Apologia de Socrates, resumen
Enviado por CecilyHerondale • 2 de Abril de 2019 • Resumen • 927 Palabras (4 Páginas) • 1.177 Visitas
La apología comienza con Sócrates diciendo que, si bien las palabras con las cuales lo acusaron fueron persuasivas, ninguna de estas es verdadera. Y que no utilizará sentencias brillantes o palabras escogidas, propias de un tribunal, sino que optara por dar un discurso con un lenguaje sencillo y espontáneo, que ha utilizado anteriormente en la plazas públicas (o en la casa de contratación), ya que confía en que él no dirá otra cosa que no sea la verdad.
Identifica “dos suertes de acusadores”: aquellos que lo acusaron hace mucho tiempo, y los que lo citan al tribunal. Decide responder a los primeros ya que estos son los que han causado una impresión profunda en los demás, de forma que tiene en contra a sus detractores y, a aquellos a los que han sido persuadidos por estos de que él no cree en la existencia de los dioses.
Menciona a sus acusadores; Melito, Anito y Licón (Representantes de poetas, artífices y políticos y a los oradores). A continuación lee su acusación “Sócrates es culpable de tratar de penetrar, con curiosidad impía, los secretos de la tierra y del cielo, de hacer de una mala una buena causa y de enseñar a otros cosas semejantes.”, seguido de su acusación, explica porque es acusado de cometerlas y dice que proceden de cierta sabiduría que posee, aunque más adelante dice que no la tiene. Explica que Querefón, un amigo suyo de la infancia, fue a Delfos y le preguntó al oráculo si había en el mundo un hombre más sabio que Sócrates, y la Phythia respondió que no.
Sócrates intenta comprender el significado de las palabras del oráculo y, al no considerarse un sabio, busca a otros hombres que él si considera sabios: poetas, políticos, oradores y artífices para comprobar que si existen hombres más sabios que él, no obstante, advierte que estos pasaban por sabios sin serlo. Intentó convencerlos de este error y le generó el odio de estos “sabios”. Y dice: “Por esto es por lo que se me odia, por decir la verdad”.
Luego de su intento por comprender las palabras del oráculo llega a la conclusión de que el hecho de admitir que no sabe nada es lo que lo convierte en un hombre sabio.
Ante estas acusaciones, Sócrates se defiende acusando a Melito de mentiroso de petulante y de insolente. Y refuta sus declaraciones, y los desbarata con sus preguntas. En primer lugar cuestiona ¿quién es la persona capaz de hacer mejores a los jóvenes? A lo que Melito contesta, las leyes. Le vuelve a plantear la pregunta y este contesta: Los Jueces.
Esta respuesta deja a Sócrates acorralado, ya que si este niega lo que dice Melito, estará diciendo que los jueces y las leyes creadas por los atenienses, no son capaces de hacer más virtuosos a los jóvenes. Pero, si acepta, que esos jueces son capaces de mejorar a los jóvenes, estaría aceptando que, por ocupar el cargo de jueces, son hombres sabios y virtuosos, lo cual no es cierto.
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