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Análisis Del Libro "así Habló Zaratustra"


Enviado por   •  19 de Febrero de 2014  •  2.362 Palabras (10 Páginas)  •  662 Visitas

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Cuando Zaratustra llegó a la primera ciudad, situada al borde de los bosques, encontró

reunida en el mercado13 una gran muchedumbre: pues estaba prometida la exhibición de

un volatinero. Y Zaratustra habló así al pueblo:

Yo os enseño el superhombre14. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis

hecho para superarlo?

Todos los seres han creado hasta ahora algo por encima de sí mismos: ¿y queréis ser

vosotros el reflujo de ese gran flujo y retroceder al animal más bien que superar al hombre?

¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y justo eso es

lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa15.

Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas

en vosotros continúan siendo gusano. En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es

el hombre más mono que cualquier mono.

Y el más sabio de vosotros es tan sólo un ser escindido, híbrido de planta y fantasma.

Pero ¿os mando yo que os convirtáis en fantasmas o en plantas?

¡Mirad, yo os enseño el superhombre!

El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el

sentido de la tierra!

¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os

hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.

Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la

tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!

En otro tiempo el delito contra Dios era el máximo delito, pero Dios ha muerto y con Él

han muerto también esos delincuentes. ¡Ahora lo más horrible es delinquir contra la tierra

y apreciar las entrañas de lo inescrutable más que el sentido de la tierra!

En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese desprecio era entonces lo

más alto: - el alma quería el cuerpo flaco, feo, famélico. Así pensaba escabullirse del

cuerpo y de la tierra.

Oh, también esa alma era flaca, fea y famélica: ¡y la crueldad era la voluptuosidad de

esa alma!

Mas vosotros también, hermanos míos, decidme: ¿qué anuncia vuestro cuerpo de vuestra

alma? ¿No es vuestra alma acaso pobreza y suciedad y un lamentable bienestar?

En verdad, una sucia corriente es el hombre. Es necesario ser un mar para poder recibir

una sucia corriente sin volverse impuro.

Mirad, yo os enseño el superhombre: él es ese mar, en él puede sumergirse vuestro gran

desprecio.

¿Cuál es la máxima vivencia que vosotros podéis tener? La hora del gran desprecio. La

hora en que incluso vuestra felicidad se os convierta en náusea y eso mismo ocurra con

vuestra razón y con vuestra virtud.

La hora en que digáis: «¡Qué importa mi felicidad! Es pobreza y suciedad y un lamentable

bienestar. ¡Sin embargo, mi felicidad debería justificar incluso la existencia!»

La hora en que digáis: «¡Qué importa mi razón! ¿Ansía ella el saber lo mismo que el

león su alimento? ¡Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar!»

La hora en que digáis: «¡Qué importa mi virtud! Todavía no me ha puesto furioso. ¡Qué

cansado estoy de mi bien y de mi mal! ¡Todo esto es pobreza y suciedad y un lamentable

bienestar!»

La hora en que digáis: «¡Qué importa mi justicia! No veo que yo sea un carbón ardiente.

¡Mas el justo es un carbón ardiente!» La hora en que digáis: «¡Qué importa mi compasión!

¿No es la compasión acaso la cruz en la que es clavado quien ama a los hombres?

Pero mi compasión no es una crucifixión.»

¿Habéis hablado ya así? ¿Habéis gritado ya así? ¡Ah, ojalá os hubiese yo oído ya gritar

así!

¡No vuestro pecado - vuestra moderación es lo que clama al cielo, vuestra mezquindad

hasta en vuestro pecado es lo que clama al cielo!16.

¿Dónde está el rayo que os lama con su lengua? ¿Dónde la demencia que habría que

inocularos?

Mirad, yo os enseño el superhombre: ¡él es ese rayo, él es esa demencia! -

Cuando Zaratustra hubo hablado así, uno del pueblo gritó: «Ya hemos oído hablar bastante

del volatinero; ahora, ¡veámoslo también!» Y todo el pueblo se rió de Zaratustra.

Mas el volatinero, que creyó que aquello iba dicho por él, se puso a trabajar.

13 Markt es la palabra empleada por Nietzsche, que aquí se traduce literalmente por mercado. No se refiere

sólo al lugar de compra y venta de mercancías, sino, en general, a lugar amplio donde se reúne la gente, a

plaza pública. Todavía hoy la plaza central de muchas ciudades alemanas se denomina Marktplatz.

14 Sobre el «superhombre», expresión que ha dado lugar a tantos malentendidos, dice el propio Nietzsche

en Ecce homo: «La palabra “superhombre”, que designa un tipo de óptima constitución, en contraste con

los hombres “modernos”, con los hombres “buenos”, con los cristianos y demás nihilistas, una palabra que,

en boca de Zaratustra, el aniquilador de la moral, se convierte en una palabra muy digna de reflexión, ha

sido entendida, casi en todas partes, con total inocencia, en el sentido de aquellos valores cuya antítesis se

ha manifestado en la figura de Zaratustra, es decir, ha sido entendida como tipo “idealista” de una especie

superior de hombre, mitad “santo”, mitad “genio”».

15 Eco de los fragmentos 82 y 83 de Heraclito (Diels-Kranz): «El más bello de los monos es feo al compararlo

con la raza de los humanos.» «El más sabio de entre los hombres parece, respecto de Dios, mono en

sabiduría, en belleza y en todo lo demás.»

16 «Clamar al cielo» es expresión bíblica. Véase Génesis, 4, 10: «La voz de la sangre de tu hermano está

clamando a mí desde la tierra» (palabras de Yahvé a Caín). Corno hace casi siempre con estas «citas» bíblicas,

Zaratustra confiere a ésta un sentido antitético del que tiene en el original.

4

Mas Zaratustra contempló al pueblo y se maravilló. Luego habló así:

El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, - una cuerda sobre

un abismo.

Un peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrás, un peligroso

estremecerse y pararse. La grandeza del hombre está en ser un puente y no una

meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso17.

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