Cada Loco, Con Su Argumento

Cada loco, con su argumento…

¿Qué es el argumento? ¿Para qué nos sirve? El argumento es un razonamiento que es empleado para apoyar o no una afirmación. Lo utilizamos porque a las ideas hay que argumentarlas, de lo contrario no pasarían de ser opiniones. Es por lo tanto la función principal de los argumentos: darle sustento a una idea central, darle soporte, quien argumenta sustenta, justifica o apoya una idea; y para hacerlo deberá encontrar causas, pruebas o razones que ratifiquen su idea. Debido a ello podemos afirmar que los argumentos son proposiciones que tienen como función esencial sustentar y apoyar lo afirmado en la tesis, para de esta manera darle fuerza a las posturas personales, sociales o institucionales.

Así mismo los argumentos cumplen con otra función principal: son esenciales en la vida para poder indagar y evaluar las distintas opciones con el fin de elegir la mejor de ellas. Es por ello que como práctica social, la argumentación implica una forma específica de interacción ante la presencia de una discrepancia o un conflicto.

Los argumentos son requeridos para convencer auditorios de la conveniencia o justeza de una posición o tesis, en la filosofía es Kant quien distingue entre persuasión y convicción, indicando que la primera es más subjetiva, emotiva y personal, en tanto en la segunda es mayor el papel de convencimiento propiamente racional; en este ultimo sentido se podría hablar de una finalidad persuasiva y de otra de convencimiento.

Para poder argumentar debemos plantear un tema donde podamos organizar un debate sobre el mismo y conocer ideas de distintos participantes que presencien en ese momento la controversia. Podemos encontrarnos, como por ejemplo, en un café filosófico, con personas que plantean su opinión pero no escuchan las aportaciones de los demás y en el caso de que estén equivocados no reconocen su error, ya que piensan que ellos tienen en sus manos la verdad, el concepto exacto, estos pueden llegar a una situación en la que se enfadan porque piensan que intentan corregirlos, no es el caso de todos. En cambio, también podemos observar individuos que plantean su idea y en el caso de estar equivocados escuchan los opiniones de los demás sobre lo que el planteo y reconoce su error, de esta manera reconstruye una nueva reflexión en base a las aportaciones ajenas.

Cuando yo me encuentro en alguna situación de este tipo, al momento de presentar y argumentar mi opinión, soy una persona que escucho a los demás pero no reconozco mi error e insisto en tratar de convencer a los terceros de que yo tengo la razón, así yo misma sea consciente de que estoy equivocada, esto es producido porque no puedo dejar mi orgullo de lado, siempre busco de que las cosas sean a mi parecer. Suelo enfadarme y llegar al punto de gritar cuando se empeñan en contradecir lo que proyecto. Reconozco que no son adecuadas estas conductas, pero así

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