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Carta de una bella historia de amor


Enviado por   •  25 de Marzo de 2015  •  Ensayo  •  1.178 Palabras (5 Páginas)  •  196 Visitas

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Existen historias tan hermosas, historias cortas de amor que deben ser gritadas al mundo. Desperté después de una triste y larga noche. 23 de diciembre, solo un día más para la víspera de navidad, una que intentaré olvidar. Nunca creí que de esos labios que me gustan tanto, pudiesen salir las palabras más severas, las mismas que me han hecho el corazón un poco más duro, frío y al mismo tiempo más fácil de destruir. No quería levantarme, mi cuerpo estaba totalmente débil y no esperaba menos, después de haber llorado toda la noche anterior. Me rehusaba haberlo perdido, le recordé y al mismo tiempo me hice la herida más grande, pero no importó y súbitamente me sumergí en la historia de amor más corta. Comencé a revivir poco a poco hasta lo más fino de sus rasgos, su risa, esa que hacía cada que se ponía nervioso. Su nombre, Alexander, nunca le gustó que le llamara así, pues sentía que lo regañaba o que me enojaba con él, y siempre prefirió que lo nombrara Alex. Cuando le vi por primera vez creí de nuevo en los ángeles, parecía uno y me fue difícil asimilar que su presencia era real, mi proceso de enamoramiento creció; mirada por mirada, abrazo por abrazo. Gozaba de su cercanía, de su olor tan peculiar, es que siempre olía tan perfecto que sólo un respiro de él me volvía todo color rosa. Su cabello oscuro, largo, espeso, enrulado junto a su piel suave y clara armaba su bonita perfección. Sin duda me había enamorado. Le confesé que me atraía y sonrió, sus mejillas tomaron color y pudo pronunciar “me pasa lo mismo, eres muy linda”. Nuestros encuentros dejaron de ser esporádicos y los abrazos se hicieron más largo y cálidos. Las pequeñas dudas que teníamos sobre lo que sentíamos, se fueron yendo, cada que tomaba mi mano y me decía “Zasir, te quiero”. Caí en cuenta que nos queríamos incondicionalmente y que sólo éramos amigos. La utopía perfecta. Nos encantaba vernos de lejos, pero yo amaba más verle distraído cuando sólo era él, sin que le importara si le veían o no, mirarlo no sólo es ver a un chico guapo, mirarlo es admirarle de forma infinita. Me confesó que tenía ganas de besarme algún día y a mí me quemaban esas palabras por todo el cuerpo, como si un poco de electricidad recorriera cada milímetro de mi piel. Levanté lo que quedaba de mí con pesadez de la cama, seguir con mi vida, ese es el plan, sé que tropezaré y volveré a caer a su oscuridad, de tanto que estuve ahí abajo creo que mis ojos se han acostumbrado a su penumbra. Esperaré la navidad como siempre, sola en casa. Suena tonto pero este año creí que sería diferente, creí que estaríamos juntos toda la noche, pero se fue. Todos los días siguieron su curso, como si nada hubiese pasado, la diferencia estaba, en que yo ya no era la misma. Decidí que no me quedaría en cama toda la vida esperando a que se arrepintiera, aunque de las últimas palabras que me dedicó, mencionó que aún quería mi amistad. Nunca me volvió a hablar, ni un texto, nada. A veces comienzo a preguntarme, ¿Fue esto una mentira? Si lo que hubo entre nosotros

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