Análisis Decalogos del Abogado

EDUARDO COUTURE

SAN ALFONSO DE LIGORIO

El decálogo del abogado de Eduardo Couture enuncia los deberes que debe tener todo abogado en el ejercicio de su profesión. Ofrece una visión clara de las exigencias que caracterizan la abogacía y las resume en diez títulos.

Las cuales se basan en los preceptos requeridos en la profesión de la abogacía, indicando como punto de partida el estudio, ya que la abogacía como cualquier arte se aprende con sacrificio perpetuo y aprendizaje. Llevados del pensamiento y el trabajo, considero que todo abogado transforma la vida en lógica y al presentar su trabajo a un juez este transforma la lógica en justicia, también se puede inferir que la lógica de un abogado no es pura, y en su pensar debe reinar la inteligencia, la intuición, la sensibilidad y la acción.

Se hace referencia a la lucha por el derecho, más sin embargo el abogado debe ponerse a prueba cada día y mostrar su calidad y autenticidad, debe tener la capacidad de decir a un cliente con dignidad y sencillez que en determinadas ocasiones su causa puede ser indefendible. El decálogo finaliza haciendo referencia al amor del abogado por su profesión, llegando al punto de aconsejar a su propio hijo, en decirle que siga su misma profesión, y esto se resume a que ha hallado en ella algo más que un oficio.

Este decálogo nos deja claro que habrán abogados que cumplen con todas estas condiciones y por ello estarán tranquilos en su conciencia, y que como todo profesional en el ejercicio de la profesión tendrán virtudes y defectos, estará en la tarea de cada uno lograr que lo bueno perdure sobre lo malo, aunque este sea el camino más lento y arduo, estoy seguro que es el correcto, ya que el camino de hacer las cosas como tienen que ser, es el que da mas frutos al final de los hechos.

San Alfonso de Ligorio en su decálogo se limita al actuar del abogado en su función como litigante, en este por su parte el autor establece diez preceptos que hacen referencia a la ética del abogado en el ejercicio de su profesión.

Partiendo de que no es licito aceptar causas injustas, ya que, si esta es conocida de antemano como injusta, no sería licito por conciencia aceptar esa defensa. La defensa debe estar subordinada a encontrar la verdad siempre para así hacer justicia. Teniendo como lineamiento que la defensa solo se puede llevar a cabo con pruebas veraces, ningún abogado deberá animar o sugerir a un cliente que emplee medios ilícitos, testigos falsos ni plantear litigios desprovistos de fundamento.

También hace referencia a que un abogado no deberá en ninguna circunstancia cargar a su cliente con cargos excesivos. Siempre debe tratar el caso de su cliente como si fuese el suyo propio. En el ejercicio de sus funciones ningún abogado deberá aceptar mas causas de la que su tiempo disponible le permite; otro aspecto de suma importancia es que señala que todo abogado debe amar la justicia y honradez tanto como a la niña de sus ojos.

Establece que la demora y negligencia de un abogado pueden causar perjuicio a su cliente y si esto llegase a suceder el mismo debe se indemnizado. Por último, indica que todo abogado para hacer una buena defensa debe ser verídico, sincero y lógico.

El autor de una forma detallada nos deja una especie de reglamento o guía que permite a una bogado desarrollar sus funciones con ética y profesionalismo, invita a que no se deben aceptar causas solo por obtener un beneficio monetario.