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Anticristo


Enviado por   •  15 de Junio de 2015  •  554 Palabras (3 Páginas)  •  144 Visitas

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A este hombre no le importaba nada más que lo que él pensaba, por tanto no tenía ningún problema en expresarlo y en este libro expresa su forma más cruda de pensar. Su principal rasgo es que es capaz de filosofar sobre cualquier cosa, algo admirable, y además de hacerlo con una prosa potente, casi poética.

En este libro se centra en criticar el cristianismo. Nietzsche identifica en el cristianismo todo el mal social, por cuya causa el mundo sufre, y el mal moral, que oprime al hombre. Dice que es una religión de débiles, que se basa en el medio y de despojar al hombre de su vitalidad. Lo acusa de estar en contra de la ciencia y muestra frases de la biblia que se contradicen y apoyan sus teorías.

Pero no se queda ahí, critica, desde Kant, hasta la nación de Alemania. Para él, el budismo en comparación, es mucho más realista que el cristianismo, en la medida en que no pretende enseñar la lucha contra el pecado sino contra algo mucho más real, en última instancia, como es el dolor.

Cierto es que este es el escrito más agresivo de un filósofo que nunca se calló nada. Demuestra en sus palabras toda esa arrogancia que él defendía en una especie superior de hombre.

Nietzsche no se cansa en la voluntad de potencia, en el Anticristo, de descubrir los múltiples aspectos de la decadencia cristiana. Los cristianos han matado a Dios sin comprenderlo, y viven de esta muerte y del deseo de aniquilación. En su alma se pudre lentamente el cadáver de Dios. Han abrumado de reprobaciones todo lo que era fuerte y sano, violento y profundo: la pasión y el placer, el pensamiento, la libertad, el amor de la tierra, la ambición, lo han llamado mal, pecado, diablo. Si es lícito definir el ser corrompido como aquel que hace lo que es desventajoso, el cristianismo representa la corrupción esencial. Ha erigido en tipo ideal al hombre débil, al animal humano domesticado y enfermo, que practica sistemáticamente el autocastigo. El hombre sin pecado del cristianismo es el oprimido eterno con las virtudes que le convienen, ellas le dan esas pequeñas satisfacciones débiles que prolongan su esclavitud, pero que compensan su ausencia completa de vitalidad: la dulzura, la benignidad, la caridad. Para justificar esta moral de esclavos, los teólogos han construido un inmenso sistema de piadosas mentiras, de interpretaciones pérfidas. Se ha emponzoñado el corazón de los hombres con el resentimiento y la idea del pecado, y después se les ha explicado por el pecado original o actual su decadencia. Abominable círculo vicioso. Apenas si se elevan por encima de este odioso rebaño algunos tipos, odiosos ellos mismos, pero seleccionados y después de todo superiores: el prelado maquiavélico, el contemplativo, el santo. La muerte de Dios es para el hombre un urgente requerimiento. Nietzsche no se presenta únicamente como un destructor. Comprueba la destrucción de todos los valores, el nihilismo. Agotado, habiendo usado

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