Lo inimaginable

Hay cosas que no podemos ver, pero que existen y esa existencia se asume como cierta para dar sentido a nuestra realidad y determinar la experiencia; Pero antes de determinarla nos basamos en un número infinito de posibilidades las cuales no imaginamos. Por ejemplo, si hay una persona en una habitación está la posibilidad de que no salga volando, porque se entiende que existe algo llamado gravedad que probablemente no se lo permitiría.

Desarrollando más la idea, al nombrar esta existencia buscamos una palabra que la “defina” o mejor dicho que la logre abarcar de mejor forma y llegar a la universalidad de lo que creemos que es. Para ejemplificar este punto me apoyaré en Borges cuando menciona la problemática sobre cuál sería el mejor nombre para lo que en español se conoce como “luna”, bajo el argumento sobre cuál referencia sería más coherente con lo que se percibe de esta.

Así mismo como se intenta la expresión de la totalidad de este elemento, considerado como único, también se busca clasificar para así lograr “unificar” estos distintos elementos. Pero para lograr realizar esta tarea, el pensador tendrá que aislarse de estos elementos y mirarlos en perspectiva en pos de anexarlos de una forma en la que considere coherente.

También tenemos la posibilidad de que no haya un único pensador si no que varios; De manera gráfica podemos decir que estos pensadores están ubicados en diferentes partes de lo que entendemos como “planeta tierra”, cada uno de ellos conjeturará una clasificación basándose en lo que ellos lograron comprender, generando así múltiples clasificaciones personales que satisfacen la experiencia de cada uno de ellos.

Como ya lo mencionamos antes estos pensadores tendrán una cantidad inimaginable de maneras o formas para clasificar estos elementos, siguiendo la idea de Borges tenemos que Wilkins buscó crear un idioma que se compusiera de forma significativa, tomando las palabras del autor, luego el enciclopedista chino creó una forma de organizar a los animales con elementos cercanos a su cultura y por último el Instituto Bibliográfico de Bruselas que también hacía alusión a conceptos más característicos de la cultura europea.

Para concluir “habiendo registrado las arbitrariedades de Wilkins, del desconocido (o apócrifo) enciclopedista chino y del Instituto Bibliográfico de Bruselas; notoriamente no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural” (Página 130, El idioma analítico de John Wilkins); Ya que todo concepto alcanzado por ellos estaba influenciado por algún factor inalienable al pensador, por esto mismo también podemos afirmar que “el misterio está en nosotros mismos, no en las palabras…”(Página 171, Guayaquil, Borges)

Finalmente, el pensamiento o idea a la que llegué es que la realidad que conocemos es sólo la percepción de una de infinitas posibilidades y no podemos afirmar de manera

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