Capítulo - Blaise Pascal
Enviado por Alexa Bonilla • 18 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 2.294 Palabras (10 Páginas) • 252 Visitas
Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios Nº 7
‘’José María Morelos y Pavón’’
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Profesor: Pedro Cavazos Garza
Asignatura: Registra Información Contable de Diversas Entidades Fabriles
4BCV
Alumna: Alexa Bonilla Barrios.
1660
Pensamientos
Sopesemos lo que podamos ganar o perder si apostamos a que Dios existe.
Calculemos las dos posibilidades. Si ganamos, lo ganamos todo; si perdemos, no perdemos nada. Apostemos, pues, sin vacilaciones a que Dios existe.
Lo único que nos consuela de nuestra desgracia es la diversión, que, sin embargo, es la mayor de nuestras desgracias, porque es lo que más nos impide pensar en nosotros mismos […] la diversión nos distrae e imperceptiblemente nos conduce hacia la muerte.
Porque ¿qué es en última instancia el hombre por naturaleza? Nada comparado con la infinitud, todo comprado con la nada, un punto central entre nada y todo infinitamente lejos de comprender una y otro. Es igualmente capaz de ver la nada de la que fue sacado y el infinito en que está sepultado.
En dos palabras
Si creemos en un poder superior, poco tenemos que perder, y mucho que ganar si es verdad que existe, por lo que es racional que creamos.
En la misma línea
René Descartes, Meditaciones metafísicas
Soren Kierkegaard, Temor y temblor
Gottfried Leibniz, Teodicea
Michel de Montaigne, Ensayos
Capítulo 37
Blaise Pascal
Blaise Pascal poseía una gran mente científica. Después de construir cincuenta prototipos, inventó la calculadora mecánica, la Pascalina, en la que se inspiró Leibniz para elaborar la suya. Desarrollo la probabilidad a través de la correspondencia con Fermat, y brillantes ideas sobre filosofía y matemáticas. Inventó la prensa hidráulica y la jeringuilla, y demostró claramente cómo funcionan los barómetros de mercurio. La ley de Pascal de relaciona con una unidad de presión, y su famosa apuesta se considera una aportación de influencia decisiva en la teoría del juego, la probabilidad y la teoría de la decisión. La programación Pascal de los ordenadores debe a él su nombre.
¿Cómo un acérrimo defensor del método científico como él llegó a defender con tanta convicción la fe espiritual?
Cuando murió, se encontró una nota cosida a su abrigo. Relataba una experiencia mística ocurrida el 23 de noviembre de 1654, después de la cual dejó de trabajar en matemáticas y ciencias y se entregó a cuestiones del espíritu y de filosofía. En una vida corta pero muy ocupada, a los veinte años Pascal ya se había convertido a una forma más intensa de cristianismo (el jansenismo, por influencia de su hermana Jacqueline), pero la mala salud que padeció a partir de los treinta le llevó a preguntarse por el lugar del ser humano en el universo.
En privado, escribió infinidad de notas con las que quería componer una apología del cristianismo, después de su muerte su familia ordenó estos Pensamientos. En una época de creciente escepticismo ante la religión establecida, Pascal consideraba que era su misión ocuparse d la visión del mundo indiferente e irreverente de Montaigne, por un lado, y la postura excesivamente racional de figura como descarte, que había fallecido solo diez años antes de que fueran copilados los Pensamientos. Deseaba demostrar al lector que tanto el escepticismo como a resignación ante el destino que ofrecía la filosofía estoica llevaban irremisiblemente a la miseria. Su respuesta a ambos era la fe sencilla. Pero la gente de su tiempo buscaba sin cesar una base racional para sus creencias, por lo que Pascal incubo la idea de una apuesta que disipara todas las dudas sobre los beneficios de la religión.
LA APUESTA DE PASCAL
Si ganamos, lo ganamos todo; si perdemos, no perdemos nada. Apostemos, pues, sin vacilaciones a que Dios existe.
Para elaborar esta apuesta, Pascal recurre a su dominio de la probabilidad y las matemáticas. Comienza con la pregunta de si Dios existe. Es algo a lo que la razón nunca podrá dar respuesta, algo, de hecho, que no puede afirmar ni negar. A pesar de ello, nos pide que apostemos a que es verdad. Es evidente, razona, que seriamos estúpidos si no aprovecháramos la oportunidad de un juego en el que se puede ganar tanto (<
Después de señalar que es previsible que apostar por la existencia de dios nos haga actuar de acuerdo con tal creencia, es decir, a ser personas mejores convencidas del amor de Dios, para a preguntar:
Ahora bien, ¿Qué daño podrá hacerte decantarte por este lado? Serás leal, honrado, humilde, agradecido, generoso, amigo fiel y sincero. Desde luego no tendrás esos placeres envenenados, la gloria ni el lujo, pero ¿no tendrás otros? Te aseguro que con ello ganarás en esta vida, y que, en cada paso que des en este camino, te sentirás tan seguro de los beneficios, de que nada arriesgas, que acabarás por reconocer que has apostado por algo seguro e infinito, que no te ha costado nada.
Puede parecer atractivo, pero l no creyente argumentara que sigue sin haber nada cierto en ello. Así es, reconoce Pascal, no podemos estar absolutamente seguros, pero tampoco son nunca seguros los resultados de las batallas ni de los viajes por el mar, ni podemos saber si mañana seguiremos vivos. Sin embargo, ¿no es sensato hacer una pequeña apuesta por algo de tan escaso riesgo, que si es verdad nos producirá inmensos beneficios? Dice:
Mucho más miedo me produce equivocarme, y descubrir que la religión cristiana es verdadera, que no equivocarme al creer que es verdadera.
Podemos aplicar la apuesta de Pascal sin creer que dios existe como tal. En su lugar, podemos apostar a que existe alguna forma de verdad absoluta o universal, y que esta verdad es positiva. Si vemos sus efectos en nuestra vida y nuestra comunidad, es completamente racional convertirla en fundamental para nuestra existencia.
EL INCONVENIENTE DE LA DUDA
Pascal prevenía que, en una época laica, la posición por defecto de la mayoría de las personas no fuera: <
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