ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Poesia


Enviado por   •  30 de Agosto de 2015  •  Ensayo  •  529 Palabras (3 Páginas)  •  948 Visitas

Página 1 de 3

Los ojos de un óbito vivo

Otra vez, esa vieja silla rechinante haciendo muecas para reventar la paciencia y colapsar el día de mis colores alegres, pero es aún más impactante la dama que se mece sobre ella, formal, sensata,  venerando al circunspecto perfecto para devorar algunas horas o incluso todas, su mirada culposa que va vestida de las puestas de sol que han de correr en el día, delineaban sus dos ojos con un brillo de luz denso que abre paso a un alma llena de intriga, enredo, embrollo, treta, ardid de la confabulación, cual llama de fuego echa de hielo con escamas de viento aterciopelado, a veces suelo ver el humo de su cigarrillo como espectro negro, travieso,  rasposo, desagradable para el velo de la tarde incierta y llena de historias silenciosas que han de parar en algún lugar sin nombre. Me gusta mirarla e imaginar los tragos de imágenes mentales que ha de hacer en honor de algún cometido, me gusta pisar las hojas de los pastos secos para hacer música natural y matar algunos nervios por el engorroso y latoso ruido de su silla portadora de años incalculables, sabia de alguna manera que ella podía verme pero me ignoraba y por horas no hacíamos más que eso: fingirnos, 12 metros de distancia me separaba de ella, escondido bajo la sombra del árbol frondoso de la avenida y ella sentada, meciéndose y haciendo del tiempo un curioso juego, pero sabía que su mirada estaba clavada en mi patio, o en mi persona, le vi aquellas manos frías, pálidas vencidas por el reloj y su tiempo haciéndalas veteranas y añosas, pero a pesar de ello conservaban un brillo cada tarde, como agua metalizada, me acerque un poco y le dije: buenas tardes mi dama, es un día precioso, sentía como el aire de mis letras conservaban la labia  y la elocuencia, de ese frio tímido empapado, lleno de jugo y un toque de licor, y así sin dejar de mecer aquel cuerpo grande y notorio ella dijo: "tú no sabes sobre los días lindos y esas cosas de bonitas estampas". La charla se entumeció después de su respuesta, y continuo diciendo: "pero una cosa si es cierta, mientras estés aquí de pie, sin hacer nada, te recuerda que estas muriendo por pedazos, pedazos transformados en minutos, horas, días, semanas o años, y después de tragarte todos esos pedazos te das cuenta que la vida se mira con los ojos de un óbito vivo”.

Esas fueron sus palabras refinadas como hojuelas de miel y poesías matemáticas confusas y se puso de pie calmando por fin aquel enfadoso rechinido, se dio la vuelta y ahí, justo a un lado de su puerta estaba un espejo de curva tonta con ojos ciegos,  donde aquella dama miro con profundidad antes de entrar a su hogar.

Aquel chico con una corazonada punzante reflejo ante sus pupilas una dilatación que conecto su cerebro y desconecto su realidad, llevándolo a imaginar porque aquella dama decía tales letras de baño extraño que dejo flotando en un aire denso de escasos minutos pero profundos escarmientos, “tener la mirada de un óbito vivo” susurro aquel joven…

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (3 Kb) pdf (34 Kb) docx (11 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com