¿Cuál es el sentido de la vida?

¿Cuál es el sentido de la vida?

Que hacemos, porque estamos y para que estamos aquí?

Nacemos en un alba o en alguna madrugada, crecemos en cada estación del año, estudiamos, pensamos, razonamos, surgimos, nos establecemos, tomamos las riendas de nuestra vida, vivimos lo que queremos o anhelamos recordar el día de nuestra muerte y acaba el ciclo con un último suspiro o pestañeo, pero ¿por qué, para qué?

Creo sencillamente que no existe un sentido de la vida, y eso también lo puedo unir con la predestinación, que razono en contra de esta, no creo, en el gran orden de las cosas, que la vida este determinada para cada ser, pero si, en que cada uno tiene el potencial y la capacidad de tomar aquello y convertirlo en lo que quiere recordar o para lo que quiere ser recordado, dejando, después de todo, algo para los futuros sucesores o recuerdos en la memoria de alguien. La vida sigue y se moldea de la manera en la que nosotros pulamos esta, como un objeto hecho de greda, al tener nuestro futuro en nuestras manos, nosotros decidimos que forma darle, que línea, o curva agregarle, que escultura será nuestra vida resultante, tenemos ese poder y objeto a favor; de que todo está para poder arraigarnos a eso, y no esperar un destino que se dejara llevar por inercia, mediante la mediocría de dejar pasar la vida frente a nuestros ojos.

“Nuestra vida expresa siempre el resultado de nuestros pensamientos dominantes” -Soren Kierkegaard.

Además, creo que la vida no tiene ningún propósito en sí misma, ya que el objetivo de que estemos aquí es casual y por definición algo que es casual no es premeditado, por lo tanto no tiene ninguna finalidad, más allá de lo que queramos construir en base a lo que anhelamos. Será solo eso? Creo que allí es de donde proviene el dilema, porque aunque no tengamos las cartas sobre la mesa, el futuro asegurado, ni las copas llenas, podemos crearlo con nuestras ansias, que dominan todo incierto en medio de la nada, la aspiración de vivir con lo que apetecemos conmemorar, nos hace abrir los ojos en medio del sueño e ir en busca de ese algo, que al fin te da un propósito de vivir, algo latente, que perdura allí.

"Estamos dormidos. Nuestra vida es un sueño. Pero a veces despertamos, solo lo suficiente como para saber que estamos soñando" Ludwig Wittgestein.

La vida es como un gran viaje en tren, con cada partida en la estación, los cambios de vía y los accidentes que pueden haber de por medio.

Al pegar nuestro primer respiro nos encontramos con el vagón donde están cada uno de nuestros familiares, en especial los padres, quienes dan el primer empujón ante cualquier evento, pero desde ese momento, también sabemos que en alguna estación ellos bajarán, dejándonos el próximo trayecto solos. De manera análoga, entraran por las puertas otras personas que se añadirán en nuestro camino, hermanos,

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