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Denisse Dresser


Enviado por   •  9 de Junio de 2013  •  512 Palabras (3 Páginas)  •  531 Visitas

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MIRAR A MÉXICO CON MÁS HONESTIDAD

Alguna vez, el periodista Julio Scherer García le pidió a Ernesto

Zedillo que le hablara de su amor por México. Le sugirió que

hablara del arte, de la geografía, de la historia del país. De sus

montañas y sus valles, sus volcanes, sus héroes y sus tardes

soleadas. El expresidente no supo qué contestar. Hoy es probable

que muchos mexicanos tampoco sepan cómo hacerlo. Hoy

el pesimismo recorre al país e infecta a quienes entran en contacto

con él. México vive obsesionado con el fracaso. Con la victimización.

Con todo lo que pudo ser pero no fue. Con lo perdido,

lo olvidado, lo maltratado. México estrena el vocabulario

del desencanto. Se siente en las sobremesas, se comenta en las

calles, se escucha en los taxis, se lee en las pintas, se lamenta en

las columnas periodísticas, se respira en los lugares donde

aplaudimos la transición y ahora padecemos la violencia.

México vive lo que el politólogo Jorge Domínguez, en un

artículo en Foreign Affairs, bautizó como la “fracasomanía”: el

pesimismo persistente ante una realidad que parece inamovible.

Muchos piensan que la corrupción no puede ser combatida; los

políticos no pueden ser propositivos; la sociedad no puede ser

movilizada; la población no puede ser educada; los buenos

siempre sucumben; los reformadores siempre pierden. La luz al

final del túnel sólo ilumina el tren a punto de arrollar a quienes

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no pueden eludir su paso. El país siempre pierde. Los mexicanos

siempre se tiran al vacío desde el Castillo de Chapultepec

y no logran salir de allí. Por ello es mejor callar. Es mejor ignorar.

Es mejor emigrar.

En México, como diría Elías Canetti, los pesimistas son superfluos

y la situación actual demuestra por qué. Éstos son los

tiempos nublados de muertos y heridos. De poderes fácticos y

reformas postergadas. De priístas robustecidos y panistas divididos.

De ciudadanos que quieren vigilar el poder y de

partidos que abusan de él. Del sabotaje a las instituciones electorales

y del auto-sabotaje de la izquierda.Todos los días leemos

una crónica de catástrofes; una crónica de corruptelas; una

crónica de personajes demasiado pequeños para el país que

habitan.

México partido entre la “triste tristeza” de unos y la precaria

tranquilidad de otros. México dividido entre la cabizbaja confusión

de unos y la contundente certidumbre de otros. País que

alberga a quienes compran en Saks Fifth Avenue e ignoran a

quienes piden limosna en los camellones a unos metros de allí.

País que preserva su pasado pero también lo habita. Orgulloso

...

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