Matrix: la realidad virtual en la ideologíoa
Enviado por ivangaag • 2 de Febrero de 2016 • Ensayo • 2.091 Palabras (9 Páginas) • 278 Visitas
Matrix, lo virtual en la realidad: la cotidianidad y la cultura popular para la comprensión de la ideología.
Jesús Iván García Aguirre
You take the red pill,
you stay in Wonderland…
and I show you how deep the rabbit hole goes.
“Morpheus”, Matrix
Viajemos hacia atrás en el tiempo, donde nuestras fantasías tecnológicas parecían lejanos escenarios de ciencia ficción que nos encantaría vivir, pero en las que al mismo tiempo hallábamos una trágica lejanía respecto de nuestras posibilidades, cada pequeño avance representaba para las industrias una enorme cantidad de clientes (seguidores y creyentes), empresas como Nokia o Motorola que llegaron a ser los más grandes representantes de la modernidad, hoy han sido absorbidas por gigantescas corporaciones transnacionales que redefinieron el rumbo del mundo, al cambiar la provisión de servicios enfocándola hacia una especie de homogeneización en los aspectos estructurales de la sociedad. Primero fue Microsoft, luego Apple, Facebook y Twitter los iconos culturales del desarrollo que hoy controlan (y limitan) el avance intelectual e ideológico del mundo, desde sus plataformas de servicio de información y comunicación han impuesto una nueva forma de manipulación global. Dejamos atrás la era de la represión autoritaria (directa) y entramos en una especie de política de regulación que dispone la condiciones para el autosometimiento del individuo.
La gran cantidad de cambios que ha experimentado la sociedad respecto de su configuración política, social, económica, cultural y desde luego ideológica, han colocado en la cima de esas fantasías la posibilidad de una interacción social totalmente evolucionada y digitalizada. La aparente superación de las fronteras geográficas que propicio la aparición de nuevas visiones utópicas, y desde luego las cantidades incuantificables de información que se manifiestan a través de un pantalla, hacen evidente que las modificaciones a nuestra realidad son en este punto algo destinado a la permanencia. La aldea global se ha convertido en la panacea universal, el olvido de la cosa en pro de la imagen producto de la digitalización y una latente “pasión por lo real” (Žižek, 1999) son aspectos fundamentales para intentar dilucidar el sentido de las mutaciones ideológicas de los últimos años.
Aunque la problemática sea infinitamente extensa, ya que la conexión que se ha establecido entre prácticamente todo el mundo tiene sin duda aspectos positivos, es sin embargo evidente que la postura de la que menos se habla es de la que cuestiona este comportamiento, resaltando los aspectos contraproducentes del uso que se ha dado a los medios tecnológicos con los que cuenta la sociedad contemporánea, y que son una herramienta fundamental en la disposición de la misma.
La imagen
La definición más acertada para llevar a cabo un análisis de la ideología en nuestra realidad es para Žižek la famosa frase del capital de Marx “Sie wissen dasa nicht, aber sie tun es” – “ellos no lo saben, pero lo hacen” (1992, p. 55). La forma en que se interpreta el capitalismo y las relaciones de productividad aunadas a la digitalización de la información es el punto de partida de este escrito, intentando dilucidar la actual relación de los individuos con la realidad.
El nivel fundamental de la ideología, sin embargo no es el de una ilusión que enmascare el estado real de las cosas, sino el de una fantasía (inconsciente) que estructura nuestra propia realidad social. (Žižek, 1992, p. 61)
La realidad se fundamenta en una fantasía. Así de abstracto es el campo de acción de acuerdo a nuestra participación en la realidad. Moviéndonos en la triada lacaniana de lo imaginario, lo simbólico y lo real, es bastante claro que entonces la realidad no se limita a acciones y que el papel que juega lo inconsciente en nuestra relación con el entorno es esencial.
El mundo se conoce en principio a través de imágenes, dejamos de lado a las cosas y nos conformamos con representaciones que de alguna manera intentan reducir la complejidad de las cosas reales y presentarlas como una manifestación sencilla y comprensible. Sin embargo este fenómeno es en sí una resolución bastante complicada.
Cualquier imagen […] expresa la insubstancialidad del propio ser en el plexo ontológico del mundo. No hay estrictos censo de imágenes, de personas o cosas sino más bien de como unas y otras aparecen en el mundo, que devienen de acuerdo con un sentido total que hay que elucidar en cada caso […] la imagen posee un sentido ontológico primordial que le permite configurar un modo de ser […] de una cierta dimensión temporo-espacial que puede ser instantánea o perdurar mucho, quizás la vida entera, como sucede con el retrato o las películas biográficas, que, en último término, combinan ambas perspectivas. (Rivas López, 2015)
El carácter ontológico que se menciona deja ver cómo, en acuerdo con Žižek, existe algo real más allá de la imagen, más allá de los símbolos e incluso después de le realidad misma, es decir que no podemos limitar nuestro campo de acción solo en una especie de realidad primaria. Si bien es cierto que la imagen y lo simbólico contienen un carácter de insubstancialidad, al mismo tiempo forman parte en la construcción de la realidad que percibimos. En este punto es fundamental entender esta distinción, para comprender nuestro papel dentro de un conjunto de reglas sistematizadas con un fin establecido, (para Han, la productividad) debemos apreciar las condiciones que se dan más allá de nuestro espectro sensorial, notando como la representación distorsionada de las imágenes y las interpretaciones superficiales de los acontecimientos cotidianos que consideramos intrascendentes, contienen en sí mismos un trasfondo oscuro e infinitamente desesperanzador para los integrantes (activos y pasivos) de una sociedad cegada por el consumo, que acepto sin preguntar la sutil y a la vez violenta imposición de una fantasía ideológica.
Algunas de las condiciones que George Orwell planteaba en su novela 1984 nos parecen hoy distantes, fuimos testigos inconscientes de algunas de ellas pero nunca comprendimos el alcance que estas tenían realmente, sin embargo en nuestros días parece que esta visión utópica ha sido superada, y ha dado paso a una nueva forma de codificación de la sociedad. El gran hermano orwelliano era una presencia impositiva y represora, mediante el miedo y la regulación de los aspectos cotidianos (de manera directa) se lograba el control de la sociedad. Hoy este “personaje ficticio” se manifiesta según Han de una manera mucho más complicada, ya no es una figura impositiva que aparece como un tirano para establecer una especie de totalitarismo represor, sino más bien el big brother como el gran jefe supremo de esta aldea global ha ejercido ingeniosamente a través de nuestras tecnologías una forma de “poder inteligente”, (2014, pp. 27-30) que lejos de restringir el acceso a cuestiones prescindibles otorga una enorme (y aparente) libertad de elección que crea una sensación de realización personal. “Elegimos lo que nos conviene” dejando de lado las estratagemas utilizadas para forzar nuestra elección mucho antes de que hayamos decidido decidir. Ellos no saben lo que hacen, pero aun así, lo hacen.
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