Buscando A Dios
Enviado por almapenelope55 • 26 de Mayo de 2014 • 2.320 Palabras (10 Páginas) • 240 Visitas
“BUSCANDO A DIOS”
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INTRODUCCIÓN
En este tiempo progresista, en el que con el afán natural del lucro se investiga y se le arrancan
las entrañas a la madre tierra; en este tiempo de ciencias matemáticas por las cuales medimos las
fuerzas, en otro tiempo imposible; en este tiempo positivista, en que en todo queremos ver ganancias
palpables y por tanto materiales, parece haber caído en desuso buscar la mayor de las satisfacciones; la
que da la mayor ganancia que no se puede medir ni calcular; pero esto tiene una explicación muy
lógica, como veremos en el curso de esta obra. Pocos, muy pocos y aún ninguno, se ocupa de buscar la
causa primera de las cosas; Dios. El verdadero Dios, del modo que debe querer ese Dios que se le
busque; con altura de miras y desnuda nuestra conciencia de prejuicios y rutinas; porque, aunque hay
muchos que escriben cosas de Dios (dicen) son ellas tan irracionales y faltas de sentido común, que si
Dios es persona (como alguna religión nos asegura), no puede menos de irritarse y castigar a los que
queriendo alabarle lo insultan, y si tiene dónde, no puede menos de esconderse, para no avergonzarse
de verse tan traidora y bajamente tratado.
Nos ha sido presentado siempre un Dios, todo enojado, vengativo y tirano; y, un Dios así no
puede ser más que odiado, y así es.
Yo voy a buscar al "Dios de Amor", en contraposición al Dios Irracional que retratan en sí
mismos, los que nos lo han impuesto.
Mas no se asusten los que podrían dar motivo a la irritación y vergüenza que antes dije de ese
Dios; porque ellos, quizás, sin darse cuenta cumplen con un deber, aunque ese deber es triste y
lamentable porque hacen como una fuente que cumple su deber llenando la vasija que se puso bajo un
caño, que si cuando se llenó no se retira, la fuente, inconsciente, seguirá derramando su líquido que
será para daño, por el escándalo de los perjuicios de las cosas anegadas, y aún mayor, porque todo
aquello perdido, ha privado a otros de sus beneficios.
Así, ellos, han vertido en la gran vasija del mundo, todas las frases, epítetos y comparaciones
que han creído conveniente a mostrar al Dios del odio, con perjuicio del Dios de Amor; y como los
unos lo han hecho obedeciendo a un credo y los otros rebatiendo el credo, han hecho un batiburrillo,
que han dejado chica a la famosa confusión de Babilonia; por cuya causa, son muy contados los
hombres que tienen la verdadera idea de Dios.
No voy yo a rebatir a nadie, hasta ver dónde encuentro al Dios que busco; y confieso, que no me
domina ningún credo ni tal o cual tendencia, ni quiero buscar a mi Dios, más que por mi razón; y así,
voy a estudiar en mi conciencia y en la conciencia de las cosas, siguiendo un camino progresivo
ascendiente, hasta agotar el último recurso.
Yo voy a buscar, sin prejuicios, al verdadero Dios; es decir, la idea de Dios; pero el Dios
racional, del Dios creador, del Dios padre universal; y, en aquello que la encuentre, lo señalaré y
aquello será mi artículo de fe. Hasta entonces, no tengo ningún credo ni admito ningún dogma.
Por lo tanto, donde yo señale mi "Dios de Amor", allí podrán adorarle los hombres todos, sin
prejuicios, por que sin prejuicios lo busco y, tengo fe en que lo encontraré como mi razón lo entiende y
entonces estudiaré e invitaré a estudiar su esencia, sus deberes y los deberes nuestros y veremos si
estamos al presente en el verdadero camino del conocimiento de la idea de Dios y quién y bajo qué
Buscando a Dios y Asiento del Dios Amor
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formas y con qué cultos se le adora y qué debemos esperar de él y qué espera él de nosotros sus hijos y
con qué medios contamos y cuál es nuestro fin.
Llegado a este punto, entraré en materia. Voy a estudiar en la conciencia de las cosas que me
puedan conducir o un resultado innegable y, ruego al Dios que con afán busco, me dé la luz y la calma
necesarias; pues ante el fárrago de ideas, cultos, figuras, fanatismos, escepticismos, afirmaciones
teológicas y negaciones filosóficas que nos envuelven, la afirmación sería, que no existe Dios, porqué
serían tantos Dioses como ideas y necesariamente se anulan unos a otros. Más yo lo presiento
completamente diferente a todos esos tantos y debo buscarlo y, debo encontrarlo, o mi razón es toda
una psicastenia.
Joaquín Trincado
6 Editado electrónicamente por la Cátedra “Maestro Nato Juan Donato Trincado”
“BUSCANDO A DIOS”
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CAPITULO PRIMERO
LA NATURALEZA TERRESTRE
La naturaleza terrestre, obra, sin duda alguna, obedeciendo leyes que la rigen, derivadas de la
naturaleza universal; muchas de estas leyes son de nuestro dominio y llegamos hasta sujetarlas a una
regla numérica, lo que equivale darles forma; pero esto no deja de ser una forma caprichosa, porque
vemos que, cosas que ayer estaban en la categoría de verdades, por un progreso mayor, hoy no son
tales verdades; pero aún así es gran cosa, desde que nos permite estudiar, a nuestro modo, (el secreto en
otro tiempo), del movimiento universal. En esto, no hacemos más que un deber, pues somos libres para
pensar, desde que nuestros ojos son libres para ver; y, por más que se haya amordazado al pensamiento,
éste se burla y se marcha de nosotros mismos. ¿A dónde va? ... Procuraré seguirlo.
Pero hay que advertir, que nadie ve con los ojos, más que aquellos objetos para los cuales tiene
fuerza en su vista y en conciencia es capaz de juzgar; no importa que los ojos lo miren todo; sólo verá
lo que sea capaz. En un cuadro expuesto al público; unos ven en él la luz, vida, historia, arte; otros lo
miran y no ven más que borrones de pintura; los primeros ven, los segundos no ven, por mucho que
abran los ojos.
La naturaleza terrestre, sigue su curso de producción y nos presenta en cada época y en cada
grado del planeta, lo que hace falta en todos los seres que debe mantener y no tiene en cuenta la
ignorancia ni la sabiduría de sus huéspedes, ni el agradecimiento o la ingratitud; ella ve impasible que
unos destruyen su belleza natural y allí mismo, con aquellos despojos que le arranca, su huésped,
levanta otra belleza, en armonía con sus necesidades; ve, asimismo, que le sacan de sus entrañas las
más ricas venas y aún se
...