Así habló Zaratustra después de haber pasado tanto tiempo en soledad

Así hablo Zaratustra

 Después de haber pasado tanto tiempo en soledad, Zaratustra decidió bajar de la montaña, en su primer viaje Zaratustra comete el error de predicarle su doctrina a una muchedumbre. En lugar de eso debió de haber buscado personas más reflexivas o sensatas que quisieran adoptar su doctrina de manera voluntaria, para así no complicarse la vida y no perder su tiempo.

En la primera parte del libro Zaratustra habla acerca de la muerte de Dios y del gran peso que tenía sobre la voluntad del hombre y la toma de decisiones del mismo.

Además de las virtudes que el hombre creía correctas pero que en realidad adormecían su pensamiento libre.

Al terminar la primera como misión que tenía Zaratustra de dar sus discursos, se despide de sus discípulos y vuelve a la soledad de las montañas nuevamente, en ese momento dice una frase que recuerdo muy bien y dice “muertos están todos los dioses, ahora queremos que viva el súper hombre”.

Después del paso del tiempo, para ser más explícito meses y años, Zaratustra vuelve a predicar, un tema central de la segunda parte que es la voluntad del poder, por ello al principio descarta de sus discípulos a los que se oponen a esta voluntad. Saca a los compasivos, a los sacerdotes, los poetas, los sabios famosos y los virtuosos, todos ellos sienten aversión por la vida, están dominados por el espíritu de la venganza.

Más adelante aparece una especie de hombre liberado de ese espíritu vengativo. Al final del capítulo de esa parte hace parecer como un monstruo el pensamiento del eterno retorno al desarrollar en su siguiente predicado. Por la noche de nuevo se retira solitario.

El tema del que se habla en el siguiente capítulo es el pensamiento del eterno retorno, en donde Zaratustra se embarca y durante la travesía narra a los marineros su sueño más reciente, el de la visión y el enigma que produce un terror especial por el misterio y su significado inexpresable.

El pensamiento del eterno retorno sale a relucir una y otra vez en esta parte, Zaratustra celebra ahora la inconciencia de la felicidad, canta las poesías naturales y las victorias sobre la melancolía.

Pide a los hombres que se despejen de ser tan bravos y finalmente dicta sus nuevas tablas de valores que derivan los antiguos conceptos sobre el bien y el mal, invoca la eternidad en nombre de la alegría.

Muchos años y muchas lunas pasan sobre el alma de Zaratustra antes de comenzar la cuarta parte, en donde demuestra la soledad de sus cavernas y con el paso del tiempo se vuelve más viejo, de un momento a otro llega a sus oídos un grito procedente de criaturas, los cuales eran un símbolo de antiguos valores.

Zaratustra saluda a unos hombres superiores y celebra con ellos la cena y la fiesta del asno. Sin embargo pronto se siete pensativo de una duda angustiosa y Zaratustra no presenta compasión por ellos y los expulsa, ya que no es a ellos a quien aguarda en sus montañas.

Casi al final Zaratustra supera su última tentación y abandona su caverna y parte con destino desconocido.

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