Caminos de Reformas

Caminos de Reformas

POR ARNALDO PLATAS MARTÍNEZ

Nuestro país ha caminado una serie de reformas desde el siglo XIX. Es posible afirmar que todos los mexicanos somos hijos de proyectos políticos y sociales inacabados; hemos probado todos los sistemas, en todas las variedades que cubre el espectro de la realidad, y tenemos como resultado la incertidumbre constante y la profunda nostalgia del pasado que construimos desde nuestra ficción.

Las pruebas de esa regla de nuestra historia están a ojos vista. Basta con mirar hacia cualquiera de nuestras dimensiones para darnos cuenta que nuestro estado ha sido de experimentación continúa en todas las facetas de la existencia social, y que de ninguna hemos salido airadamente. Alguna vez un académico decía que somos el país del nunca jamás en una realidad de la Isla del Tesoro, de la novela de Stevenson. Un país kafkiano donde las normas solo exhiben a los creadores, pero nunca conducen a nada. El demonio de la frustración es el gran hacedor de las normas.

Y lo anterior deviene de la reforma política en la que estamos entrando casi ciegas. Una reforma que se antojaba necesaria, pero no en los términos en que se está llevando a cabo. Analicemos algunos de los aspectos que llaman la atención y que demuestran que la misma ve en sentido contrario a la democracia, donde la igualdad entre todos los actores constituye ser la premisa central.

La reforma política en la cual estamos ha dado la espalda a los ciudadanos, dejando de lado la intervención directa e inmediata a los partidos. Si se analiza de forma directa el rol de los partidos prácticamente quedaron intocados en sus formas de organización y funcionamiento interno.

Uno de los problemas centrales del país se encuentra localizado en los partidos políticos. Sus avances en el entramado institucional del Estado mexicano han causado males mayores, que necesitan de cirugía mayor para recomponerlos. El principal problema que se nota es la nula identidad que hay entre ciudadanos y los propios partidos. Las fuerzas políticas partidarias no han logrado tener una identidad apropiada, de acuerdo a las propuestas, programas y planes, que al final de cuentas son letra muerta, y lo que más importa en estos momentos es el sentido pragmático del poder. Entendido este último en su acepción más amplia, como la capacidad de lograr influir las decisiones de las instituciones.

Nuestro régimen partidario es, con mucho, el más caro del mundo debido a los intereses que se juegan con posterioridad a las elecciones, y se puede notar con mayor énfasis en las ideas del pacto que han generado un descontento general, entre todos los ciudadanos, debido al desplazamiento de la norma fundamental, para gobernar de facto desde los partidos.

Tema importante es la equidad de género. Es una de las consecuencias inmediatas de dos grandes categorías de la civilización

...