Apologia De Socrates

1- La obra inicia entre el 393 y 389 a.c. con la autodefensa que Sócrates se hace ante el pueblo de Atenas, según Platón.

La obra se divide en tres partes teniendo como desenlace una muerte trágica, aunque teniendo como opción el destierro y seguir con vida, esto consistía en renunciar a su forma de pensar y pertenecer a una sociedad ajena a la ateniense.

2- Primera parte:

Sócrates describe como será su defensa de la siguiente manera:

Primero, responder a las primeras acusaciones falsas. Luego a sus primeros acusadores y por último, a las acusaciones más recientes. Porque dice que no solo debe defenderse de los acusadores de siempre sino que también debe defenderse de las personas que sido persuadidas de que Sócrates no creía que haya Dioses.

3- Segunda parte:

Sócrates acepta la condena, sin embargo, dice que esperaba ser condenados por más votos en su contra y no por una diferencia de tan solo treinta.

El fundamento que Sócrates encuentra para llegar a su condena (beber cicuta) es que no contaba con suficiente dinero para poder pagar la multa, y sus amigos no llegaban a cubrir la multa establecida por los jueces; el destierro fue la primer opción que descarto debido a que implicaba guardar silencio en la sociedad ajena a la ateniense y desobedecer a su Dios y quedarse quieto. Por lo tanto como única opción conveniente para no contradecir sus pensamientos era la de beber cicuta

4- Tercer parte:

(…) en cuanto a ustedes, jueces, es necesario que afronten a la muerte con grandes esperanzas, y crean en una sola cosa como verdadera: que no hay mal para el hombre de bien, vivo o después de la muerte y que los Dioses nunca los abandonan (…)

Hasta las últimas circunstancias creyó en su Dios, en su protección, y por sobre todo antes muerto a terminar viviendo en una sociedad sometida e ignorante, sin aspiraciones de buscar la verdad.

5- Opinión grupal:

Desde ya la obra cuenta con gran claridad, por lo que nos resulto una lectura llevadera y sin interrupciones.

Es hermosa la historia, nos hizo comprender que ante todo siempre que nos manejemos con la verdad, no hay nada de que temer. Hay un Dios que lo ve todo y que será él, quien finalmente nos juzgue.

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