De La Esencia De La Verdad
Enviado por SaldarriagaKA • 31 de Agosto de 2014 • 1.307 Palabras (6 Páginas) • 181 Visitas
El concepto corriente de verdad
¿Qué se entiende ordinariamente por «verdad»? Este término tan noble y, sin embargo, tan usado, al extremo de carecer de sentido, designa aquello que constituye lo verdadero como verdadero. ¿Qué es lo que es verdadero? Decimos, «es un verdadero placer cooperar al éxito de esta empresa». Con lo cual queremos expresar que se trata en este caso, de un placer puro, real. La verdad es, por consiguiente, lo real. En este sentido hablamos del oro verdadero para distinguirlo del falso, pues este no es realmente lo que parece ser, sino solo una «apariencia», y es, por esta razón, irreal. Lo irreal queda entendido como lo contrario de lo real. Pero el cobre dorado es completamente algo real. A esto se debe que digamos más claramente: el oro real es el oro auténtico. Pero reales son ambos, el oro real no es ni más menos que el cobre dorado. La verdad del oro auténtico no puede, en consecuencia, estar garantizada por su simple realidad. Y reaparece la pregunta: ¿qué significa aquí ser «auténtico» y ser «verdadero»? El oro auténtico es lo real cuya realidad concuerda con lo que, de súbito y siempre, nos representamos al pensar en el oro. Diremos, por el contrario, en cuanto recelamos que nos las habemos con el cobre dorado: «esto no es admisible». Por el contrario, destacamos a propósito de lo que es «como debe ser»: «esto es admisible». La cosa está de acuerdo con lo que se estima que ella es.
Pero no llamamos solamente verdadero al goce real, al oro real y a todo cuanto merece esa denominación, sino que, todavía, y ante todo, denominamos verdaderos o falsos nuestros enunciados relativos al ente, el cual, por sí mismo, puede ser, según su naturaleza, auténtico o falso, tal o cual en la realidad. Un enunciado es verdadero cuando lo que él significa y expresa concuerda con la cosa juzgada. También en este caso decimos: esto es admisible. Entonces, lo que concuerda no es la cosa, sino el juicio.
Lo verdadero, ya se trate de una cosa verdadera o de un juicio verdadero, es lo que está en concordancia, lo que concuerda. Ser verdadero y ser verdad significan aquí: concordar entre sí y de una doble manera: primero, como acuerdo entre la cosa y lo que es presumible de ella, y, de inmediato, como concordancia entre la cosa y lo que es significado por el enunciado.
El doble carácter del acuerdo hace aparecer la definición tradicional de la esencia de la verdad: veritas est adaequatio rei et intellectus. Esto puede significar: la verdad es la ordenación de la cosa con el conocimiento. Pero esto se puede entender también: la verdad es la adecuación del conocimiento con la cosa. De ordinario, la definición citada no se expresa más que en la fórmula: veritas est adaequatio intellectus ad rem. Empero, la verdad así comprendida, o verdad del juicio, no es posible más que fundada en la verdad de la cosa, sobre la adaequatio rei ad intellectum. Ambas concepciones de la esencia de la veritas encaran siempre un «conformarse con» y conciben, pues, la verdad como conformidad.
Sin embargo, una de esas concepciones no procede simplemente de la conversión de la otra. Por el contrario, intellectus y res son pensados diferentemente en ambos casos. Para reconocerlo, es preciso conducir la expresión corriente del concepto formal ordinario de la verdad a su origen inmediato (medieval). La veritas interpretada como adaequatio rei ad intellectum, no expresa aún el pensamiento trascendental de Kant, que es posterior y sólo se hará posible a partir de la esencia humana como subjetividad, pensamiento según el cual «los objetos concuerdan con nuestro conocimiento»; sino que dimana de la fe cristiana y de la idea teológica según las cuales las cosas, en su esencia y en su existencia, en tanto en cuanto no son más que creadas, ellas corresponden a la idea previamente concebida por el intellectus divinus, es decir, por el espíritu de Dios.
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