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Como Venderse Asi Mismo


Enviado por   •  1 de Agosto de 2014  •  1.583 Palabras (7 Páginas)  •  524 Visitas

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CÓMO VENDERSE A SÍ MISMO (ensayo del libro)

No podemos vender nuestras virtudes, si no comenzamos por aprender a querernos.

Elmer Wheeler, en su obra Cómo venderse así mismo, deja un espectacular relato en 50 capítulos, con historias y ejemplos que nos permiten graficar formas variadas de promocionar el mejor producto que podamos tener en nuestras manos, nuestra propia persona. Para vender hay que conocer el producto que se pone en venta; y si de producto se trata, nuestra propia persona, tenemos que comenzar por conocer realmente cómo somos. Pero no conocernos por el simple hecho de mirarnos y saber cómo lucimos, sino conocer nuestras fallas y virtudes para sacar provecho de ello.

Aclaremos algo que no podemos dejar pasar por alto… no se trata de vender el cuerpo por unas cuantas monedas al mejor postor; es una venta enfocada hacia la personalidad, hacia el encanto, la belleza interna; y no a cambio de dinero, pero sí a cambio del éxito… un éxito que puede darnos mejores formas de vida. Un éxito que dependerá de lo que deseamos lograr.

Del Capítulo I al Capítulo L

Recordemos que al hablar de “producto” estamos hablando de nuestra personalidad-

Para Mr. Wheeler existen cuatro puntos aconsejables e indispensables que debemos considerar en una venta,

a) No obligue a beber más. Hágales tener sed. Hacer que una persona tenga necesidad de comprar el

Producto;

b) No venda una caja vacía. No ofrecer un producto irreal;

c) Vaya al ritmo de los demás. Conocer a las personas, sus necesidades y deseos; y

d) Haga participar a los demás de sus asuntos. Hacer que los demás crean en nosotros y nos colaboren en nuestros propósitos.

Al leer los puntos que plantea Elmer Wheeler, puede creerse que son consejos para hacer que una persona se convierta (si ya no lo es), en caprichosa, egoísta e interesada. Muy por el contrario, dado que la realidad precisa de algo llamado honestidad y que se deja reflejado cuando hablamos de no ofrecer un producto irreal.

No podemos estar ofreciendo mentiras, porque a la larga todo se sabe y seríamos un “fraude”. Las personas quedarían insatisfechas con la “compra” y terminaríamos desplazados, desprestigiados y como reza el dicho, “más solos que la una”.

Cuando se trata de conocernos, debemos analizarnos…pisando tierra. En ese análisis de nuestra personalidad debemos asumir los defectos.

Por mucho que nos duela, el espejo de nuestra conciencia tiene un trabajo duro, lo importante es que cuando estemos detallando nuestras propiedades buenas o malas, debemos ubicarnos no solo en el plano real y presente, también debemos hacer la perspectiva de lo que queremos y como mejorar lo que tenemos para conseguir “lo deseado” y que nos hará feliz. Es así como comienzan a forjarse los sueños, no por el simple hecho de soñarlos y desearlos con intensidad se

lograrán, debemos forjarlos. Y el primer paso es sacarle provecho a nuestra personalidad.

No todas las personas son iguales. Ya sabemos que cada cabeza es un mundo, para algunos es más difícil enfrentar el mundo que para otros, pero todos tenemos aptitudes, habilidades propias e innatas, y adquiridas de nuestra personalidad que pueden hacer de nosotros unos expertos en el arte de vendernos. Sólo debemos “pulir la gema” (a nosotros) para que el comprador no se resista en comprarla. Para esto también es importante conocer al comprador, nadie va a comprar algo que no necesite.

Bien, sabemos que debemos conocernos, trabajar en nuestra personalidad para que las personas gusten de nuestra compañía y sean solícitos de nuestras destrezas y conocimientos. Pero, hablando del comprador… acaso sabemos sus intereses? Y este es otro arte que debemos aprender. Debemos conocer a las personas para saber cómo ayudarles, cómo podemos intervenir en su vida para lograr tener beneficios con nuestra compañía. No se trata, como anteriormente señalamos, del egoísmo de que todos quieran de nosotros y requieran de nuestros servicios. No es un trato meramente comercial. Se trata de interesarnos no sólo por el beneficio que obtendremos para nosotros mismo, sino también de aquel que podemos brindarle a los demás.

Podemos sentir satisfacción, ayudando al prójimo. Tenemos que conocer a las personas y sus necesidades, interesarnos genuinamente por ellos y

encontrar cómo podemos serle útiles. Cuando nos dan trabajo es porque nos necesitan, y conservarlo es cumplir con nuestros deberes, pero si queremos sobresalir debemos dar más de lo que se espera de nosotros. Asimismo ocurre con las personas, debemos cumplir con el “deber ser” de la honestidad, ¿se dan cuenta que nombramos mucho este valor?; es porque sin la honestidad en nuestras acciones, estaremos vendiendo una caja vacía.

Debemos ser sinceros en nuestra propia venta, sin extralimitarnos. Para eso debemos conocer a las personas y darles de los que realmente podemos ofrecerle y que ellos necesiten, esto hará que siempre nos necesiten. Como trabajador, como socio, como amigos, y

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