CÓMO AYUDAR Y ESTIMULAR EL DESARROLLO DEL LENGUAJE VERBAL DEL NIÑO
Enviado por mariagazcon • 2 de Junio de 2013 • 2.871 Palabras (12 Páginas) • 682 Visitas
Ahora que se tiene un conocimiento aproximado sobre la naturaleza y desarrollo del lenguaje verbal, cabe preguntarse: ¿Qué debemos hacer para ayudar y estimular el desarrollo del habla del niño?, ¿qué acciones adoptar para ello?
Los psicólogos consideran que la ayuda de los padres en el desarrollo del niño es tan importante que no puede suplirse con nada, ni siquiera con el más sofisticado y atractivo juguete. En esta ayuda, la atención y estimulación del lenguaje del niño ocupa un lugar muy especial, pues si éstas faltan su lenguaje no podrá desarrollar normalmentey se tropezará con graves perturbaciones en dicho proceso.
De allí se puede decir que, si bien es cierto que el niño puede entretenerse solo con un juguete, para hablar necesita un interlocutor que lo escuche y hable con él. Efectivamente, sin la cooperación y ayuda de los padres no se puede pensar en una evolución satisfactoria del habla. Sin embargo, podría decir Ud.: "De acuerdo, pero eso es cuestión de tiempo, ¿quién dispone del tiempo necesasario para eso, sobre todo en estos tiempos de crisis económica?" El padre muchas veces llega a casa cansado o cuando el niño ya se fue a la cama. Por otro lado, ¿cómo se arregla una madre que tiene varios hijos para conversar con cada uno de ellos?
En realidad no se trata tanto de tiempo sino de actitud. Hay familias con muchos hijos donde siempre se presentan ocasiones de estar a solas con uno de ellos, por ejemplo, cuando se le lleva a acostarlo o cuando se va al médico con uno de ellos. Esos momentos deben ser aprovechados para dialogar con el niño. No obstante, en la práctica parece que la mayoría de las veces los padres piensan en otras cosas mientras se prepara al niño para acostarlo o cuando se va con él a la calle. Si en ese tiempo le dedicáramos nuestra atención, vería él satisfecha su necesidad de solicitud sin que haga falta reservar un tiempo adicional o especial para ello.
EL NIÑO Y SUS PADRES
El niño, desde que nace, recibe información diversa del medio ambiente: sonidos, luz, textura de su pañal, de la piel de su madre, etc. Todo esto influye y el niño lo asimila, ya que durante los 4 ó 5 primeros años de vida son como una esponja que todo lo absorbe.
En esta época es cuando el niño aprende la mayoría de las cosas que va a saber cuando adulto. Aquí, todo lo que hacen y/o dicen los padres influye en la conducta del niño, cada una de las actitudes lo esculpe, cada una de las palabras lo marca indeleblemente, influyendo y condicionando día a día su desarrollo.
De allí la importancia de ayudar y estimular el desarrollo del habla del niño. Pero, los padres podrían responder a esto: "Bueno, sí es importante, pero mi hijo se desarrolla solo. El aprenderá de todas maneras a hablar".
Esto no siempre es cierto. Los niños no crecen ni se desarrollan adecuada y óptimamente sin la ayuda de los padres. Si es así, ¿por qué no influir en forma apropiada y positiva en dicho proceso?
Es por esto que es necesario que los padres adopten algunas pautas para ayudar a estimular y facilitar el desarrollo óptimo del lenguaje verbal de su niño, asegurando así un proceso de adaptación y ajuste al medio.
HABLAR CON EL NIÑO DESDE QUE NACE
La madre que mantiene una relación afectuosa, serena y verbalmente estimulante con su niño desde el momento que nace, suele propiciar el desarrollo adecuado de su lenguaje y su personalidad integral. Cuando ella le habla al alimentarlo, bañarlo y cuidarlo, mucho antes de que pueda entender sus palabras, le hace sentir seguro, protegido y estimulado para comunicarse.
Más "tarde", de manera natural, la madre debe estimularlo nombrando las cosas y las actividades que realiza con él: "toma tu biberón", "ahora te pongo el zapato", etc. y así el niño irá aprendiendo que cada cosa tiene su nombre.
También es conveniente que la madre llame siempre a las cosas y situaciones por su nombre o con las mismas palabras o frases. De esa forma el niño empieza a entender las palabras y luego a hablar él mismo, únicamente por medio de las repeticiones frecuentes que la madre le hace.
En esta etapa el niño entiende las palabras pero no puede expresarse. Este hecho se olvida a menudo cuando el niño se retrasa en esta adquisición, exigiéndosele que pronuncie correctamente las palabras: "Di sopa", "Di otra vez sopa", "Di carro", "Di otra vez", y así se le presiona a que repita una y otra vez. Pero, como el niño no ha llegado aún a la fase en que se encuentra en condiciones de repetir bien, se le presiona y exige demasiado; entonces no sorprenderá a nadie que luego no quiera hablar ya absolutamente nada.
¿Qué hacer entonces? Bueno, no hay otra cosa mejor que hablar con el niño, pero sin exigir o presionarlo a que hable, ya que muchos problemas surgen en este aspecto precisamente porque el adulto quiere, por fuerza, que las cosas se realicen como él desea, sin tomar en cuenta las posibilidades e inclinaciones reales del niño.
¿Cómo conseguir esto? Realmente no es difícil, sólo requiere paciencia y comprensión, debiendo para ello realizar lo siguiente:
• Nombrar con cierto énfasis todos los objetos y situaciones con los que el niño está en contacto.
• "Imitar" todas las emisiones fónicas de su niño (como guu, ta-ta, brr, etc.). Al escuchar los sonidos que usted emite, se sentirá estimulado a balbucearlos él mismo otra vez. De esta forma, poco a poco, el niño llegará a imitar cada vez más sus propios sonidos y de quienes lo rodean
• Los gestos que acompañan al sonido son especialmente apropiados para estimular el habla del niño. Por ejemplo:
* ti-ti : al ver a un carro
* pum : cuando algo se cae y explota
* ayy : cuando le duele algo
* puff : cuando algo huele mal
* miau : cuando ve al gato
* guau-guau, quiquiriqui, etc., cuando ve esos animales.
De ese modo se le incita a repetir o imitar. "Más tarde" se le va preguntando algo relacionado con cosas simples y de acuerdo a la edad del niño, por ejemplo: "¿Dónde está tu naricita? Aquí"; hasta que él solo diga: "Aquí," a la vez que se le va guiando la mano para que toque su nariz y decir "AQUÍ". De ese modo se estimula también la identificación de su cuerpo y otras cosas de su entorno, lo cual, además de producirle alegría, no conlleva el riesgo de cansarlos.
SABER ESCUCHAR
Cuando el niño es algo mayor no sólo es suficiente hablarle, sino también es importante saber escucharlo. El que sabe escuchar incita con su interés a su interlocutor a hablar. Además, el que escucha como debe
...