Arte Y Sociedad

Arte y sociedad

inconsciente y conciente

En el cuadro se percibe el traspaso histórico de la manera en que el autor es construido por la sociedad como sujeto de producción de discurso.

En la antigüedad los descubrimientos científicos tenían la necesidad de ser comprobados como correspondiéndose a la realidad que querían explicar, por lo que la certificación del autor era importante.

Los artistas, en un anonimato, vinculándolo con el texto de Foucault, tenían una conexión más profunda con el espíritu, trabajaban más en conjunto generando una variedad en la creación y compromiso en la realización, una labor verdaderamente comunitaria.

En la modernidad, podemos observar un movimiento inverso en cuanto a la ciencia y el artista se refiere; en la percepción, mirada y conectividad del artista, la sociedad no soporta el anonimato literario y por lo tanto, crea un vínculo estrecho con el autor, siguiéndolo más allá de su línea de pensamiento, la temática de su obra queda en un segundo plano.

La función del artista no se ejerce de manera universal y constante en todos los discursos.

El autor no es solo un nombre propio, da valor a su obra, la potencia, le da firmeza, la energiza; él asume una clasificación social como característica, hay una delimitación en su obra, excluye o agrupa, su discurso no es indiferente, tiene y da valor.

Esta inversión en la modernidad la vemos también en el plano de la ciencia, ya no es imprescindible la firma, esa certificación del autor, hoy encontramos más equipo, más conjunto, más ligazón en el trabajo con más lazos y vínculos que en la antigüedad, ese cambio, esa mutación permite llegar al objetivo con más celeridad, esa comunidad autoral, ya más anónima, aterriza en el colectivo con otra mirada social.

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