Que nos define

¿Que nos define?

Cuando hablamos de identidad nos referimos a un “conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”, en el transcurso de la formación y transformación de nuestra llamada identidad continental, varios son los nombres que se nos establecían como “Hispanoamérica o Iberoamericana” que sirven como un punto de partida para la explicación de nuestra identidad. Por consiguiente, debemos ubicar la discusión sobre la identidad latinoamericana dentro del contexto global de origen, la colonización, el inicio de su desarrollo y las luchas independentistas de envergadura continental. De otro sentido, es colocarla actualmente dentro de la pugna entre una globalización unidimensional y otra mundialización fortuita, que crece día a día con un horizonte abierto y plural en donde se armoniza la diversidad. Podemos caracterizar cada una de las llagas que tenemos de identidad, puesto que las secuelas de la colonia y la dependencia de los países latinoamericanos explican en parte el porqué de la continua inquietud por la identidad. De modo que el propio hecho de cuestionarnos una y otra vez por nuestra identidad, es un signo de esa identidad que se persigue, gracias a esto, ella no puede entenderse como algo fijo que debe desentrañarse, sino como una búsqueda continuamente redefinida.

En efecto, la caída del Imperio español en América trajo consigo la adopción del republicanismo liberal en el continente , hubo que crear cada nación, delimitándole un espacio territorial propio e inventándole una identidad peculiar y distintiva que la definiera y diferenciara de las otras naciones así como de España. Sin embargo, muy pronto la personificación del Estado-nación se convirtió en una confrontación de identidades que requerían la definición de un "otro", diferente al nosotros, al cual oponerse. No se puede hablar propiamente de la existencia de una nación chilena, pues la nación ha sido fruto de la fuerza y de la violencia, lo que ha hecho que en Chile no haya habido una sociedad civil integrada, se ha intentado reconocer una identidad chilena desde el punto de vista de los condicionamientos geográficos, marcados éstos por la distancia, el aislamiento, la insularidad, y las catástrofes naturaleza. La identidad nacional como creación discursiva ha sido planteada por Jorge Larraín cuando sostiene que "una identidad colectiva no es más que un artefacto cultural que existe como una comunidad imaginada en la mente de sus miembros".

Si bien la nueva "invención identitaria" permanece muy sujeta al ámbito político, la gran diferencia con el período anterior es que se plantea de una forma autorreferente de nuestra nación. Por eso es que cuando hablamos de un "alma nacional” construimos el mito de una "raza chilena", que coloca al campo como fuente identitaria, pensando en la difusión identitaria

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