Crísis política en Chile: Una mirada desde Antonio Gramsci
Enviado por adverso07 • 28 de Abril de 2017 • Ensayo • 2.625 Palabras (11 Páginas) • 337 Visitas
Biografía :
Antonio Gramsci nació el 22 de enero de 1891 en Ales cerca de Cagliari, capital de la isla de Cerdeña al sur de Italia. Cerdeña era una de las regiones menos desarrolladas del país. (Italia apenas culminaba el proceso de unificación nacional)
Su infancia estuvo marcada por la pobreza: su padre fue acusado por actos de corrupción administrativa y estuvo en la cárcel durante cinco años, lo que provocó una serie de dificultades para la familia. En 1912 ganó una beca para estudiar letras en la universidad de Turín, al norte de Italia. Turín en ese momento era la región más industrializada del país, al ser el centro de la industria automotriz Fiat. Es en esa ciudad donde el filósofo entra en contacto con futuros camaradas políticos como Palmiro Togliatti, Angelo Tasca y Amadeo Bordiga. Es también en Turín donde Gramsci se vuelve un militante del PSI de tiempo completo y forma parte eventualmente de su ala de izquierda que romperá a la larga con el partido y culminará fundando el Partido Comunista de Italia (PCI) en enero de 1921. Participa activamente en la creación del periódico “El Orden Nuevo” de estaba dirigido a la formación de consejos obreros en las fábricas como método para apropiarse de la dirección de éstas, y fue adoptado por la rama turinesa de la Federación Italiana de Obreros Metalúrgicos.
En 1922 parte a Moscú como representante del partido en el comité ejecutivo de la internacional comunista. El 6 de abril de 1924 es elegido diputado por la circunscripción de Venecia, decide regresar a Italia y, a pesar de su inmunidad parlamentaria es detenido el 8 de noviembre de 1926. Fue condenado inicialmente a 20 años, pero producto de su mal estado de salud fue reducida su pena a 12 años. Muere el 27 de abril de 1937 unas semanas después de haber recuperado su libertad. Su obra por ende es una obra fragmentada, compuesta por artículos y textos antes y después de su detención. Conocido son sus “cuadernos de la cárcel”, recopilados y publicadas Togliatti en 1947 (primera edición)
Textos de Gramsci
Para Gramsci la cultura no es sinónimo de un saber académico ni menos la acumulación de conocimiento de un grupo especial que se diferencia de otros, al contrario, la cultura para el pensador italiano es:
“Organización, disciplina del yo interior (…) conquista de superior consciencia por la cual se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus deberes” (Gramsci 1970, 15)
Esta conquista de consciencia no se da de manera espontánea ni particular. A pesar de que, en una fase inicial corresponde a una minoría que se da cuenta de las contradicciones sociales del presente, paulatinamente involucra al resto de la sociedad, pues: “Toda revolución ha sido precedida por un intenso trabajo de crítica, de penetración cultural” (Gramsci 1970, 16)
La cultura vista como trabajo colectivo supone una interdependencia entre el “sujeto informado” y lo demás, por cuanto se hacen visibles objetivos comunes. El conocerse se da en “uno mismo a través de otros” dentro de una clase social. Pero ¿Cómo se produce está cultura colectiva dentro de la sociedad? Para responder esta interrogante hay que precisar qué entiende Gramsci por Estado, Sociedad política y Sociedad civil, y cómo esta última conforma el espacio donde los cambios culturales son posibles.
En una carta a su cuñada Tatiana Schucht señala: “Este estudio me lleva también a ciertas determinaciones del concepto de Estado, que generalmente se entiende como sociedad política (o dictadura, o aparato coercitivo para configurar la masa popular según el tipo de producción y la economía de un momento dado) y, no como un equilibrio de la sociedad política con la sociedad civil (o hegemonía de un grupo social sobre la entera sociedad nacional, ejercida a través de organizaciones que suelen considerarse privadas como la iglesia, los sindicatos , las escuelas, etc.)” (Gramsci 1970, 272)
En este sentido el funcionamiento del Estado se entiende como un equilibrio entre dos fuerzas: la coercitiva ejercida por los aparatos políticos y la hegemónica efectuada en las distintas esferas privadas. La primera involucra a las fuerza físicas (policial o legal), que mantienen el orden, mientras que la segunda (hegemónica) es la habilidad para generar consenso y adhesión con el fin de que los gobernados perciban en sus gobernantes proyectos comunes. La hegemonía utiliza, por ende, un sistema de ideas (ideología) que entrega ciertas normas de acción. Por ello, para Hobsbawn (2011) el problema básico de este concepto, no es el cómo acceder al poder, sino como una vez conseguido, los líderes adquieren cierta legitimidad. Para mantener una hegemonía efectiva, según Manuel Almeida Rodríguez (2010) la clase dirigente puede y debe conceder beneficios reales de índole económica pero sin realizar cambios estructurales que pongan en duda a las fuerzas sociales de producción.
La sociedad civil es entonces el espacio donde se cristaliza la cultura o consciencia de clase a través de la hegemonía, entendida esta última como una actividad en constante cambio y reformulación. Al constituirse como una habilidad para acceder al poder y mantenerlo, no funciona como un patrimonio de un grupo especial, al contrario, cada hegemonía, cuando pierde su capacidad de consenso, puede ser reemplazada por fuerzas contra-hegemónicas.
Situándonos en el contexto latinoamericano ¿Qué ha pasado en Chile en estos últimos cinco años con la hegemonía neoliberal?
La hegemonía neoliberal como un conjunto de prácticas destinadas a profundizar el modelo político y económico heredado de la dictadura militar, que pone como principal tarea el éxito individual en desmedro de un “bien colectivo”, reduciendo al Estado a su mínima “expresión”, privatizando los derechos básicos como la salud y la educación ha presentado, al menos, un conjunto de fisuras desde el año 2011 a la fecha. El sociólogo Tomás Moulian (2002) en su famoso libro Chile actual anatomía de un mito define a la democracia chilena como una democracia sustantiva:
“Su sustantividad consiste en garantizar la reproducción de un orden social basado en la propiedad y la ganancia privada, la limitación de la acción colectiva de los asalariados y la tutela militar en la política” (Tomas Moulian 2002, 52)
Si los asalariados tenían barreras para ejercer lo “público”, sólo había un elemento con suficiente “prestigio” para ocuparse de esos temas: las instituciones. Como lo señala Mayol (2012):
“El déficit democrático se resolvía pensando que si las instituciones funcionaban, entonces la democracia estaba garantizada o al menos el Estado de derecho había sido respetado (…) La política como deliberación pública y representación, esto es, la política como encarnación de las dinámicas de poder, fue sustituida por una naturalización de las instituciones a las que había que dejar que funcionasen” (Mayol 2012, 79)
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