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Coeforas


Enviado por   •  26 de Junio de 2013  •  Tesis  •  1.716 Palabras (7 Páginas)  •  268 Visitas

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Ensayo

La obra comienza narrando un asesinato de una persona llamada Agamenón. Su hijo Orestes, que había nacido poco antes del comienzo de la guerra de Troya, había cumplido ya 18 años y llegado a Argos. Antes de retornar a esta ciudad había visitado el santuario de Delfos, en donde Apolo le había ordenado que vengue la muerte de su padre.

Procedente del campo, llega de madrugada a Argos, acompañado de Pílades, que en la obra tiene el papel del amigo leal. Se detienen ante la tumba de Agamenón. Orestes consagra en ella, en ofrenda a su padre, un mechón de sus cabellos; y dice: “Entro en este país de vuelta del destierro He ofrecido al Inacos un mechón de mis cabellos, por haber nutrido mi juventud, y ofrezco aquí otro en señal de duelo”. Formado por las “Coéforas” y de otras ofrendas fúnebres. Se trata de ancianas, esclavas de Clitemnestra, de cautivas procedentes de Troya, que cumplen de mala gana la ofrenda de homenaje al rey que destruyó Ilion.

Electra, hermana de Orestes, conduce el cortejo. Orestes la reconoce: “¿Qué es lo que veo? ¿Qué cortejo es aquel que avanza, compuesto por mujeres cubiertas con largos velos negros? ¿Debo entender que estas mujeres traen a mi padre entre ofrendas que aplacan a los muertos? Creo que es mi hermana Electra la que viene hacia aquí. La noche anterior la reina Clitemnestra había soñado que paría una serpiente, que bañaba de sangre su seno . Impresionada por tal sueño, trata de aplacar el alma de Agamenón. Esta mujer, autora de un crimen muy grande, no se ha arrepentido de su acción, pero se ve atormentada por remordimientos, que la impulsan a realizar prácticas de magia y a dedicar ofrendas al esposo asesinado.

Electra, exclama: “¿Qué voy a decir al derramar estas libaciones en honor del muerto? Al vaciar este agua lustral en honor de los muertos, dirijo a mi padre esta llamada: ‘ten piedad de mí y de tu hijo Orestes; ¡haz que seamos amos de nuestra casa! Ahora somos simples vagabundos en cambio, ella ha tomado, en tu lugar, un amante, Egisto, su cómplice en tu asesinato. A mí se me trata como a una esclava. Orestes, desposeído de sus bienes, está desterrado Escucha, padre, mi súplica ¡Que surja, por fin, un vengador tuyo, padre, y que los que te mataron mueran también esto seria justo!

Orestes sale de su escondite, se presenta ante Electra y Oreste dice: “Cuando has visto este mechón de pelo, cortado en señal de duelo, tu corazón ha saltado de gozo y creías verme y lo mismo te pasó, cuando querías examinar las huellas de mis pies. Mira, examina estos cabellos de tu propio hermano, tan semejantes a los tuyos, Mira, además, este tejido, es obra de tus manos”

Los 2 hermanos, de rodillas sobre la tumba de su padre, llaman el alma del muerto y deciden hacer un acuerdo. Comentan los motivos que rodearon el asesinato de su padre. Se aclara el horrible sueño de Clitemnestra, que ha obligado a Electra a llevar libaciones a la tumba de Agamenón. Pílades se presenta ante Clitemnestra como un peregrino que ha venido a anunciar a ésta la muerte de Orestes.

Cilicia, la nodriza de Orestes, recuerda emocionada la niñez de Orestes, se deshace en llanto y dice “Ante sus servidores Clitemnestra ha puesto cara de tristeza, pero, por dentro, sus ojos ocultan una sonrisa, por lo bien que le han ido las cosas”

Clitemnestra le ha ordenado a la nodriza que vaya en busca de Egisto, para que reciba del forastero la noticia de la muerte de Orestes. le aconseja que diga a Egisto que valla sin su escolta. Con ello se va a facilitar la venganza. Después invoca la ayuda de los dioses en la acción de venganza que se está preparando. Orestes entra en el palacio. Poco después se oyen, dentro de el palacio, los gritos de dolor que da Egisto, Sale un esclavo y grita: “Egisto ha muerto” al oir los gritos, va Clitemnestra y dice al esclavo: “¿Qué es lo que pasa? ¿Qué gritos son esos que estabas dando por el palacio?”. el esclavo contesta: “El muerto ha matado al vivo”.

Sale Orestes del palacio, y trae en la mano la espada ensangrentada y se produce un dramático diálogo entre él y su madre. Ésta comprende el sentido del misterioso sueño, en el que una serpiente bebía la sangre de su seno.

Se abre la puerta exterior del palacio, y se observan los cadáveres de Egisto y de Clitemnestra. Sale del palacio Orestes, seguido de Pílades, que lleva en sus manos el manto con el que sus asesinos inmovilizaron a Agamenón. Orestes trata de justificar lo antes sucedido: “Mientras aún estoy en mi sano juicio, grito muy alto a todos los míos: sí, he matado, con toda justicia, a mi madre, a esa asesina de mi padre, a un ser odioso para los dioses. Y, además, afirmo que el que causo todo esto ha sido el dios adivino de Delfos, Loxias. Me profetizó que, si yo actuaba tal como he actuado, estaría exento de toda culpabilidad criminal, Y ahora, con este ramo voy a tomar el camino del santuario construido en torno del Ombligo del mundo para huir de la sangre de

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