Agreciones contra la vida
Enviado por Maye Escudero • 2 de Diciembre de 2018 • Resumen • 2.477 Palabras (10 Páginas) • 241 Visitas
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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE MÉXICO
Escudero Nieto María Fernanda
UNIDAD 7: EL VALOR DE LA VIDA HUMANA
Apartados:
Agresiones contra la vida
Exigencias éticas del morir humano
Psicología
Campus Marina – Cuitláhuac
Materia: Ciencia y Técnica con Humanismo
Profesora: Araceli Bruno Cornelio
24 de noviembre de 2018
EL VALOR DE LA VIDA HUMANA
INTRODUCCIÓN
La vida: lo único que realmente poseemos cada uno de nosotros. No vinimos con riquezas ni cosas materiales a este mundo, y tampoco es nuestro propósito irnos con ellas; el verdadero sentido es cuidar la vida, alimentar nuestro conocimiento, obrar bien y no ir contra las leyes de la naturaleza con la que fuimos dotados como seres psicosociales.
Por desgracia vivimos en un mundo donde la vida parece tener precio y no un valor. Somos el único ser en este mundo que planea, crea y usa todos sus recursos para acabar con la vida, no solo propia, sino con la de otros. Todo esto motivado por objetivos económicos, religiosos y políticos, algo que no solo nos deshumaniza, también nos degrada como especie.
Debemos dar a la vida el valor que merece, no por el estatus social, la fama o el poder político, sino por el amor que trasmite, cómo cuida a sus semejantes y sobre todo cómo respeta su cuerpo y el de los demás, ya que estamos aquí para amar, sentir el abrazo de un amigo, el beso de una madre y no para acaparar riquezas, que no solo no llenarán nuestra alma, sino que le quitarán su dignidad y calidad de vida a alguien más.
AGRESIONES CONTRA LA VIDA
Suicidio
Los datos duros son catastróficos: más 800 mil personas alrededor del mundo mueren cada año por esta razón, y es la segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años. Sin embargo, este no se da por inercia: enfermedades como la depresión y trastornos derivados del consumo de sustancias nocivas para la salud, así como el entorno de violencia –tanto física como psicológica– y/o abandono que sufra una persona son factores detonantes para tomar tan drástica decisión. Pero, a pesar de ser estas las más comunes, existen causas tan diversas que puede resultar complicado detectar a una persona que quiera terminar con su vida y poder ayudarla.
La sociedad suele etiquetar negativamente a las personas que terminan su vida en un acto de suicidio sin conocer las circunstancias por las cuales tomaron esta decisión ni el nivel de sufrimiento que les provocaban las mismas. Incluso los suicidas no buscaban terminar su vida tan abruptamente; si en ellos hubiera estado dar remedio a las situaciones que vivían y les causaban sufrimiento, no hubieran optado por terminar con su vida.
Homicidio
A diferencia de la anterior, el homicidio es el acto de matar a un semejante –ello se deduce desde sus raíces etimológicas: homicidium, palabra que deriva del latín y a su vez se divide en dos: homós (del griego “similar o semejante”) y caedere (del latín, “matar”), y puede ser provocado o por negligencia de cualquier tipo. Se relaciona más con tópicos jurídicos, pues al pensar en un homicidio inmediatamente lo relacionamos con un delito penado por la ley; los tipos de homicidios dependerán de la forma en que se realicen, además de otros aspectos como una intencionalidad específica, razones, modos o instrumentos utilizados para cometer el delito.
En un homicidio es necesario que existan dos agentes para que pueda ser tipificado como tal: el agente activo, que es el homicida, es decir, quien priva de la vida –vista como bien jurídico– al otro, que va a ser en este caso el agente pasivo. Con relación a esto podemos empezar a hablar conductas homicidas, y existen de dos tipos: la conducta de acción, que es cuando el sujeto activo realiza las acciones que derivarían en el cesar de la vida del otro; por otro lado, existe la conducta de omisión, donde hay una relación entre víctima-victimario y el victimario deja de hacer lo necesario para mantener con vida a la víctima.
Pena de muerte
También relacionada con el derecho y las facultades jurídicas, la pena de muerte es un castigo que consiste en privar de la vida a aquella persona que cometa algún delito grave o que perturbe el orden público –el homicidio es la principal causa por la que alguien puede ser condenado a dicha pena–. Esta la impone el Estado para conservar la estabilidad de una sociedad. Históricamente, la pena de muerte se conoce y practica desde las culturas más antiguas, como la romana y la griega. Sin embargo después de un tiempo dejó de ser utilizada, y aunque a muchas personas les parezca drástica, esta condena se pone en práctica “para quien está pecando” y “para que nadie peque”.
En la Constitución de nuestro país, podemos encontrar en el artículo 22, capítulo 1, que la pena de muerte es la condena que se le impone a una persona que cometa algunos de los siguientes delitos: "traidor a la patria en guerra extranjera, parricidio, homicidio con alevosía, premeditación y ventaja; al incendiario, plagiario –secuestrador–, el salteador de caminos, el pirata y los reos de delitos graves del orden militar" (Cortina, 2002). Sin embargo, en la actualidad las leyes mexicanas no la utilizan, en su lugar estipulan la privación de la libertad por un considerable número de años.
Tortura
Es una conducta destructiva que generan terceras personas hacia la vida de alguien, sin tener necesariamente la intención de acabar con la misma. La puede sufrir cualquier persona sin importar género ni edad, a pesar de estar prohibida su práctica en todo el mundo por ser considerada un acto inhumano y que atenta contra la integridad de los demás, porque puede generar daños físicos y psicológicos en quien es víctima de tortura y debe ser tratada de inmediato para evitar secuelas en su vida.
El 26 de junio de 1987 entró en vigor la Convención de las Naciones Unidas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, con 159 Estados Miembros de las Naciones Unidas a favor de aprobar el artículo 14, donde se estipula que cada país será el encargado de velar por la reparación total del daño para quienes hayan sido víctimas de tortura. En México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, ha sumado esfuerzos con organizaciones civiles para combatir la tortura. Por otro lado, la sociedad mexicana en general debe ser consciente de que la tortura es un acto inhumano, violento y peligroso, y en la medida de nuestras posibilidades, ayudar y orientar a las víctimas para que su calidad de vida no se vea afectada por las secuelas que pueda dejar el maltrato.
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