Arte y belleza

Arte y belleza

1. El ideal estético en la Antigua Grecia

En este capítulo Humberto nos habla de cómo fue cambiando poco a poco el concepto griego de la belleza, desde el momento en que es ignorada, hasta el momento en que llega a la cúspide de la representación de esta en esculturas principalmente.

Así conocemos la primera concepción de belleza por parte de los griegos, ligada a las diversas artes que expresan y que no tienen un vínculo entre sí: en los himnos, la belleza se expresa en la armonía del cosmos, en poesía se expresa en el canto que hace gozar a los hombres, en escultura, en la medida proporcionada y la simetría de las partes, y en la retórica, en el ritmo adecuado. No obstante, estos primeros conceptos no son más que subjetivos y deductivos, pues como comenta Humberto a lo largo de este capítulo, la antigua Grecia ignoraba indirectamente el significado de la belleza.

Más tarde vemos que los egipcios no tomaban en cuenta para sus representaciones arquitectónicas o pictóricas las exigencias de la vista, puesto que ya tenían cánones preestablecidos que ornamentaban sus obras estrictamente; los griegos por su parte, ponen en primer lugar la visión subjetiva.

Más tarde, Platón divulga que la belleza no reside en el aspecto físico de las cosas, más bien, la belleza tiene una existencia autónoma y no corresponde a lo que se ve, por lo que la “visión sensible” debe ser superada por la “visión intelectual”, así mismo, alega que lo más propio es expulsar el arte de las escuelas, y sustituirlo por la belleza de las formas geométricas.

2. Poder de las formas

Las estructuras formales a través de proporciones y relaciones internas, inducen nuestro estado de ánimo en diferentes direcciones. La naturaleza obra también de este modo, utilizando formas y proporciones precisas para que la vida se manifieste, incluso en el diseño de automotrices, tratando de mover la identificación con el vehículo por medio de la emoción, proporciones y formas. De igual manera se utiliza en la arquitectura y el diseño, ya que el hombre puede sentirse bien en un espacio armónico, natural o creado por el hombre. También, un claro ejemplo es la música, hay piezas musicales que conducen a estados de relajación, elevación, temor, etc.

Las formas naturales han sido modeladas por leyes inmutables, manifiestan proporciones que determinan solo unas pocas estructuras básicas cuyas infinitas combinaciones producen la gran diversidad de formas de la naturaleza.

La belleza responde a una especial disposición de las partes con respecto al conjunto que observamos. El ritmo, el equilibrio y la proporción determinan aquello que en el mundo de las formas nos resulta agradable y bello a lo que no.

Ritmo: repetición que obedece a una ley que rige esa repetición, nos sugiere la vida, es la base para entender la simetría y la perspectiva, desplaza nuestra conciencia en el tiempo y el espacio, generando la idea y el hecho del movimiento.

Equilibrio: constituye en gran medida a dar una impresión estética. Dependiendo de que los diferentes elementos de una composición se pueden encontrar en equilibrio, lo que proporciona una sensación de agrado o disgusto. Refleja una necesidad de movimiento, configura la estructura y proceso vital del universo, dualidades como la suavidad, oscuridad, luminosidad, agudo, etc.

Proporción: se haya presente en toda la naturaleza y en todo nuestro cuerpo. De igual manera se utiliza mucho en el arte, como lo es la llamada “divina proporción” en donde constituye uno de los métodos canónicos de composición de obras de arte más utilizado. La contemplación de la proporción aurea o de sus armónicos rememora la vida y la belleza, produce satisfacción estética.

La resonancia que transfiere las vibraciones en diferentes niveles y planos produce en el hombre una respuesta que va desde lo físico hasta lo espiritual, en virtud de la naturaleza de lo que nos rodea e impacta. Éste

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