Astronomía Aristotélica

Astronomía Aristotélica

Aristóteles nos presenta sus pensamientos acerca de disposición de los cuerpos celestes y sus características en unos tratados titulados sobre El Cielo, donde se destacan los libros sobre La Generación y la corrupción. En ellos explica este pensador los movimientos de los cuerpos celestes y su relación con los seres de la tierra. Para este pensador, el universo está dividido en dos diferentes zonas que pueden que pueden diferenciarse así:

1) El mundo supralunar. Comprende la región donde se encuentran aquellos cuerpos celestes de naturaleza divina compuestos de éter como los planetas y las estrellas, es decir, el lugar donde se hallan todos aquellos cuerpos celestes que se ubicamos más allá de la órbita terrestre, en la cual gira la luna.

2) El mundo sublunar. Comprende la región donde se encuentra la tierra, el cuerpo más pesado, que es el centro del movimiento de los demás cuerpos celestes compuestos de los cuatro elementos, debido a esta mezcla aquellos cuerpos son corruptibles. La tierra como elemento central es inmóvil y de una naturaleza inferior a la divina. Por ello puede decirse que la luna se mueve justo en el límite que separa los cuerpos divinos de los menos privilegiados, como la tierra.

Aristóteles imaginó que el cosmos era un lugar esférico y cerrado, afirmaba que no podría existir otro más que este. Además afirmó que el universo se organizaba teniendo en cuenta el movimiento de los cuerpos supralunares, por esta razón dice que el cielo en su conjunto debe moverse de manera circular, hacia arriba, y hacia la derecha. Esto último puede sonar extraño y difícil de entender, pero desafortunadamente este pensador no entregó más argumentos al respecto. Luego complementa esa afirmación diciendo que el movimiento de los cuerpos celestes debe ser uniforme y regular, ya que estos no acarrean cambio alguno. Pero de todas maneras resulta importante preguntar si este último argumento es suficiente para demostrar lo que afirmó al principio.

Sobre las estrellas dice este pensador que están hechas del mismo material en el que se mueven, un material cristalino, y que su luminosidad se debe a la fricción que experimentan durante su recorrido por el espacio, pero además nos dice que ellas no poseen un movimiento propio, sino que se mueven gracias al movimiento circular diurno del cielo.

La idea geocéntrica que nos presenta Aristóteles acerca del universo nos invita pensar con cuidado cada una de sus afirmaciones, porque algunas de ellas parecen ser un tanto confusas o difíciles de aceptar, sin embargo es interesante observar el esfuerzo que realizó este hombre griego para explicarnos lo que pensó acerca del universo. Es posible que el estudio de sus obras ayude a comprender mejor la evolución del pensamiento desde la antigüedad hasta nuestros días.

...