Cómo se ha entendido la Ética en Aristoteles, Kant y Tomás de Aquino?

Introducción

En el día a día de la vida se viven situaciones en las que debe aplicarse la ética, la cual es la ciencia de la consecuencia de nuestros actos, o lo que es moral. Esos actos, el hombre los realiza de modo consiente y libre, es decir que tiene un control racional de ellos y aplica un juicio de valor antes de tomar una decisión; ver si es éticamente bueno o éticamente malo. En algunas ocasiones a la hora de tomar decisiones pareciera como si no estuviéramos aplicando la ética que se supone cada uno de nosotros tiene. Necesitamos retomar el camino y luchar por ser los ciudadanos que lograrán cambiar el México que tenemos actualmente. Las personas que vamos a dirigir el país en un futuro, somos los estudiantes, por eso la importancia de tener bien arraigada la ética que se supone que hemos aprendido desde que éramos muy pequeños en casa, escuela, sociedad, etc., esta es una de las razones por las cuales se retoma con cursos en nuestras escuelas. Sin libertad la ética es imposible. La libertad humana abre la actividad práctica humana a la ética. De ahí que negar la libertad conlleve negar la ética. En esa apertura el hombre mejora o empeora. Sin ello, no habría ética. Pero mejorar o empeorar algo suyo indica que la persona puede sacar partido de su naturaleza, y que, en consecuencia, es superior a ella, a la par que irreductible a la misma. O si se quiere, si cada hombre es irreductible a la humanidad, es capaz de ser cada vez más hombre.

Sólo eleva su naturaleza (ética) quien la trata como naturaleza de la persona y para la persona. La naturaleza crece cuando entra en contacto con lo superior a ella. Lo superior a ella es la persona. Por eso la naturaleza humana crece especialmente cuando en el trato con los demás no perdemos de vista que son personas y que también nosotros lo somos.

La ética es una rama de la filosofía y es en Grecia antigua en donde podemos encontrar su origen. “La Ética a Nicómaco”, es el primer tratado de ética de Aristóteles que se basa en la afirmación de que todos los seres humanos buscamos la felicidad, esta premisa resulta cierta hasta nuestros días, de ahí que otra definición de la ética sea “el arte de ser feliz”. Decía Aristóteles que esa felicidad está basada en que todos los seres humanos desde que nacemos, tenemos una función única que cumplir y con ésta estamos orientados a explotar completamente nuestros potencialidades. Ponía después una pregunta para reflexionar; ¿Cuál es el bien más alto y más perfecto de los que puede alcanzar el ser humano?

Etimológicamente podemos encontrar una palabra que tiene el mismo significado que “ética”, y es “moral”. La palabra “ética” viene del griego “ethos” que significa hábito o costumbre y “moral” que viene del latín “mos” y significa lo mismo. Sin embargo son cosas diferentes, ya que la ética son los principios y valores que cada uno de nosotros vive y practica realmente; es como una reflexión teórica de la moral, y la moral es un conjunto de principios, criterios, normas y valores que son transmitidos por nuestros padres, sociedad, cultura y costumbres y nos hace actuar de cierta manera y nos permite saber qué hacer en una situación concreta. La moral y la ética se plantean cuestiones distintas. La moral trata de responder a la pregunta ¿qué debo hacer?; la ética con la reflexión filosófica trata de responder a preguntas del tipo ¿qué es la moral? ¿Cómo se aplica la reflexión a la vida diaria?

¿Cómo se ha entendido la Ética en Aristoteles, Kant y Tomás de Aquino?

Aristóteles consideraba que todas las acciones humanas se encaminaban a un fin último concreto; la felicidad. También decía que sólo son morales las acciones en las que uno puede elegir y decidir qué hacer con propia voluntad, sin ser acciones forzadas y si se actúa de modo correcto. La forma correcta de actuar depende del ámbito de acción y está pautada por las costumbres de la comunidad a la que se pertenece. Cuando se actúa de acuerdo con estas pautas, se vive bien y se es virtuoso. La ética de Tomás de Aquino sigue la línea aristotélica, aunque adaptada al cristianismo. Tomás de Aquino acepta las tres características de la ética aristótelica: intelectualismo, eudemonismo y carácter teleológico pero añadiendo elementos nuevos. Pero la perfecta felicidad depende finalmente en la visión de Dios. Coincide con Aristoteles también en los tipos de vitudes; virtudes intelectuales, virtudes morales y virtudes teologales, asi mismo Tomás de Aquino vuelve a coincidir con Aristóteles al considerar a las virtudes como hábitos son buenas acciones que llevarán a vivir correctamente. Por otro lado tenemos a Kant, y su ética recae en que la conciencia moral que propone no deriva ni de Dios, ni de las autoridades y sociedades humanas, tampoco depende de los sentimientos, preferencias o deseos de los individuos, sino en la razón. Se le crítica haber formulado una ética basada únicamente en la pura intención, cuestión que según los consecuencialistas, no resulta de provecho en la práctica ni para el individuo ni para la sociedad. La buena voluntad no es buena por lo que efectué o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto. La conciencia moral manda de modo absoluto.

Después de haber analizado diversas maneras y definiciones de la ética a través del tiempo y expuesta por personajes importantísimos, podemos decir que la mayoría de ellos coinciden con que la ética tiene un fin común…la felicidad. Y ésta la podemos obtener a través de nuestros actos o acciones, difícilmente cuando hacemos algo que sabemos que está mal, nos ponemos felices. Con esto quiero decir que al actuar de acuerdo a los valores y principios que a cada uno de nosotros se nos ha enseñado a través del tiempo, podemos alcanzar la felicidad y el buen vivir. Practiquemos la virtud y el deber, en nuestras acciones diarias. Demostremos que nosotros somos honestos aunque nadie nos vea, somos responsables aunque no obtengamos una calificación a cambio, somos respetuosos sin importar las burlas de nuestros “amigos”… Debemos empezar por nosotros mismos a cambiar la situación que está haciendo padecer a nuestro México, demostrar que si cada uno de nosotros cambia la actitud corrupta, deshonesta y llena de interés propio, podemos cambiar el país que tenemos ahora y así lograr tener una sociedad completamente diferente. Nosotros como estudiantes podemos empezar a influir desde nuestra casa, escuela, amigos, sociedad, etc. predicando con el ejemplo de nuestra conducta. Y cuando finalmente estamos trabando nos distingamos por ser unos excelentes trabajadores y que se nos tenga toda la confianza,

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