Anticristo

Friedrich Nietzsche en su libro “El Anticristo. Maldición sobre el cristianismo” expresa un total desagrado por el cristianismo identificando todo el mal social, dice que por causa del cristianismo este mundo sufre, gracias a su moral la cual Nietzsche ve como una moral de esclavo esta moral está constituida por los siguientes valores: el sometimiento, la pobreza, la debilidad, la mediocridad. Nietzsche afirma que el cristianismo solo fomenta los valores mezquinos: la obediencia, el sacrificio, la compasión, los sentimientos propios del rebaño; es la moral vulgar, la del esclavo, la moral de resentimiento contra todo lo elevado, lo noble, lo singular y sobresaliente; es la destrucción de los valores de la antigua Europa, la peor inversión de todos los valores nobles de Grecia y Roma, la rebelión de los esclavos contra sus señores; el cristianismo es el "enemigo mortal del Súper hombre". También afirma que con el cristianismo se presenta también una de las ideas más enfermizas de nuestra cultura, la idea de culpabilidad, de pecado.

Nuestro autor critica arduamente al cristianismo por lo enfermizo que es todo lo que la moral cristiana considera bueno, por el poder que le han dado a ese Dios degenerado por ser una contradicción de la vida, lo que principalmente Nietzsche no soporta el desprecio por el cuerpo, la falta de higiene, el celibato, el rechazo de la alegría que proporcionan los sentidos, la particularidad del pecado y los chismes como medio de combatir el aburrimiento.

Nietzsche considera la cruz como signo de reconocimiento para la más subterránea conjura habida nunca, contra la salud, la belleza, la buena constitución, la valentía, el espíritu, la bondad de alma, contra la vida misma".

Nietzsche considera la fe, el amor y la esperanza como las tres grandes "listezas" cristianas para escapar de la finitud y del miedo a la vida: La fe como descrédito de la razón, del conocimiento y de la investigación, como argucia del poder sacerdotal: "Dios perdona a quien hace penitencia, dicho claramente a quien se somete al sacerdote". La esperanza como capacidad de entretener a los desgraciados y de mantenerlos en pie como sustituto de la felicidad acontecida en la realidad. El amor como fuerza ilusoria, dulcificadora y empalagosa que le impide ver al hombre como son realmente las cosas.

Pero Nietzsche a pesar de su decidido rechazo hacia el cristianismo en cualquiera de sus formas tiene una cierta simpatía y admiración por Jesús.

Podría decirse que este autor con su libro “El Anticristo” se acerca mucho más a la verdadera enseñanza de Jesús ya que el cristianismo que tenemos en la actualidad no fue el que este personaje predico si no que es uno acomodado por San Pedro para sus beneficios haciendo una mala interpretación de lo dicho por el supuesto hijo de Dios.

En su libro Nietzsche habla de que la vida de Jesús como una antítesis al propio cristianismo, como se pude ver en este fragmento del libro: "El «evangelio» murió en la cruz. Lo que a partir de ese instante se llama «evangelio» era ya la antítesis de lo que él había vivido: una mala nueva, un disangelio. Es falso hasta el sinsentido ver en una «fe», en la fe, por ejemplo, en la redención por Cristo, el signo distintivo del cristiano: sólo la práctica cristiana, una vida tal como la vivió el que murió en la cruz, es cristiana.[...] Todavía hoy esa vida es posible, para ciertos hombres es incluso necesaria: el cristianismo auténtico, el originario, será posible en todos los tiempos.[...] No un creer, sino un hacer, sobre todo un no-hacer-muchas-cosas, un. Ser distinto [...] Reducir el ser-cristiano, la cristiandad, a un tener-algo-por-verdadero, a una mera fenomenalidad de conciencia, significa negar la cristiandad. De hecho, no ha habido en absoluto cristianos". Jesús es en primer lugar el incrédulo, el impío y el ateo respecto a cualquier tipo de resentimiento,

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