C. I. Lewis y el orden del mundo - pragmatismo

Capítulo 6: C. I. Lewis y el orden del mundo

        Peirce, James y Dewey figuran  entre los clásicos del pensamiento contemporáneo. El  pragmatismo nunca presentó para ellos una empresa común. Ninguno mostró interés especial por ser denominado pragmatistas. James se rebautizó como pragmaticista y James habla del instrumentalismo.

El pragmatismo es un precipitado, impreciso en sus contornos pero reconocible. Clarence Irving Lewis fue el filósofo del segundo departamento.

Si el pragmatismo ha logrado sobrevivir entre las corrientes contemporáneas de pensamiento debido a que sus propuestas encontraron traducción dentro del clima más analítico e impersonal. Eso porque la imaginación,  la creatividad o la implicación espiritual tienen menos importancia que el rigor, la precisión y la solvencia lógica de sus ideas. Lewis fue la figura clave en el cambio de escenario para el pragmatismo, incluso fue el pensador más influyente y el exponente más acabado de la orientación pragmática en la epistemología. Él fue un hombre marcado por hondas preocupaciones morales y sociales. Además, su trayectoria biográfica ilumina aspectos importantes de su compromiso intelectual. Pero, estaría mal pensar que con Lewis el pragmatismo pierde su significación espiritual o su impronta ética.  

El proyecto filosófico de Lewis sigue un camino centrado en la naturaleza regulativa del pensamiento en general. Esto se articula primero en el plano lógico de las inferencias y segundo en el plano epistemológico de las relaciones entre conceptos y experiencia y por último en el plano de la conducta y los juicios de valor. 

Los conceptos de necesidad y posibilidad, en lógica se denominan modales, no dependen solo de cómo están distribuidas sino también de lo que sucedería con distribuciones distintas a la actual. Aun cuando el estudio de la modalidad era de una larga tradición en la lógica antigua y medieval los lógicos modernos prefieren los lenguajes extensionales. Lewis definió un nuevo operador lógico, la implicación estricta, debido a la insuficiencia de la implicación material para recoger la idea intuitiva de implicación. 

La implicación estricta tampoco equivale sin más a la conversa de la deducibilidad.  Si la experiencia es proyección y la investigación es una exploración en el territorio de las posibilidades, entonces el conocimiento procede con una lógica real similar a la que Lewis intenta codificar. 

La crítica de Lewis a la implicación material tiene que ver únicamente con la interpretación de uno de sus operadores en relación con ciertos hábitos de inferencia.

Conocer es entender qué tipo de fenómeno es y qué conceptos deben usarse para describirlo, no es solo darse cuenta de que algo singular está ocurriendo. Algunas personas creen que los conceptos generales ya están de cierto modo implícitos en la experiencia. Así, el mundo tendría una forma y un orden propios que la mente descubre a medida que avanza su conocimiento. En cambio, otros creen que la mente es la que posee una configuración propia que determina constantemente la forma de toda posible experiencia. Al ser esto así, el mundo se vuelve forzosamente ordenado e inteligible.  

La filosofía sólo puede partir de la experiencia ordinaria, no puede producir su propio objetivo de estudio ni que le cumpla legislar nada sobre los objetos de otras disciplinas, según cree Lewis. Así como también, cree que la función de la filosofía es esclarecer los conceptos y categorías que la mente utiliza para interpretar consciente y útilmente los fenómenos que se le presentan, no es descubrir nuevos hechos ni añadir nuevas experiencias.

El conocimiento se soporta en la experiencia, ya que ninguna creencia se puede justificar prescindiendo de ella, ni aun en términos de probabilidad. Lo puramente dado en la experiencia no puede ser objeto de ninguna descripción ni creencia independiente. El elemento dado en la experiencia no connota ninguna certeza o verdad privilegiada. La verdad es coincidencia de la creencia con lo real. Aunque, que sea o no real es algo que no se determina sin más por las cualidades intrínsecas de la experiencia. Lo sensorio o lo dado no engloba solo lo que habitualmente se entiende por datos de los sentidos, sino que también forman parte de ello otras cualidades de la experiencia, ya sea el carácter placentero o displacentero de algo, esto segun el analisis de Lewis. A diferencia de lo sensorio, lo sensorial es un concepto que incorpora toda una teoría psicofisiológica ajena al análisis rigurosamente reflexivo del funcionamiento de la mente.  

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