Busqueda Implacable

narra la historia de Bryan (Liam Neeson), un ex agente de la CIA que al ver cómo una red de prostitución europea rapta a su hija Kim (Maggie Grace) deja de lado su apacible vida para volver a entrar en acción. Básicamente, el film muestra hasta dónde puede llegar un hombre entrenado por el gobierno de los Estados Unidos en su intento desesperado por salvar a aquella persona que más quiere en el mundo. Lo interesante, y aterrador por cierto, es observar la manera en que Bryan elimina su supuesta fachada de hombre retirado que hace parrilladas con sus ex compañeros de armas para volver a convertirse en una perfecta máquina de matar. El hombre, diestro como John Rambo (sus amigos, en un momento, lo comparan con el personaje interpretado por Sylvester Stallone), desata una furia imparable desde el primer minuto que pisa el suelo francés, cargándose todo tipo de criminales, desde los más ordinarios hasta los más poderosos: albanos, franceses, árabes y cualquier persona que se cruza en su camino es ajusticiada por este agente entrenado yankee. Y este no es un dato menor: la película hace del personaje un ser despreciable, un individuo decidido a emplear hasta los métodos más cuestionables (como la tortura), logrando alcanzar su objetivo sin interrogantes éticos o morales.

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