Del Visonte A La Realidad Virtual
Enviado por aio21 • 17 de Diciembre de 2012 • 1.510 Palabras (7 Páginas) • 728 Visitas
DEL BISONTE A LA REALIDAD VIRTUAL
Este libro se trata sobre la imagen, el concepto, su historia, el poder que ha tenido a través del tiempo, el poder que tendrá en el futuro, y el papel que las maquinas de la humanidad jugaran en todo esto. Consta de seis capítulos.
Capitulo I.- FRENTE A LA ESCENA
Primeramente lo que era pintado era lo ausente o lo idolatrado. Platón considera a la pintura como un engaño a los sentidos y a la inteligencia, posteriormente Lessing lo describe como un engaño que agrada.
Habla de la “pulsión icónica” que es el apetito visual humano que impone un orden a los sentidos y percepciones mediante proyecciones imaginarias según el sujeto que mira; la pulsión surge con la necesidad de otorgar sentido a lo informe y dotar de orden.
Los seres humanos contamos con percepción visual que es un fenómeno cognitivo y emocional a la vez, que se encarga de descifrar un objeto percibido y que al momento de ser reflejado hacia el aparato ocular, pasa de ser una mera forma a constituirse en conocimiento estructurado y una identificación del objeto así como a cada una de sus partes.
La visión activa la memoria semántica, es decir la de reconocimiento obedeciendo una lógica adaptativa de la evolución, puesto que recuerda peligros y amenazas a la supervivencia.
La función biológica de los sentidos es descifrar significados. Las claves de la percepción humana son:
* FACTOR FISIOLÓGICO: genético, equipamiento sensorial, solo se excluyen las desviaciones patológicas.
* FACTOR CULTURAL: por tradiciones, hábitos que remiten a la historia del perceptor.
* FACTOR INDIVIDUAL: condicionamientos personales, tanto del plano orgánico, como del psicológico.
La imagen es una representación que se ofrece al espectador de forma:
* TRANSITIVA: representa algo con sus formas y colores
* REFLEXIVA: se presenta a si misma representando algo.
Es una comunicación visual que reproduce una representación mental.
La imagen icónica podemos entenderla de dos formas; como una representación motivada nacida de la voluntad que tiende a copiar las apariencias ópticas o como un producto de una convención social.
Nelson Goodman nos menciona “cualquier cosa puede representar cualquier cosa” pero quisiera añadir que el artista propone y el espectador dispone.
Inicialmente las imágenes comenzaron en superficies de rocas, paredes de cuevas y demás, eran públicas, en estas pinturas no había fondos ni paisajes, se basaban en lo esencial, considerado como información visual.
Roger de Piles afirma que la finalidad de la pintura no es tanto la de convencer al espíritu, sino la de engañar a los ojos, aplicar un ilusionismo que propone una escisión entre la percepción y el conocimiento.
La imagen a diferencia de la palabra, narra una historia mostrándola (comics, fotonovelas, films).
Capítulo II.- LA BATALLA DE LAS IMÁGENES
El origen de las imágenes empezó en la religión con el antiguo testamento el cual el precepto del decálogo aprobó la producción de las imágenes. Ese tabú iba impuesto por el pueblo judío para crear la creencia de un Dios superior e invisible para que las culturas con las que en ese tiempo se relacionaban no pusieran o no mancharan la palabra de Dios.
Según el Génesis, Jehová había creado al hombre “a su imagen y semejanza” por lo que el acto humano de crear figuras de arcilla, “a su imagen y semejanza” era percibido como una ambición arrogante y un reto blasfemo del hombre hacia su Creador.
El responsable de la prohibición oficial de la veneración a las imágenes en el 730 fue el emperador bizantino Leon III. Y la justificación teológica que el II concilio de Nicea elaboró la veneración de las imágenes sagradas, y se traslada al prototipo representado en ella, ya que la imagen actúa de mera “intermediaria”.
Los padres del Concilio enumeraron las tres virtudes atribuidas al uso de las imágenes religiosas:
* Reavivar la memoria de hechos históricos ejemplares.
* Estimular la imitación de los personajes representados.
* Permitir su veneración.
La iglesia daría un paso más y no negara que las imágenes religiosas “sirvan” para obtener milagros.
Posteriormente el confidente Felipe II escribe que “los santos se han de pintar de manera que no quiten la gana de rezar en ellos, antes pongan devoción, pues el principal efecto y fin de su pintura ha de ser ésta.”
Toribio de Benavente, franciscano, expuso con criterio las funciones que atribuía a las imágenes, que citare a continuación:
1) Sustituto afectivo que percibe el amor que se profesa a un ser querido desaparecido.
2) Apoyo del recuerdo
3) Instrumento de dominación política al servicio de la adoración a distancia
4) Cebo engañoso cuando el virtuosismo del artista produce copias más bellas y elegantes que su modelo.
En nuestra cultura racional e ilustrada contemporánea, la imagen no ha perdido todavía su turbador carácter, como prueba la fotografía del ser amado
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