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Amor líquido


Enviado por   •  25 de Octubre de 2014  •  1.808 Palabras (8 Páginas)  •  359 Visitas

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En el estado líquido de la materia, las fuerzas de atracción son más débiles que en los sólidos, de modo que las partículas se mueven y chocan entre sí, vibrando y deslizándose unas sobre otras; aunque cuentan con volumen, no tienen forma fija, es por eso que adoptan la forma del recipiente que los contiene. Fluyen o se escurren con mucha facilidad si no están contenidos dentro de algo.

En el libro Amor Líquido publicado en 2007, nos encontramos que en su discurso, Bauman incluye el término “líquido” para referirse a este particular campo que es la humanidad. La característica esencial de los líquidos es la incapacidad de mantener su forma y, a la vez, su debilidad; la fluidez impide que conserven una forma durante mucho tiempo; llenan un espacio temporalmente hasta que se derraman, se esparcen, se filtran, se vierten. Esta asombrosa movilidad de los líquidos se asocia con ideas de inestabilidad y ligereza. Es por esto que para Bauman, esta metáfora se convierte en la adecuada para referirse a esa etapa de la historia llamada modernidad.

Amor Líquido se trata de un análisis acerca de los vínculos humanos, de las relaciones humanas en un mundo cada vez más capitalista y globalizado en el que el consumo juega un papel primordial al corromper los vínculos afectivos y materializar o etiquetar al amor como algo caduco y pasajero.

Creo conveniente y necesario partir de la postura individual antes de entrar al tema de las relaciones. Según Bauman, el “individuo líquido” es un sujeto independiente y libre pero solitario, arruinado y vacío que busca una relación con la sociedad porque no soporta la soledad pero al mismo tiempo encuentra contrariedades sociales y personales en los vínculos afectivos de índole general y específicamente amorosos. Este tipo de individuo se ajusta al concepto de lo voluble y ligero: la vida, la sociedad, el miedo, y desgraciadamente las relaciones humanas toman un significado momentáneo, demasiado fugaz.

Inteligentemente dentro de esta metáfora podemos llegar al análisis del problema al que nos estamos enfrentado hoy en día: la fragilidad de los vínculos humanos en nuestra llamada modernidad (líquida) y el tipo de relaciones que se establecen en este escenario cultural; aquí todo es inseguro y dura poco.

Liquidez; sinónimo de inestabilidad e inseguridad, características que comparte con la sociedad consumista presente y real. Nos encontramos pues, en un punto en el que deseamos establecer relaciones para obtener aquella seguridad complementaria que tanto nos hace falta; si tenemos una relación quizás podemos obtener de ella la seguridad que ansiamos, mientras tanto, paradójica y absurdamente, destruimos la estabilidad que buscábamos; aumenta el temor a estar juntos para siempre con el otro y queremos entonces ser libres. En un solo párrafo Bauman se encarga de plantear este mismo pensamiento de la siguiente manera: “La idea misma de "relación" (...) sigue cargada de vagas amenazas y premoniciones sombrías: transmite simultáneamente los placeres de la unión y los horrores del encierro. Quizás por eso, más que transmitir su experiencia y expectativas en términos de relaciones, la gente habla cada vez más de conexiones, de "conectarse" y "estar conectado". En vez de hablar de parejas, prefieren hablar de redes.”

¿Qué es entonces lo que nos lleva a actuar de tal manera? ¿Por qué si sabemos la necesidad que hay en nosotros de tener relaciones auténticas nos limitamos a encontrarlas? Tal vez la respuesta sea más fácil escribirla o decirla que aceptarla cabalmente; por miedo. Tal como menciona Willigis Jäger en su obra Sobre el amor: “Todo lo que las personas hacen por temor y miedo, lo que les oprime y les roba su libertad, está en contradicción con el amor que todo lo abarca”.

La sociedad se ve envuelta en un miedo (casi irracional en ocasiones) a establecer relaciones a largo plazo, éstas llegan a ser sencillamente conexiones, que tienen la practicidad de que cuando ya no nos gusta tal relación, nos sentimos incómodos o creemos que se ha pasado el límite de la privacidad o bien, ya estamos aburridos de algo, podemos apretar la tecla correspondiente para eliminar tal relación. Y es que si creemos que el miedo no tiene una fuerza capaz de hacernos actuar de dicha manera, estamos equivocados; el miedo nos hace adictos al evitamiento, a vincularnos con otra persona hasta el extremo de ser vulnerables y poder salir dañados de esa relación, por lo que el individuo líquido sólo establece relaciones sin compromiso, obviamente dirigidas al fracaso. Mantener relaciones con personas de las que saben que no se enamorarán, huir de alguien que se haya enamorado de ellos, o elegir parejas que saben que terminarán por dejar la relación por falta de implicación y muchas más, son características de este tipo de individuo. Nos encontramos deseando un compromiso para superar el miedo y la fragilidad, pero al mismo tiempo dejamos las puertas abiertas para cualquier oferta que se nos pueda presentar ofreciendo una mejor propuesta.

A medida que analizamos Amor líquido, podemos entender que este miedo no surge de la nada, al contrario, surge de algo ya tan común que pasa desapercibido a nuestros ojos (y mucho más a nuestra razón): el consumismo. ¿Cómo pueden el amor, el miedo y el consumismo estar vinculados? Bauman, aunque sin plantear directamente dicha interrogante, es capaz de dar la respuesta correcta, a través de sus palabras explica cómo el consumismo ha pervertido nuestros

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