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Aristóteles y Sócrates en un debate atemporal sobre incontinencia


Enviado por   •  3 de Marzo de 2023  •  Ensayo  •  1.245 Palabras (5 Páginas)  •  59 Visitas

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Aristóteles y Sócrates en un debate atemporal sobre incontinencia

Según Aristóteles ese que es dominado por los placeres es incontinente y el que los domina es el conjunto de naciones. Por su lado, el que domina el dolor es el resistente, en lo que él que es dominado por tal dolor es el blando. Por consiguiente, se opone al incontinente el conjunto de naciones, y al blando el ser humano paciente o resistente. Por esto, la paciencia se basa en resistir y la continencia en dominar, y, por esto, el resistir y el dominar son cosas diferentes. Aristóteles confirma que es preferible la continencia a la resistencia.

El vicio, según Aristóteles.

Se opone al incontinente el continente, y al blando el ser humano paciente o de resistencia; la paciencia, en impacto, se basa en resistir, y la continencia en dominar, y el resistir y el dominar son cosas diversas...Por su lado, la incontinencia podría ser o apresuramiento o debilidad; unos, en impacto, reflexionan, sin embargo, llevados por la pasión, ni siquiera se atienen luego a sus soluciones, y otros, por ni siquiera pensar, son arrastrados por la pasión.....Además la incontinencia y el vicio son de géneros enteramente diversos; en impacto, el vicio es inconsciente y la incontinencia ni siquiera. De los incontinentes mismos, son superiores los que permanecen fuera de sí que los que son dueños de su razón, empero ni siquiera se atienen a ella, pues dichos últimos son vencidos por una pasión menos intenso y ni siquiera obran impremeditadamente como los demás; en impacto, el incontinente se parece a los que se embriagan rápido y con poco vino, o con menos que la mayor parte. Es, puesto que, claro que la incontinencia ni siquiera es cualquier vicio (aunque se le parece), pues la incontinencia obra contra nuestra elección, y el vicio está según ella; no obstante, ni siquiera deja de ser parecido a éste por lo menos a las ocupaciones....Además, el incontinente es de tal índole que ni siquiera sigue por convicción los placeres corporales desmesurados y contrarios a la recta razón, y el licencioso, sin embargo, lo hace por convicción...El primero es bastante susceptible de arrepentirse, y el segundo, ni siquiera.....Hay ciertos que se atienen a su crítica a quienes llamamos obstinados, que son difíciles de convencer y ni siquiera se les persuade de forma sencilla a modificar de modo de pensar; éstos poseen cierta semejanza con el ser humano continente, lo mismo que el pródigo con el generoso, y el temerario con el valiente, sin embargo se diferencian de él en muchas cosas. El uno, en impacto, ni siquiera cede por pasión y hambre, debido a que a veces el conjunto de naciones va a ser propicio a la persuasión; sin embargo, los demás son a el motivo a la que ni siquiera atienden...Son obstinados los testarudos, los ignorantes y los incivilizados…Por todo ello, se parecen más al incontinente que al continente.

“El conocimiento es algo noble, desventurado aquel que lo tenga y sea dominado por otra cosa” -Sócrates

Según Sócrates, sería terrible que, dándose el conocimiento en una persona, tal persona fuera dominada por otra cosa. La referencia de Aristóteles es, muy probablemente, al pasaje del diálogo platónico Protágoras 352b-c, donde Sócrates argumenta que el conocimiento es algo noble y capaz de gobernar al hombre que lo posee, y que si uno conoce las acciones buenas y malas no puede ser dominado por nada para hacer algo distinto que lo que su conocimiento le ordena. Además, agrega Aristóteles, si los incontinentes actúan a sabiendas, la pregunta qué cabe hacerse es en qué sentido puede decirse que saben. Pese a la interpretación aristotélica -creo que legítimamente inferida del pasaje de Protágoras 352b-d- de que alguien que defiende una posición intelectualista en materia ética no puede explicar el fenómeno de la incontinencia, Sócrates parece haber sido el primero en advertir el problema. Cuando en el Hipias Menor (365el-6) el personaje Sócrates sostiene que los diestros o astutos son engañadores gracias a su malicia e inteligencia, y que por ser inteligentes saben lo que hacen y por eso obran mal, está admitiendo implícitamente la posibilidad de que una persona pueda obrar en contra de su mejor razón, es decir, está aceptando la posibilidad de una conducta incontinente.

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