Reflexión final: Ética General
Enviado por L4ur4Cross • 3 de Diciembre de 2019 • Ensayo • 987 Palabras (4 Páginas) • 180 Visitas
Reflexión final: Ética General
Laura Cross Cañas - ID: 000120236
La ética es el imperativo categórico para el quehacer humano. Mediante la presente reflexión, se pretende evidenciar esa cualidad imprescindible de la ética inmersa en los diversos saberes, planteando, además, un conjunto articulado de observaciones y cuestionamientos que pretenden ser, entre otras cosas, ligados a la realidad y por supuesto al pragmatismo que exige la sociedad actual. Se trata de exponer realidades que se compadezcan con las concretas necesidades éticas del individuo, del profesional, del coasociado, del miembro de la familia, y en general, del ser humano en todas las esferas de su vida.
Todas las profesiones tienen bienes o fines internos, solo así se orientan y se llenan de sentido. El fin noble por excelencia es poner la actividad profesional al servicio de los demás y tratar de encontrar el bienestar común. Como propone Adela Cortina: “Un buen profesional tiene que tener cualidades para su profesión, una oportunidad para ponerlas en práctica y proporcionar un bien a la sociedad compitiendo consigo mismo para sacar el máximo que pueda”.
Además de los fines individuales, que en últimas son la motivación para hacer una buena labor como profesional, existen los bienes externos –dinero, por ejemplo– y son legítimos siempre y cuando estén subordinados a los primeros. Es decir, corresponder equilibradamente a la labor del profesional. La corrupción aparece cuando se reemplazan los bienes internos por los externos, pues ahí se transforman las virtudes profesionales y, con ellas, las formas de llevar a cabo los fines.
No se puede decir entonces que la ética es una decisión estrictamente individual porque en ella se convergen múltiples aristas: se debe ser ético por el bien personal, profesional y social. Para lograrlo se necesita tener vocación y excelencia.
Como se mencionó, la virtud es un asunto personal e interpersonal, por eso para asumir un modo de vivir ético –mínimamente– hay que recuperar el valor de la vida en la cotidianidad. Hay que pensar en todas las vidas, sin hacer distinciones, pensar en la dignidad y en el daño que se puede causar a los demás con las acciones que se tomen desde la actividad profesional.
Como estudiosos, técnicos, profesionales o en cualquier rol social, hay que pensar en generar un espacio común donde personas conscientes y libres se identifiquen a través de elementos que articulen redes de sentido en una buena convivencia para construir desde, para y con el otro. Polo Santillan y Cortina proponen que la normatividad ética, más allá de códigos, debe ser una producción permanente por medio del acuerdo, debería ser entendida como un proyecto de la humanidad misma, de la persona como individuo y en relación con la comunidad a la que pertenece.
No está de más repensar el por qué entonces se ven diariamente malos actos de los profesionales motivados por la ambición, vale aclarar que no son todos quienes priorizan los fines externos. Sirve hacerse consciente de que a veces como personas se nos olvida que pensamos y que podemos prever situaciones, tomar decisiones, elegir alternativas y proponer, esto debería pensarse siempre sin desdibujar la figura del otro.
Ser ético no es no pensar en el beneficio propio, sino pensar en lo que les conviene a todos: pensar por sí mismo, pensar en el lugar del otro y ser consecuente. Pensar en lugar del otro es reconocer otros puntos de vista como posibles y válidos, y, ponerlos a conversar de forma inteligente. La consecuencia apunta a representar de forma coherente el aporte profesional cotidiano y la disponibilidad permanente al cambio.
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