Construir, habitar, pensar - Martin Heidegger.
Enviado por Daniel Durán Martínez • 5 de Noviembre de 2016 • Reseña • 1.126 Palabras (5 Páginas) • 310 Visitas
Construir, habitar, pensar
Martin Heidegger
Martin Heidegger nace el 26 de septiembre de 1889 en Friburgo de Brisgovia y muere en Alemania en la ciudad de Baden-Wurtemberbel el 26 de mayo de 1976. Fue un eminente filósofo en la tradición continental (llamada filosofía continental por algunos autores angloamericanos); sin embargo, sus diferentes adelantos en este campo se vieron marcados por la polémica participación al Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP: Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei).
Entre quienes han confrontado y criticado a Heidegger por los nexos con el Tercer Reich se encuentran Jürgen Habermas, Theodor Adorno, Hans Jonas, Pierre Bourdieu, Maurice Blanchot, Emmanuel Levinas, Richard Rorty, Luc Ferry y Alain Renaut. De tal grupo se destaca Habermas, quien explícitamente dijo que Heidegger nunca se retractó por su participación no sólo filosófica si no también ideológica en el movimiento del partido nacionalsocialista.
En 1951 tan solo después de 6 años de haber terminado la segunda guerra mundial, Martin Heidegger fue invitado a dar una conferencia para reestructurar y reconstruir a la Alemania de la posguerra. Heidegger llamo a esta conferencia “construir, habitar, pensar”, en la cual no solo retomó desde su filosofía cómo el hombre debe habitar en el mundo, si no que también explica la importancia de construir desde el habitar y pensar para el habitar. De igual manera, intenta romper con la visión positivista y materialista de la arquitectura, haciendo visible la carencia de la filosofía en la arquitectura contemporánea. A grandes rasgos el texto no pretende definir significados técnicos ni arquitectónicos, simplemente el autor desde su campo de estudio intenta responder dos interrogantes principales:
- ¿Qué es habitar?
- ¿En qué medida el construir pertenece al habitar?
Para responder estos interrogantes Heidegger analiza la evolución sincrónica del lenguaje (histórico y cultural), la etimología y la significación de las palabras, ya que para el autor el lenguaje es la casa del ser (lo esencial), entonces indagar por las palabras originales y su significación, ofrece una plausible vía de entender estas preguntas. En búsqueda de estas respuestas Heidegger niega el significante actual de la palabra habitar que es el solo permanecer en un lugar.
El autor comienza analizando la palabra Bauen que en Aleman designa construir. Bauen en su construcción etimológica nos remite a Buan, que es habitar y por vía de desarrollo del lenguaje se correlaciona con la palabra Bin, que es ser; de esta manera podemos encontrar una linealidad entre Bauen y Bin (ich bin, yo habito), entonces podemos designar que al decir yo soy, también en sentido originario, decimos yo habito. De manera análoga la palabra Wunian, que en el antiguo gótico significa habitar y posteriormente se transformaría en “permanecer en paz”, “estar libre de peligro”, “preservado de daño”; derivando entonces en la significación “cuidado de”, o mas sencillamente de cuidar. Heidegger crea entonces una relación directa de que habitar es cuidar o preservar algo.
De igual forma podemos relacionar la palabra habitar con Burën, Buri, Beuron que comparten los significantes de habitar y habitual. Es entonces donde el autor vincula que habitar es a preservar, así como habita es a habitual y a permanecer. Ahora bien, Bauen tiene que ver con el cuidar pero también con el erigir y el edificar; entonces empezamos a considerar el construir como hacer intervención de un espacio y de salvaguardarlo.
A través de estas acepciones, Heidegger encuentra que el habitar está directamente correlacionado a los elementos constitutivos más esenciales: la tierra, los hombres, el cielo y los divinos, es decir, la cuaternidad; entonces vincula el habitar, con cuidar, pertenecer a la cuaternidad; esta cuaternidad (unidad) existe porque cuando construimos algo, este co-significa con la tierra, este algo también se encuentra bajo el cielo, ante los divinos y junto a los mortales, es decir, con nosotros mismos. El autor nos explica que los hombres habitan y dan virtud de coexistir como mortales porque coligan con la cuaternidad y residen junto a las cosas que ellos han construido y erigido como mortales, haciendo que estos espacios se designen y signifiquen como lugares. Entonces los lugares para ser lugares deben tener un espacio y la cosa que contenga debe significarlos, ya que si esto no se cumple, no será más que un emplazamiento, es decir, un lugar que no albergan cosas.
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