Psicología filosófica
Enviado por xerez74 • 11 de Agosto de 2018 • Apuntes • 3.914 Palabras (16 Páginas) • 121 Visitas
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OBJETIVOS:
- Identificar el origen etimológico de la palabra “Psicología”.
- Reconocer algunas fases en el desarrollo de la disciplina.
- Reconocer y diferenciar los principales postulados de la psicología filosófica desde la antigüedad a la modernidad (Sócrates, Platón, Aristóteles, san Agustín, Santo Tomás, Descartes).
- Origen etimológico de la palabra “Psicología”.
Etimológica hablando, la palabra ‘Psicología’ se entiende como el ‘estudio del alma’ (“ψυχε” o “psiqué” = alma; “λογοs” o “logos” = “estudio o tratado sobre...”).[pic 3]
Si bien ‘psiqué’ se traduce generalmente como alma, este término griego puede tener muchas acepciones. En algunas oportunidades se le traduce con un significado parecido al de ‘pneuma’, es decir, se le relaciona con la idea de aire, el soplo o el aliento. En otras ocasiones se entiende como principio vital o algo íntimamente relacionado a la vida y a los seres vivos, ya que sólo estos poseen alma. Con Sócrates y Platón se empezó a entender alma como un contrapuesto del cuerpo, en lo que podríamos llamar un dualismo, se proponía que el alma era un preexistente al cuerpo y que podía separase de él. Para Aristóteles esto era imposible, ya que la psiqué no podía existir sin un cuerpo, al perecer el cuerpo mortal, el alma también llegaba a su fin; para este filósofo en el hombre el alma era la forma y el cuerpo la materia (teoría hylemórphica: de “υλη” o “hyle” = materia y “μορφη” o “morphé” = forma). Para los atomistas, algunos presocráticos y los epicúreos, el alma era de naturaleza corporal, aunque no material; para ellos era como un cuerpo sumamente sutil. En el cristianismo, especialmente para Santo Tomás de Aquino, se destacó la dimensión espiritual del alma, donde ésta y el cuerpo están íntimamente unidos como un solo compuesto de materia y forma, pero distinguiéndose de Aristóteles en el hecho de que el alma era inmortal. Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles, hará del alma forma sustancial del cuerpo, de modo que el hombre no es ni alma sola ni solo cuerpo, sino cuerpo y alma a la vez.
No obstante, la ‘psicología’ entendida como disciplina independiente de la filosofía y que tiene como objeto de estudio a la ‘psiqué’, donde el alama ya no es considerada como principio vital sino más bien desde una perspectiva en donde lo psíquico es identificable con lo mental (Alma = Mente[1]). Desde este punto de vista, el estudio del alma involucra el estudio de las relaciones entre la mente y el cuerpo.
- Paso del Mito al Logos – Ciencia.
H. Ebbinghaus sostenía que la Psicología tenía un amplio pasado y una corta historia, es decir, era tan antigua como la humanidad, pero durante muchos siglos vivió integrada a la filosofía y solamente a fines del siglo XIX se independizó de ésta para convertirse en una ciencia propiamente tal. Esto no sólo sucedió con la Psicología sino también con la física, la astronomía, la sociología y la mayoría de las ciencias empíricas o facticas.
Es así que podemos reconocer algunas fases de desarrollo en la explicación racional que el hombre hace del mundo, de las cosas y de sí mismo; es tas van desde el mito, la religión, pasando por la filosofía y derivando en la ciencia y la técnica. Estas fases van de la mano de la historia de las ideas y del conocimiento humano.
- A lo largo de milenios la única forma que el ser humano tenía para explicar los fenómenos de la naturaleza, el origen del mundo y de la especie humana y el sentido de la vida fueron los mitos (‘μυθοσ’). El mito es antes que todo una creencia, esta creencia le ha permitido explicar e interpretar el origen del universo y sus enigmas, de una manera satisfactoria, aun cuando sea de una manera tradicional, acrítica, atemporal, irracional y prélógica[2]. Es una especie de pensamiento que corresponde a la etapa de la niñez del mundo, donde predomina lo mágico o la ingenuidad. Hay que precisar que hasta nuestros días sobreviven culturas en África, Oceanía y América, donde el mito tiene un lugar predominante.
- La segunda fase es el paso del mito al Logos o razón. Es la época filosófica. La ‘filosofía’ es conocida etimológicamente como “amor a la sabiduría” (“φιλο” o ‘filo’= amor; “σοφια” o ‘sofía’ = sabiduría). No obstante, ‘sofía’ también podría traducirse como ‘saber teórico’, ‘entendimiento’ o ‘ciencia’. También se puede entender como el intento del hombre por dar una explicación racional a los problemas planteados por el mundo, la naturaleza y el ser del hombre. Hacia el siglo VI a. de C., en Jonia, Asia Menor, se produce una profunda mutación mental, que supone la superación del mito y la mera especulación religiosa hacia una fase racional, donde justamente la razón humana paso a ser la principal vía para el conocimiento. Los llamados filósofos presocráticos[3] (Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, etc.), utilizando aún modelo mítico, trataron de explicar el origen del mundo en un paso desde un caos (del griego “χαοs” = hondonada, abismo, desorden.) a un cosmos (del griego “κοσμοs” = orden y armonía, conjunto ordenado de toda la realidad o mundo). Pero a diferencia del mito, buscaron un principio racional, susceptible de ser entendido por la razón humana, que diera cuenta de esa transformación del mundo. Este principio fue la “φυσιs” o “physis” = ‘fisis’ o la naturaleza, ya que incluía “todo lo que es” y excluía “todo lo que no es”[4]. Estos primeros pensadores trataron de comprender el mundo, aun cuando no de manera experimental, sino que especularon racionalmente sobre la observación de fenómenos naturales, tratando de llegar a una certidumbre indiscutible, que es la filosofía. Sus primeras preguntas fueron ¿Por qué el cambio o el devenir y no mejor la inmutabilidad?, es decir, ¿las cosas están expuestas a un permanente cambio o hay un principio unificador que nunca cambia?.
Lo importante en esta etapa es la capacidad que tuvieron por primera vez aquellos hombres de criticar y proponer teorías sobre diversos temas de manera consecuente y lógica, sin temor a no evocar necesariamente a lo mágico o lo sobrenatural, sino a su propia capacidad racional.
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