mexicana del Siglo XX
Dr.César Antonio Sotelo
3 abril 2016
“El teatro es la poesía que se levanta
del libro y se hace humana”.
Federico García Lorca
Los contemporáneos
De aquellos educadores, filósofos, pintores, escultores y escritores que rodearon a Vasconcelos en vida, y durante su paso en la Secretaría de Educación, surgió un grupo de poetas cuya obra llevó a la literatura a un nuevo estadío; el vanguardismo. Estos poetas, cuyo auge se dio de 1928 a193, fueron conocidos como El grupo de los contemporáneos, que inicialmente no fueron una generación homogénea, a causa de la aparente disimilitud de quienes la conformaron. La mayoría de sus miembros venían de conformar un nuevo ateneo, uno de mucho menor duración que el primero, pero que, pese a su brevedad, fue determinante en su trayectoria. Algunos miembros de este ateneo, que incluso contó con su propia antología, años más tarde, publicaron La Falange, revista que duró de 1922 a 1923 y que seguía por la línea ideológica de Vasconcelos y la poética de González Martínez. Mientras, por otro lado, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo colaboraban, en la revista Ulises, también penetrados ya de las nuevas inquietudes literarias. Así, pese a sus diferencias, los integrantes de este grupo fueron hallando su identidad propia, con una sensibilidad compartida, que les llevó a convertirse en una de las generaciones más importantes de la literatura en México. Su preocupación, exclusivamente literaria, y los límites que impusieron a su formación cultural, fueron algunas de sus características compartidas. Había en ellos, influencia de las letras francesas modernas, y una especial inclinación por las del grupo de la Nouvelle Revue Française, y en menor grado, la poesía que vino después de Juan Ramón Jiménez y la estética de los escritores que conformaban la Revista de Occidente. Como parte de su influencia y formación, sí bien no fue un rasgo fundamental que los caracterizó a todos, fue el la frecuentar a los nuevos autores ingleses, estadunidenses, italianos y, ocasionalmente, hispanoamericanos. Y, no menos importante, encontramos en ellos la influencia del gran escritor, Alfonso Reyes. A esta generación le atrajo particularmente el teatro. Las primeras experiencias de aclimatación del drama contemporáneo fueron realizadas por ellos, y fue suyo el esfuerzo teatral más importante en aquellos años. Así, bajo el mecenazgo de Antonieta Rivas Mercado, se iniciaron las temporadas del teatro Ulises, donde este grupo, junto a Antonieta, se propusieron integrar los movimientos renovadores del teatro en México, también conocido como el teatro de arte, que entonces estaba en boga en las principales ciudades europeas y norteamericanas. El modelo que siguieron fue el Vieux Colombier de Copeau en París, el cual habían visto Antonieta Rivas Mercado y varios pintores mexicanos, como el mismo Diego Rivera. Por ello, y fue, precisamente por medio de un pintor, Manuel Rodríguez Lozano, que Rivas se puso en contacto con los Contemporáneos, y juntos iniciaron comenzaron a experimentar, y si bien el experimento tuvo poca duración y no muy buena acogida por parte del público y la prensa especializada, sí marcó una tendencia en el teatro mexicano que resulta fundamental para entenderlo durante el Siglo XX: la del teatro experimental y de arte, en sus múltiples facetas o modalidades.
El teatro de Ulises fue una gran experiencia de renovación teatral, no necesariamente vanguardista, que por las circunstancias y las personalidades que lo promovieron, generó una enorme influencia en la vida escénica de nuestro país, al grado de que en los años cincuenta tuvo una réplica mucho más consolidada, pero con el mismo espíritu de renovación, como fue Poesía en Voz Alta, promovido por Octavio Paz y Juan José Arreola, de donde surgieron directores como Héctor Mendoza, José Luis Ibáñez, Juan José Gurrola, o pintores escenógrafos como Leonora Carrington y Juan Soriano o dramaturgos como Elena Garro, el propio Octavio Paz, Carlos Solórzano y la misma Leonora Carrington.
Rodolfo Usigli: el ciudadano del teatro
Aunque se relacionó con los Contemporáneos e hizo presencia en muchas de sus tertulias; la poética de este autor no se identificó completamente con el estilo literario de los Contemporáneos. Además, su producción literaria llega a ser tan determinante en la historia del teatro mexicano que se hace indispensable abrirle un capítulo completo. Rodolfo Usigli (Ciudad de México 1905-1979), de ascendencia europea; padre italiano y madre astro-húngara; es el primero en dar con esa esencia que aún no se encontraba en el mundo de la dramaturgia mexicana. Él fue quien hizo de puente, quien hermanó por un lado, la estructura moderna del teatro de Europa y Estados Unidos y todo este camino ya trazado por los Contemporáneos, y por otro, el sentir mexicano único y popular, uno que se preocupaba por la realidad social y política urbana. Usigli es quien da ese primer gran paso, él es quien pone la dramaturgia al servicio de la cultura mexicana desde su raíz, desde sus entrañas; una que responde a sus problemáticas y cuestionamientos; pero eso sí, sustentada en una sólida base estructural.
Con un extenso recorrido por el mundo del teatro, Usigli, entregó su vida entera a este oficio. Desde su infancia, las tardes de juego las dedicaba al teatro de títeres, y las noches, a las obras que pasaban en el Teatro Hidalgo, de las que se aprendió pasajes de memoria. Con uno que otro papel en las tablas, y un profundo amor por la literatura (lector acérrimo), tuvo un acercamiento temprano a este mundo, que le permitió aprender el inglés de manera autodidacta. Con importantes influencias como Shakespeare, Eliot, Shaw y Gorostiza, Usigli hizo de su poética un universo único y profundo, uno que se nutrió de los clásicos para tener un punto de partida, y así, resignificar o asumir mejor su propio contexto. Y es esta la cuestión principal de su obra, su contexto; es México y sus típicos personajes (que resultan atípicos) los que hacen de protagonistas en su teatro; es la cuestión de la identidad y el yo mexicano lo que le preocupa, es a ello a lo que le apunta.
Nombrado padre del teatro nacional en México, Usigli le da a sus obras un realismo sorprendente que refleja como en un espejo las dinámicas propias de la sociedad mexicana. Además, las dota de un tono irónico, satírico, que da pie para hacer fuertes críticas a la organización del país, cuestión recurrente en su obra. Un ejemplo de esto, fue la censura de El gesticulador (1937), obra en la que critica el abuso de poder de los funcionarios y sistema político en época de la revolución, haciendo un retrato de una sociedad que no muestra su verdadero rostro. A diferencia de lo esperado, la obra cobró popularidad por la censura. Todo este entorno cargado de símbolos y guiños, a la vez cobra fuerza por la profundidad de sus personajes. Usigli también se destaca por esmerarse en la construcción de personajes verosímiles, de carne y hueso, que respondan a la naturaleza humana. Alejado de todo estereotipo y acartonamiento; sus personajes poseen bondad y maldad, cambian, tienen matices, y es eso, lo que hace profunda la relación entre personajes, con su ambiente y su psicología.
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