Apologia de inmoralidad

Título

 “Apología de la Inmoralidad”

Resumen

        En este artículo, la autora revisan los conceptos de ética y moral, para argumentar a favor de la ética y defender la Inmoralidad. De igual forma se analiza la relación entre el bien, el mal, la forma de habitar el mundo, el pensamiento crítico y la libertad; así como algunas diferencias que generan los conceptos de ética y moral por el uso del lenguaje. Se discuten también algunos factores que resultan de la relación entre la ética y la moral. La autora sostiene que Platón y Kant distinguen que la Ética es una parte de la Filosofía que no sólo cuestiona las diferentes morales sino que puede pensar y analizar conceptos morales, axiológicos (o de los valores) y su surgimiento u origen.

Conceptos Clave

• Moral, Ética, Reflexión, Elección, Libertad, Inmoralidad

Introducción

        En el lenguaje cotidiano se utilizan a veces los conceptos de ética y moral como si fuesen sinónimos; sin embargo, en el lenguaje académico, científico y filosófico es necesario subrayar la diferenciación radical entre ética y moral.

Desarrollo

        La etimología de la palabra moral, de origen latino, señala que significa costumbre, un conjunto de ellas, que sirven de marco regulatorio para una sociedad, es una colección de códigos; por lo que “una acción puede ser juzgada como moralmente buena o moralmente mala, de acuerdo a la moral vigente” (Rivero, P., 2004, pp. 2/7).

        La etimología de la palabra ética, de origen griego, habla que ethos pasó de querer decir guarida o hábitat, a costumbre o hábito, pero luego pasó a significar carácter; esto es, que el “carácter se adquiere o se conquista por medio del hábito”, de la disciplina, requiere una “mediación reflexiva” por parte de la persona; requiere un autocuestionamiento, la deliberación libre y auténtica, una libre elección (Rivero, P., 2004, pp. 2/7). La acción ética implica una reflexión, fruto de una interiorización, de un valor, para con libertad, comprometerse con los valores propios. La ética salva la persona de la corrupción del alma, evita cometer actos malos, inclusive, salva de la moral imperante o de los códigos sociales, pues permite cuestionarlos y evolucionar “hacia un anhelo de la verdad, el amor al pensamiento libre y a la libertad de acción” (Rivero, P., 2004, pp. 4/7) o como diría Nietzsche “por amor al crecimiento de la vida”.

        Evolucionar es una transformación, como menciona Aristóteles de un ethos-costumbre a un ethos-carácter, fruto de la reflexión activa, deliberativa, libre; en una frase, la ética es pensar y elegir: la libertad es la esencia de la ética (Rivero, P., 2004, pp. 5/7).

        Platón consideraba que la ética requiere o exige que se deliberen las cuestiones por medio de la razón, que se tuviera un pensamiento autónomo y no ser injusto; y Kant, distingue en este sentido que la ética es autónoma, porque exige que la persona se comprometa con la creación de sus propios valores, atreviéndose a saber y atreviéndose a pensar por sí misma.

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