95 Tesis De Martin Lutero
Enviado por nalilaopa • 26 de Septiembre de 2012 • 2.469 Palabras (10 Páginas) • 851 Visitas
1 Cuando el Señor Jesucristo dijo "Arrepiéntanse" (Mat. 4:17), quería que la vida entera de los
creyentes fuera de arrepentimiento.
2 Esta palabra no puede ser comprendida como el sacramento de la penitencia, o sea confesión y
satisfacción, tal como lo administra el clero.
3 Y no significa solamente arrepentimiento interior; ya que el arrepentimiento interior es inutil a
menos que produzca alguna mortificación externa de la carne.
4 La pena del pecado permanece mientras permanezca el aborrecimiento de sí mismo (esto es, el
verdadero arrepentimiento interior), hasta que entremos al reino de los cielos.
5 El papa no desea ni puede remitir ninguna pena exepto las impuestas por su propia autoridad o
la autoridad de los cánones.
6 El papa no puede remitir ninguna culpa, excepto declarando y mostrando que ha sido remitida
por Dios, o remitiendo culpa en casos reservados a su juicio. Si su derecho de conceder la
remisión en esos casos fuera hecho a un lado, la culpa ciertamente permanecería sin ser
perdonada.
7 Dios no le remite la culpa a nadie a menos que al mismo tiempo lo humille en todo y lo sujete al
vicario, al sacerdote.
8 Los cánones penitenciales son impuestos solamente a los vivos, y de acuerdo a los cánones
mismos, nada debe ser impuesto a los muertos.
9 Por lo tanto, el Espíritu Santo por medio del papa es bondadoso con nosotros ya que en sus
decretos siempre hace excepción del artículo de muerte y necesidad.
10 Los sacerdotes actuan ignorante y perversamente, cuando los que están agonizando son
todavía cargados con penalidades canónicas para el purgatorio.
11 La cizaña de cambiar las penitencias canónicas por la penitencia en el purgatorio
evidentemente fue sembrada mientras los obispos estaban durmiendo (Mat. 13:25).
12 Anteriormente las penitencias canónicas eran impuestas no después sino antes de la
absolución, como pruebas de verdadera contrición.
13 Los que mueren son librados de toda penalidad por la muerte, en lo que concierne a las leyes
del canon ya están muertos, y tienen el derecho de ser liberados de ellas.
14 Una piedad o un amor imperfectos de parte de la persona que está muriendo necesariamente
trae gran temor. A menor amor, mayor temor.
15 Este miedo o terror es suficiente en sí mismo, por no mencionar otras cosas, para constituir la
penitencia del purgatorio, ya que es muy cercano al horror de la desesperación.
16 El infierno, el purgatorio y el cielo parecen diferir de la misma forma que la desesperación y el
miedo difieren de la certeza de la salvación.
17 Para las almas del purgatorio parece que el miedo necesariamente disminuye y el amor
aumenta.
18 Es más, ni la razón ni la escritura prueban que las almas que están en el purgatorio se
encuentren fuera del estado de mérito, o sea, incapaces de crecer en amor.
19 Tampoco se ha probado, que las almas del purgatorio, o al menos no todas, se hallen seguras
de su propia salvación, aunque nosotros mismos podamos estar enteramente seguros de ella.
20 Por tanto el papa, cuando usa las palabras "plena remisión de toda pena", no quiere decir
realmente "de toda pena", sino sólo de aquellas impuestas por él mismo.
21 Por tanto, los que predican que el hombre es absuelto de toda pena y salvo por las
indulgencias del papa están en un error.
22 De hecho, las penitencias que el papa perdona a las almas del purgatorio, de acuerdo al canon
de la ley ya han sido pagadas en vida.
23 Si el perdón de todo pecado y penitencia pudiera ser extendido a alguien, ciertamente sería
dado a los más perfectos, o sea, a muy pocos.
24 Por esta razón, la mayoría de la gente es engañada por la promesa indiscriminada de perdón
de penitencias.
25 El poder que tiene el papa sobre el purgatorio, corresponde al que tiene cualquier obispo o
cura sobre su diócesis o parroquia.
26 El papa hace muy bien cuando concede perdón a las almas del purgatorio, no por el poder de
las llaves que no tiene, sino por medio de la intercesión que se hace por ellos.
27 Predican doctrinas humanas cuando dicen: “tan pronto como suenan las monedas en el arca,
las almas salen volando del purgatorio”.
28 Es cierto que cuando suenan las monedas en el arca, la avaricia puede aumentar; pero cuando
la iglesia intercede, el resultado está solamente en las manos de Dios.
29 Quien sabe si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas, ya que según la leyenda
tenemos las excepciones de San Severino y San Pascal.
30 Nadie está seguro de la integridad de su propia contrición, mucho menos de haber recibido total
remisión.
31 El hombre que compra indulgencias es tan raro como el que es realmente penitente.
Ciertamente es en extremo raro.
32 Los que creen estar seguros de su salvación porque tienen indulgencias serán eternamente
condenados, juntamente con sus maestros.
33 El hombre debe permanecer en guardia contra aquellos que dicen que el perdón del papa es
un don de Dios, por medio del cual el hombre es reconciliado con Dios.
34 Las gracias de las indulgencias sólo tienen que ver con las penas sacramentales establecidas
por los hombres.
35 Los que enseñan que la contrición no es necesaria de parte de los que intentan sacar almas
del purgatorio o comprar privilegios de confesión predican una doctrina no cristiana.
36 Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene el derecho de recibir perdón completo de
pecado y remisión completa de culpa, aunque no tenga cartas de indulgencia.
37 Cualquier cristiano verdadero, sea vivo o muerto es partícipe de las bendiciones de Cristo pues
es una dádiva de Dios, sin necesidad de indulgencias.
38 Sin embargo, la remisión y bendición papal no deben ser despreciadas, pues son, como dije en
la tesis No. 6 una proclamación de la remisión que viene de Dios.
39 Es muy dificil, aun para los teólogos más capaces encomendar a la gente las indulgencias y a la
vez la necesidad de una verdadera contrición.
40 El cristiano verdaderamente contrito busca y ama pagar penitencias por sus pecados. Mientras
que las indulgencias relajan las penitencias y dan lugar para que los hombres las odien.
41 Las indulgencias papales deben ser predicadas con precaución, no sea
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